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Emilio González Ferrín, historiador: “No hubo una conquista islámica en la Península Ibérica”

El doctor en Estudios Árabes recibe una de las Medallas de Oro del Círculo Intercultural Hispano Árabe y defiende que “el islam todavía no existía” en el año 711

El doctor y profesor de Islamología Emilio González Ferrín, en el Rectorado de la Universidad de Sevilla.
El doctor y profesor de Islamología Emilio González Ferrín, en el Rectorado de la Universidad de Sevilla.Alejandro Ruesga
Ángeles Lucas

El doctor e islamólogo Emilio González Ferrín (Ciudad Real, 58 años) lleva inmerso casi dos décadas en negar la invasión islámica de la península Ibérica en el 711. “No sabemos lo qué pasó. Lo que sí sabemos es lo que no pasó. Lo que no pasó es que hubo una conquista en nombre de un poder extranjero o algo adjetivado como islámico o musulmán, porque el islam todavía no existía y porque no hay constancia de que pasara”, expone. Su tesis, desarrollada en Historia General de Al Ándalus en 2006 (Almuzara), desvirtúa por ende la reconquista cristiana y replantea así la Historia de España y lo que es considerado español.

Defender esta propuesta le acarrea vivir en una vorágine de polémicas contra medievalistas, pero también arrastra una corriente de colegas que reflexionan sobre su investigación. Acaba de recibir una de las Medallas de Oro del Círculo Intercultural Hispano Árabe en Casa Árabe y está en plena promoción de su último libro ¿Qué es el islam? (Senderos). Ha formulado esta pregunta a 450 personas, la mitad educadas en la religión y la otra mitad no. Y ha dedicado el libro a Salman Rushdie y Mahsa Amini “para que el islam prefiera ser representado por ellos”. Atiende en el rectorado de la Universidad de Sevilla, donde imparte clases y ha participado en las protestas propalestinas.

Pregunta. ¿Qué pasó en el 711?

Respuesta. Tengo la hipótesis de una larguísima guerra civil peninsular porque las crónicas latinas desde el 400 al 600 hablan de gente del norte de África en la península Ibérica en un permanente flujo de ideas, personas y bienes. Era la herencia de Roma. Cuando uno va a la ciudad sevillana de Itálica o a Leptis Magna (Libia), donde acabo de estar, se ve que las grandes ciudades de Roma están en el sur. Había lo mismo allí que aquí. Lo que creo que se hizo en el 711 es agrupar toda una corriente que llevaba pasando durante siglos. El paradigma es entender el islam como sistema comercial, no como imperio. No había una capital. Había como sucursales. El Califa de Bagdad nunca mandó más allá de Egipto, jamás.

P. Es el sur de Europa visto como el norte de África.

R. Hay ADN de los mauris, que son los moros, desde la época del Imperio romano. Y hasta el año 800, con la fundación de la ciudad de Bagdad, no existe el islam. Los que nos dedicamos a su origen no le damos ninguna importancia al 711, pero en España, la base del nacionalcatolicismo es la reconquista. Y sin conquista no hay reconquista, y ya es un tren ideológico al servicio de una interpretación histórica.

Sin conquista no hay reconquista, y ya es un tren ideológico al servicio de una interpretación histórica”

P. ¿Cuál es la prueba más irrefutable de su tesis?

R. Las únicas pruebas que lo argumentan son unas monedas en las que dice Muhammad Rasul Allah y eso puede significar “bendito el que viene en nombre del Señor” o “Mahoma es el enviado de Dios”, pero sin implicar una religión nueva.

P. Pero hasta el momento se ha dado por válido.

R. Todo lo que se sabe sobre el origen de Al Ándalus es una narración restrospectiva. Lo que ocurre es que se juega mucho todo aquel que lleva años dando clases sobre eso. Incluido yo antes, pero bueno, la ciencia está para refutarla.

P.¿Cuál es su balance ahora?

R. Jamás me darán la razón, pero en 20 años se estudiará que no hubo una conquista islámica en la península Ibérica.

P. ¿Qué implicaciones políticas tiene su posición?

R. Cuando la sucesión en la jefatura del Estado de España se basa en el Principado de Asturias, se está institucionalizando una tradición que es mentira, y es que España se forjó desde el norte. Todo lo que ocurrió en la vida cultural española desde los fenicios entró por Oriente y por el sur. Yo no hablo de la España como Estado, hablo de la territorial. El emir de Córdoba es la primera persona que utiliza el título de rey de España en la Península como Rex Hispania a mediados del IX. ¡Y está en latín! Es que todavía el árabe no es una lengua que se pueda codificar para usos sofisticados. Lo será después.

P. Pero lo español también se construye desde el norte.

R. Basar el origen de España en Asturias, en las Asturias latinas y cristianas, es una falacia. Porque cuando España se arabizó, Asturias y Cantabria ni estaban latinizadas ni estaban cristianizadas. Esa zona tiene la influencia del cristianismo francés de Cluny con Carlomagno. Y a partir de ahí se implanta una memoria colectiva, es como un injerto de pelo. Se inventa la cruz de la Victoria, que es del año prácticamente 1000, pero se dice que era la cruz del Pelayo y se construye todo un andamio mitológico para la idea de España que se refuerza ideológicamente en el siglo XIX, cuando se conquista Marruecos, y se hace ver que nosotros estamos respondiendo a lo que hicisteis vosotros antes [los árabes].

P. La implicación política es total.

R. Completa. Es empezar a decir que la reconquista no existió como concepto, que la toma de Granada fue expulsar a españoles, que la expulsión de los judíos fue expulsar a españoles... Es entender la historia como continuidad, y no como una centrifugadora. Aquí se está echando siempre a todo el mundo porque hay una idea previa de ser español, cuando lo lógico es definir a los españoles como la gente que vive en España. Fíjate la implicación que tiene eso hoy día.

Lo lógico es definir a los españoles como la gente que vive en España”

P. ¿Y qué se ha encontrado más llamativo por su camino?

R. Que el mayor medievalista francés, Pierre Guichard, me dijo en un congreso: “No puedes seguir así, estás anteponiendo la lógica al sentido de la historia”. Y pensé: pues me acabas de dar mi epitafio.

P. ¿Se ha sentido solo?

R. Sobre todo al principio, no sé qué habría sido de mí si no hubiera escrito el libro siendo ya funcionario. Me habrían echado en media hora. Hubo uno que pidió que no me renovaran el contrato, pensando el pobre que era renovable.

P. ¿Cómo ve la enseñanza y difusión de la historia de Al Ándalus?

R. Observo algo que me resulta un poco vergonzoso. Los profesores de instituto están más interesados en la novedad que mis propios colegas. Una chica en un instituto hace unos meses me preguntó: “¿Y lo que tú enseñas, cuando va a aparecer en los libros de Historia?”. Y yo le dije: “Cuando tú lo escribas”.

P. ¿El estudio de esta época ha tenido la dimensión que se merece?

R. No. Debería tener mucha más presencia porque hay elementos de la vida cotidiana del Renacimiento europeo que provenían de la vida andalusí como el libre pensamiento en Filosofía, el antropocentrismo en la literatura o el aparataje científico de los astrolabios y observatorios, que Johannes Kepler tenía en su despacho y todos eran árabes. Alfonso X El Sabio hace la gran traducción de los libros de Medicina, de Física, de Astronomía del árabe. Había una conciencia en la Edad Media de que la cultura estaba en árabe y eso no se traslada en los libros de Historia.

P. ¿Cómo se configuran los libros de historia?

R. Siguen un modelo romántico de una religión, un territorio, una nacionalidad. De te voy a enseñar la Historia a través de nombres propios y de fechas, y sobre todo nombres propios masculinos.

P. Matice nombres de hombres.

R. El patriarcado en la historia medieval es impresionante. Yo no he visto nunca a nadie que a la hora de estudiar la repercusión que pueda haber tenido el género en nuestra historia hable de la princesa Wallada de Córdoba, que está a la altura de Virginia Wolf en su forma de escribir. Se pasa por el forro todas las convenciones sexuales culturales de su época y nadie le puede toser porque es una mujer perfectamente empoderada. Y su gran rival era una a la que ella había criado. Eran dos mujeres llevando a la vida cultural de un califato en ruinas porque se acababa de destruir. Nunca se ha aprovechado la historia de Al Ándalus para lo que después implicó una sociedad mucho más moderna

P. ¿Qué otras líneas de investigación ve reseñables?

R. El mundo árabe contemporáneo lleva 30 años a la deriva. Está pensando en términos medievales y tiene que ser combatido intelectualmente. Es fundamental recuperar lo que fue verdaderamente su libre pensamiento. Tienes que decirle al árabe, a la árabe, que durante la Edad Media fueron la civilización de guardia del mundo y que hay algo de lo que sentirte orgulloso, no simplemente leer el Corán.

P. ¿Cómo diferencia los términos islam, musulmán y árabe?

R. El islam con minúsculas es la religión, y su adjetivo es musulmán. El Islam con mayúsculas es la civilización, y su adjetivo es islámico. Y lo árabe es un idioma y una cultura.

P. ¿Qué es el islam?

R. El islam, tal y como yo lo defino, es la apertura del pueblo elegido. Es la agrupación de todos los judeocristianismos de la antigüedad tardía. Es decir, después del Concilio de Nicea, que fue el que estableció el credo cristiano, hubo muchos judíos y muchos cristianos de muchas comunidades desconectadas en Oriente Medio que nunca pensaron que Jesús fuera hijo de Dios. Todos hablaban árabe, por lo tanto, es la arabización del monoteísmo. El verdadero problema es haber creado en la Edad Media, mucho después del nacimiento del islam, una alteridad completa, el otro. Si hay una tradición es judecristianomusulmana. Es fundamental entender que el judaísmo y el cristianismo son dos religiones orientales. Surgen en el mismo sitio que el islam y se expanden igual.

P. ¿Estarían al mismo nivel?

R. Al mismo nivel. De hecho, teológicamente probablemente es la primera. Porque el islam dice de sí mismo que nace en el comienzo de los tiempos y es la más primitiva en su forma de entender a Dios, porque está muy lejos. El judaísmo establece que tenemos una alianza con Dios, y el cristianismo ya se pega y dice que somos hijos de Dios. En el islam el ser humano está completamente sometido por el destino. Si tú naces en Suiza y hay un manzano, tienes más o menos un seguro de vida, pero en el desierto, la naturaleza no es madre, es madrastra. El desierto en la expresión local es la espalda del infierno. Entonces, tú necesitas crear una relación con un Dios para el cual tú eres una hormiga. Es decir, sin margen de actuación. Lo único que puedes hacer es ser bueno y salvarte, pero tú no puedes cambiar el entorno. El gran logro de la religión cristiana es que hay una forma de retar a Dios.

P. ¿Cómo ve la situación en Palestina?

R. Desde la universidad hay que pegar fuerte ahí. Porque ya está bien de esencialismo genético. Diga lo que diga el tribunal de la Haya los palestinos están siendo asesinados por ser palestinos. Por lo tanto, hay un genus a destruir, que es ser palestino, y a eso se llama genocidio.

¿Puedo hacer una crítica final?

P. Diga.

R. A mitad del siglo XIII, Alfonso X el Sabio ordenó que en Sevilla hubiera estudios superiores del árabe para lo moderno y del latín para lo clásico. Este año es la primera vez que no se va a ofertar el grado de Estudios Árabes en la Universidad de Sevilla. Esto tiene su origen en el Gobierno de Aznar cuando eliminó unas becas para estar un par de años en el mundo árabe. La reclamación es que Asuntos Exteriores vuelva a establecerlas. Tenemos que hacer ver que hay algo intelectual detrás del mundo árabe, lo hemos abandonado. Los gobiernos europeos deben establecer liguillas de fútbol con el mundo árabe, ciclos de cine, intercambios de estudiantes, humanizar lo que ahora simplemente son delegaciones diplomáticas. Lo árabe se está convirtiendo en objeto de economistas, sociólogos, antropólogos, criminalistas que se dedican al yihadismo...

P. ¿Conocer lo árabe disuadiría el yihadismo?

R. La radicalización y la creación del yihadismo no es la herencia del Corán, es la herencia de los grupos que tenía la Unión Soviética en África y Oriente Medio. Hace 30 años no había apenas velos por el mundo árabe, por lo tanto, no es tradición, es revolución. Fíjate lo que implica decir que el islam no se expandió por las armas y por la conquista. Fíjate si un niño musulmán se entera de que su religión fue una revolución ética igual que el cristianismo. Pero si desde pequeñito le dicen que Mahoma fue un hombre de Estado que mandó a los generales, él entiende que la violencia es consustancial a su cultura, por eso hay que racionalizar la tradición árabe.

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Sobre la firma

Ángeles Lucas
Es editora de Sociedad. Antes en Portada, Internacional, Planeta Futuro y Andalucía. Ha escrito reportajes sobre medio ambiente y derechos humanos desde más de 10 países y colaboró tres años con BBC Mundo. Realizó la exposición fotográfica ‘La tierra es un solo país’. Másteres de EL PAÍS, y de Antropología de la Universidad de Sevilla.
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