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Hallado en un proyectil el amenazador mensaje que las tropas de Julio César enviaron a las de Pompeyo

Una pieza de plomo con la palabra César desvela que los temidos honderos íberos se habían aliado con el dictador romano para acabar con su enemigo

Proyectil con las inscripciones Ipsca y César hallado en Montilla.
Proyectil con las inscripciones Ipsca y César hallado en Montilla.AYUNTAMIENTO DE BAENA
Vicente G. Olaya

En 2019, un agricultor de la provincia de Córdoba encontró en sus tierras un proyectil de plomo con forma almendrada que incluía dos inscripciones, una a cada lado del objeto. Expertos de la Universidad Autónoma de Madrid, el Museo Histórico de Baena y el Municipal de Cabra, en Córdoba —Javier Moralejo Ordax, José Antonio Morena López, Antonio Moreno Rosa y Jesús Robles Moreno― lo han estudiado ahora y han descubierto que, gracias al contenido de las inscripciones, se trata de un unicum, término que designa en arqueología un objeto sin igual conocido. De hecho, es la primera vez que se encuentra un proyectil de plomo (glans) con el nombre inscrito de Julio César y también es la primera que se descubre en este tipo de ejemplares el nombre del oppidum íbero (asentamiento fortificado en altura) Ipsca. La glans ( o glande), que pudo haber alcanzado su objetivo en virtud de los daños que presenta, contenía un mensaje implícito: “El pueblo de Ipsca es leal a la causa de Julio César contra Pompeyo”, o quizás: “Ipsca fabricó los proyectiles de las tropas cesarianas contra las pompeyanas”. Los honderos íberos eran temidos por su mortal efectividad.

La glans ahora hallada tiene una longitud de 4,5 centímetros y pesa 71,1 gramos. Fue fabricada con un molde de arcilla bivalvo y su estado de conservación es bueno, aunque presenta algunos golpes. Uno de ellos podría deberse a su impacto contra alguna superficie dura cuando fue utilizado. Las dos inscripciones fueron practicadas en el molde, de modo que, una vez solidificado el plomo, quedasen en relieve sobre el cuerpo de la munición. Este tipo de armas resultaban mortales debido a la velocidad que alcanzaban, que producía un “impacto súbito y poderoso que a menudo podía perforar un casco y a cierta distancia provocaba la muerte”.

Considerando el lugar del hallazgo, las inscripciones que incorpora, la presencia de otros ejemplares similares, pero anepígrafos (sin inscripción) en los alrededores y patrones de análisis como su peso y rasgos formales, el proyectil se atribuye a las campañas que protagonizaron, entre el 48 y el 45 a. C., las tropas cesarianas y pompeyanas en suelo hispano por el control de Roma en los últimos tiempos de la República. Esta es la cronología propuesta en el estudio En torno al bellum hispaniense y las glandes inscriptae de Hispania. Un nuevo proyectil con inscripción cesariana procedente de Montilla, publicado por la revista Zephyrus.

En las llamadas glandes inscriptae o proyectiles con inscripción, los romanos solían grabar el nombre de las unidades militares que las fabricaban y lanzaban (Legio XIII, por ejemplo) o los nombres de los responsables de algunas de las unidades legionarias (M. Casius Scaeva). En otros casos, se hacía referencia a las ciudades o pueblos que participaban en las batallas, siendo las más comunes las menciones de los grandes generales del periodo como Pompeyo Magno, Sertorio u Octaviano, que empleaban estos proyectiles como soporte de mensajes propagandísticos en las guerras entre romanos.

En la península Ibérica los más abundantes son los que aluden a Pompeyo y a Sertorio. “Su intención política era evidente y el mensaje estaba destinado más a las tropas propias que al enemigo. Los epígrafes sobre los proyectiles eran un medio muy eficaz de materializar de manera escueta y concisa una idea política que podía alcanzar un gran número de receptores y reforzar los lazos de cohesión de las tropas con sus generales”, afirman los autores del estudio.

El proyectil de Montilla incluye, por lo tanto, dos mensajes; el nombre del oppidum que se vio involucrado en la campaña bélica (Ipsca) y el del general al que apoyaron (César). Es la primera vez que se halla una glans con el topónimo Ipsca, que corresponde, sin duda, a un asentamiento bien documentado en las fuentes literarias y epigráficas, que luego devendrá en municipium ya en época romana. “Es la primera mención explícita a una ciudad de este periodo en Hispania en el corpus de glandes inscriptae conocido hasta la fecha. A ello cabe añadir que es, cronológicamente, la primera mención epigráfica que existe de la ciudad”, se lee en el estudio.

Proyectiles con la inscripción Caesar (César) son bien conocidos en suelo itálico, pero estos, por el tipo de inscripciones que incorporan y los contextos de hallazgo son ejemplares fechables entre los años 41 y 40 a. C., y se deben atribuir al Cayo César Octaviano (más tarde el emperador Augusto), que había tomado el gentilicio de su padre adoptivo, César, y lo hacía valer entre sus tropas en sus enfrentamientos con Marco Antonio.

Pero en Jaén se halló también un proyectil de doble inscripción que incluía en este caso dos palabras: accipe y, quizá, Cae(sar?), en caso vocativo. Por lo tanto, los proyectiles jiennense y montillano “son los dos únicos en los que podría aparecer mención epigráfica explícita a Cayo Julio César, que es el único que podría ser nombrado de este modo en el contexto y el ambiente del período de las guerras civiles entre Pompeyo y el propio César”.

“Cómetelo, César”

Sin embargo, el imperativo accipe significa en latín “recíbelo o toma, que unido al vocativo Caesar viene a significar “´tómalo, César”. “Para la traducción del término optamos”, dicen los especialistas, “por algo más vulgar en español que sería ‘cómetelo, César’, que refleja mejor a nuestro juicio el espíritu original del mensaje”. Se trata de un amenazante proyectil pompeyano, no cesariano.

En cambio, en el glande encontrado el Montilla el mensaje resulta completamente diferente. “Parece claro que la ciudad de Ipsca y sus habitantes estaban deliberadamente alineados con el bando cesariano y se preocupaban por reflejar esta alianza política en la munición de sus cuerpos de honderos. Las dos inscripciones plasman de manera muy específica la vinculación entre César y la ciudad íbero-romana y sugieren que se habría producido un enfrentamiento entre cesarianos y pompeyanos en la zona de Montilla, a solo 19 kilómetros en línea recta al suroeste de la propia Ipsca”.

Ipsca es conocida tanto por la epigrafía como por la toponimia que se ha conservado y su ubicación, junto al cortijo de Izcar en el término municipal de Baena, no plantea ninguna duda. “La inscripción atestigua que el municipium de Ipsca Contributa estaba alineado con la causa cesariana. De esta forma, se perfila la imagen de un núcleo urbano que, a pesar de estar rodeado de ciudades fieles a Pompeyo como Ucubi, Ategua o Torreparedones, se mantiene fiel a César”. Eligieron bien. César ganó la guerra.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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