El final del gran filósofo Gianni Vattimo: ¿víctima de la justicia o de un asistente manipulador?
El pensador se enfrentó en su última etapa a los jueces que acusaban a su pareja de manipularlo para expoliar su patrimonio
Una de las últimas apariciones públicas de Gianni Vattimo, el gran filósofo italiano, creador de la teoría del pensamiento débil, fallecido el martes a los 87 años, fue en una rueda de prensa organizada en su casa en julio de 2022 que no tenía nada que ver con la filosofía. El motivo era comentar la sentencia judicial con la que el Tribunal Supremo le retiraba el tutor que hasta entonces administraba sus bienes por orden de un juez. Y ofreció algunas declaraciones de cara a otro juicio, entonces en curso, contra su asistente y pareja, Simone Caminada, de 38 años y origen brasileño, por presuntamente manipularlo para quedarse con su patrimonio. Ese proceso concluyó el pasado febrero con una condena en primera instancia a dos años de prisión contra su compañero.
Para la justicia, el pensador, una de las mentes más brillantes del siglo XX, se convirtió en la parte final de su vida en una víctima inconsciente del hombre con el que pasó sus últimos 14 años, según los jueces, un presunto depredador del patrimonio económico y cultural de Vattimo. Aunque el propio filósofo siempre rechazó esta tesis. La cuestión del testamento abre ahora un capítulo póstumo que se perfila turbulento.
El tribunal de Turín comenzó a investigar en 2018, después de que un grupo de amigos de Vattimo, entre los que se encuentra la geriatra que lo atendía, presentaran una denuncia formal contra su asistente, preocupados por la salud física y psicológica del pensador. A partir de ese momento, la vida privada del filósofo se convirtió en un asunto de dominio público y quedaron al descubierto sus debilidades humanas y corporales. Desde entonces se han sucedido diversos procesos judiciales, por la vía civil y por penal, que han sido largos y farragosos, con acusaciones cruzadas entre personas del entorno del filósofo y su pareja. Las distintas sentencias resultan contradictorias. A Vattimo le nombraron y más tarde retiraron diferentes tutores para administrar su patrimonio en varias ocasiones.
Es complicado clarificar si los magistrados se inmiscuyeron en la intimidad de Vattimo y coartaron su libertad para amar y decidir o si realmente Simone Caminada se aprovechó de su vulnerabilidad para expoliar su patrimonio. El filósofo, uno de los pensadores más relevantes de la posmodernidad, siempre defendió su lucidez a la hora de elegir sus compañías y gestionar sus bienes. En la sentencia condenatoria, el juez, que utilizó incluso escuchas telefónicas como prueba, considera que Caminada se mostraba “cariñoso” en público con el filósofo “para acreditarse ante los demás como una figura sinceramente protectora y emocionalmente implicada”. Y lo pinta capaz de crear en privado “crueles momentos de frialdad” cuando el pensador “se mostraba poco dispuesto a seguir sus deseos”. El juez alega que Vattimo no estaba en condiciones de comprender “la naturaleza tóxica de la relación” que mantenía con su asistente.
A pesar de las acusaciones y de la condena, Vattimo nunca se separó de su ayudante. “Nunca he dudado de él. Si le condenan, no me alejaré de él”, dijo cuando declaró. En las semanas previas al veredicto, ambos presentaron una petición para celebrar una unión civil, ya que el matrimonio homosexual no está permitido en Italia, pero los jueces bloquearon los trámites.
Un compañero de vida
La pareja se conoció en 2010. Por aquel entonces, el filósofo, un alma inquieta de la izquierda, era miembro del Parlamento Europeo y contrató al joven Caminada primero como chófer y luego como asistente. Caminada pronto se instaló en un piso de la vía Po turinesa que se comunicaba con el de Vattimo. Pasó de ayudarle en todos los trámites cotidianos a convertirse en un compañero de vida. Los sumarios de las investigaciones recorren con detalle la historia entre ambos y describen al brasileño como “un aprovechado y manipulador” que “indujo a Vattimo a llevar a cabo actuaciones perjudiciales para su patrimonio y sus posibles herederos”, como transferencias realizadas a la madre del ayudante por importes superiores a su remuneración mensual y gastos “injustificados” por valor de 60.000 euros.
Los investigadores señalan también que Caminada obligó al escritor a suscribir un seguro de vida de 415.000 euros del que él era beneficiario en un 40%, así como un testamento en el que le nombraba heredero disponiendo a su favor relojes, obras de arte, cuadros y otros objetos de valor, entre ellos un cuaderno que perteneció a Fidel Castro.
Gianni Vattimo justificó ante los jueces las transferencias económicas como muestras de generosidad y altruismo. “He disfrutado de la vida hasta que he tenido algunos problemas de salud. Y he ayudado a la gente que me rodeaba a estar bien”, dijo. Y reafirmó que siempre acordó con su ayudante la gestión de su patrimonio. También consideró que el juicio era una injerencia en su propia intimidad. Y fuera de los tribunales habló abiertamente de “persecución judicial”. Poco antes de morir, cuando se encontraba ingresado en estado grave en un hospital de Turín, la magistratura volvió a actuar y nombró a un tutor para que se ocupara de tomar decisiones sobre el tratamiento médico del filósofo.
Cuentas bloqueadas
Tras su fallecimiento, la cuestión de la herencia se presume espinosa. En entrevistas a diferentes medios italianos, Caminada ha señalado que él es el “heredero universal” en el testamento del filósofo, aunque las cuentas por el momento están bloqueadas a la espera de que demuestre que es el beneficiario legítimo. El asistente ha cargado de nuevo contra los magistrados y ha sugerido que sus acciones acabaron por consumir al filósofo. “Vattimo dejó de comer y de beber porque ya no quería luchar. Cuando se enteró de que querían volver a bloquear sus cuentas, se dejó ir”, ha dicho en una entrevista reciente con el diario La Repubblica, antes de subir a un potente todoterreno negro, un Jaguar conducido por un chófer, para acudir, según sus palabras, a una cita “con el director que está haciendo el documental sobre mí”.
La Fiscalía ya se había incautado de dos testamentos de Vattimo: uno fechado en julio 2018, en el que el filósofo dejaba a Caminada solo una parte de la herencia, otra iba a su exmujer Martine Tedeschi, y el 50% de la casa de Turín. Y otro testamento datado en septiembre del mismo año en el que ya dejaba todos sus bienes a su asistente.
Martine Tedeschi, prima de Carla Bruni, estuvo casada con Vattimo entre 2010 y 2022, aunque en realidad nunca estuvieron juntos. Al parecer, según contó hace unos meses al diario Il Corriere della Sera, el filósofo le propuso que se casaran para poder legarle sus bienes, ya que ella es hija de una querida amiga del pensador, ya fallecida, y a pesar de pertenecer a la alta burguesía turinesa, atravesaba dificultades económicas. “Un día me dijo que no quería que se perdieran sus posesiones y, como no tenía a quién dejarlas, me propuso que nos casáramos, pero que siguiéramos con nuestras propias vidas”, ha relatado Tedeschi, que se casó con el filósofo en Francia, para que el enlace pasara más desapercibido. Después se divorciaron para que él pudiera unirse con Caminada.
En aquella rueda de prensa desde el salón de su casa, Caminada cargó también contra el círculo de amistades que antes rodeaba al filósofo “solo para sacarle dinero”, mientras enumeraba cifras, fechas, mostraba documentos que al parecer certifican su propia inocencia y relataba todo lo que había hecho por el filósofo: “Le he salvado la vida porque el verano pasado hacía 40 grados y le llevé a la montaña: si hubiera sido por los magistrados, habría muerto. Solo tengo que agradecer la humanidad del dueño del hotel, porque no teníamos dinero para pagar”, aseguró, ya que sus cuentas estaban paralizadas.
El filósofo, ya muy enfermo, escuchaba en silencio, asentía de vez en cuando y, con gran dificultad, respondía también a algunas preguntas contundentes.
— “¿Confía en él?”, le preguntaron en la rueda de prensa.
— “Bastante”, respondió en voz baja, evidentemente cansado, para luego agregar un “sí” más decidido. Preguntado por el porqué, respondió: “Bueno... simplemente confío en él”.
La vida sentimental de Gianni Vattimo estuvo llena de dolor. Su pareja, Giampiero Cavaglià, fue uno de los primeros en morir de sida en 1991. Otro de sus compañeros, Sergio Mamino, murió de cáncer de pulmón en 2003.
Babelia
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