Derroche de gallardía
Roca Rey cortó una oreja y el palco le negó otra tras en una tarde de figura del toreo en la que se jugó el tipo y enardeció a los tendidos
Roca Rey hizo méritos más que sobrados para salir a hombros por la Puerta Grande y solo el presidente se lo impidió al considerar que no había petición mayoritaria tras la muerte del sexto. No mató bien a ninguno de sus toros, pero su actitud fue de primerísima figura del toreo, y había llegado a la plaza decidido a romper todos los moldes, a superar todas las dificultades, a jugarse la vida de verdad y demostrar por qué es el único que forma colas en las taquillas.
La excitación que produjo en los tendidos en su faena de muleta al último solo la puede protagonizar un torero dominador absoluto del escenario, con un poderío extremo, una firmeza descomunal y un convencimiento ilimitado en sus capacidades. Tuvo la valentía de enfrentarse al tendido 7, dispuesto a no reconocer sus méritos, y lo mandó callar. Mientras los ofendidos respondían con palmas de tango y los brazos en alto, el resto de la plaza animaba a Roca con gritos de “torero, torero”. La mayoría del público, puesto en pie y ebrio de emoción, siguió la labor del torero enardecido ante las muestras de valor del diestro peruano, que sufrió una espectacular voltereta de la que resultó milagrosamente ileso. Un feo metisaca dio paso a una media estocada y el doble trofeo que se había ganado por su entrega y pundonor quedó en una clamorosa vuelta al ruedo.
Roca Rey no es un exquisito, ni trazará nunca pinceladas de arte para el recuerdo imperecedero, pero es un torero que cautiva a la multitud con un pleno sentido del espectáculo, consistente en darlo todo en la cara del toro, y ofrecer cada tarde una muestra de una gallardía heroica.
Así lo hizo en su primero. Cuando tomó la muleta se dirigió al centro del anillo. Desde allí llamó al toro que acudió como una bala al encuentro del torero, quien lo recibió con dos ceñidos pases cambiados por la espalda que conmovieron a todos los presentes. Decidido a asustar a todo el que osara aguantar la mirada, Roca Rey se embraguetó con un animal de corto viaje, lo obligó a seguir el engaño y se ganó a la concurrencia con un derroche de valor, entrega y poderío.
Así viene a Madrid una figura del toreo; guste más o menos, es de justicia reconocerle las muchas virtudes que lo avalan y que, hoy, en Madrid las ha puesto sobre la mesa con un desprecio absoluto a su integridad física. No ha salido por la Puerta Grande, pero el premio se lo ganó con suficiencia.
No fue este el caso de El Juli, el catedrático que ha dictado lecciones magistrales otras tardes, y que hoy, con el lote más apropiado, no ha tenido su día. Habrán sido los biorritmos o que, sencillamente, no lo ha visto claro, pero la imagen que ha ofrecido ha sido la de un torero sin ambición, técnico y sobrado como siempre, pero tristón, con las ideas alborotadas, sin encontrar el camino adecuado, con dos faenas muy desiguales, intermitentes, sin remontar el vuelo ninguna de las dos. Y los dos toros, bravos en los caballos, y perseguidores en banderillas, le ofrecieron posibilidades para el triunfo. Pero El Juli, hoy, no ha tenido su día.
Y Talavante se llevó el lote menos lucido. Sosos los dos toros, a los que recibió en ambos casos con templadas verónicas, y algunos muletazos, en especial, por naturales tuvieron hondura. Pero no hubo sensación de una labor rematada y sentida.
La tarde fue de Roca Rey. Si hubiera varios toreros como él, con esa arrolladora capacidad para cautivar a los tendidos, nadie tendría motivos para hablar de crisis en la fiesta de los toros.
¿Los toros? Victoriano del Río ha salido con bien esta tarde. Desigualmente presentada la corrida, muy astifinos los dos primeros, los toros han cumplido en varas, primero y cuarto han destacado por su encastada nobleza, el lote de Roca ha ofrecido espectáculo y solo los dos de Talavante han estado por debajo de lo esperado.
Del Río/El Juli, Talavante, Roca Rey
Tres toros de Victoriano del Río y tres de Toros de Cortés (1º, 3º y 4º), desiguales de presentación, cumplidores en varas y nobles; primero y cuarto y sexto, bravos y encastados; segundo, tercero y quinto, bravucones y sosos.
El Juli: estocada trasera y caída (palmas); media tendida, dos descabellos _aviso_ y tres descabellos (ovación).
Alejandro Talavante: pinchazo y estocada (silencio); estocada tendida (silencio).
Roca Rey: _aviso_ estocada, un descabello _2º aviso_ y un descabello (oreja); metisaca, _aviso_ y media estocada (petición mayoritaria y vuelta al ruedo).
Plaza de Las Ventas. 11 de junio. Corrida In memoriam de José Cubero Yiyo, por el que se guardó un minuto de silencio. Lleno de ‘no hay billetes’ (22.964 espectadores, según la empresa).
Babelia
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