_
_
_
_

El ingreso de Eça de Queiroz en el Panteón Nacional de Portugal pone fin a una batalla judicial por la sepultura de sus restos

El escritor luso, que dejó uno de los grandes legados literarios del XIX, nació “de madre desconocida” en 1845 y acabó ”en el lugar de los inmortales”

Los restos del escritor portugués José María Eça de Queiroz (1846-1900) ingresaron en el Panteón Nacional, en Lisboa, este miércoles.
Los restos del escritor portugués José María Eça de Queiroz (1846-1900) ingresaron en el Panteón Nacional, en Lisboa, este miércoles. Carlota Ciudad (EFE)
Tereixa Constenla

La vida del escritor portugués Eça de Queiroz comenzó en la clandestinidad en Póvoa do Varzim en 1845, nacido de “madre desconocida”, y, de alguna manera, acabó este miércoles en el Panteón Nacional, en Lisboa, rodeado de otros grandes de la historia de Portugal. Aunque su existencia biológica concluyó en 1900, sus restos han peregrinado por varias ubicaciones hasta llegar a la iglesia de Santa Engracia, donde las principales autoridades del Estado le han rendido un homenaje que puede considerarse un punto final. El autor de Os Maias llegó adonde tenía que llegar, “el lugar de los inmortales”, en palabras del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa.

Eça de Queiroz reposará a partir de ahora junto a otros portugueses que protagonizaron la política o la cultura, entre otros, una fadista (Amália Rodrigues), un futbolista (Eusebio) y un general asesinado por combatir la dictadura (Humberto Delgado). Una compañía de glorias indeseables, para algunos miembros de la familia del escritor que se oponían al traslado y que fracasaron en su intento de vetar la mudanza en los tribunales, como defendían la mayoría de los 22 bisnietos. En junio de 2024 la justicia zanjó la cuestión y avaló la propuesta de la Fundación Eça de Queiroz, que retomó la organización de una ceremonia que había tenido que aplazarse en 2023.

En la sesión institucional han participado el jefe del Estado, el primer ministro Luís Montenegro y las máximas autoridades del país. Durante una larga ceremonia, actores y académicos leyeron pasajes de sus obras más célebres como El crimen del padre Amaro o As Farpas, mientras una guardia de honor escoltaba el ataúd. En mitad de la pompa, el escritor y presidente de la Fundación, Afonso Reis Cabral, recordó que Eça de Queiroz “llega al Panteón llevado a hombros por la gente que tanto le ha leído, tanto le lee o leerá”. “Continúa siendo leído en el siglo XXI, traducido, estudiado por los académicos, pero también ha sido caricaturizado, llevado al teatro, convertido en estatua e incluso figura pop; es la prueba de la posteridad”, destacó.

Los restos del novelista dieron algunos tumbos. Durante nueve décadas estuvo en el panteón de sus suegros, los condes de Resende, en el cementerio del Alto de São João de Lisboa, pero el deterioro llevó a la familia a trasladarlos en 1989 a una tumba en Santa Cruz do Douro, en el municipio de Baião, donde se había rehabilitado una quinta que se convirtió en sede de la Fundación Eça de Queiroz. “Este justo homenaje ya podría haber ocurrido hace años, teniendo en cuenta que estuvo en una sepultura provisional durante casi cien años”, declaró la ex ministra de Cultura y especialista queirosiana, Isabel Pires de Lima, a la cadena RTP.

El autor Jose María de Eça de Queiroz, en una fotografía cedida por la Fundación Eça de Queiroz.
El autor Jose María de Eça de Queiroz, en una fotografía cedida por la Fundación Eça de Queiroz.Fundación Eça de Queiroz

Eça de Queiroz murió a los 54 años en París, donde era cónsul. A pesar de su labor como diplomático, tuvo tiempo de crear uno de los mejores legados de la literatura portuguesa del XIX. “Es suya la idea del país que aún tenemos”, destacó su bisnieto Afonso Reis Cabral. “Es el escritor que nos descubre nuestros vicios y el que mejor denuncia nuestros defectos colectivos”, subrayó el presidente de la Asamblea de la República, José Pedro Aguiar-Branco.

La sátira fue uno de sus rasgos, que cultivó tanto en escritos periodísticos como en tertulias como la formada por el grupo Vencidos por la Vida, donde se integraron algunos de los intelectuales más brillantes de aquel siglo como el historiador Joaquim Pedro Oliveira Martins o el escritor José Duarte Ramalho Ortigão, con quien escribió El misterio de la carretera de Sintra, publicado como cartas anónimas en el Diário de Notícias durante el verano de 1870.

El propio Eça de Queiroz fue un personaje repleto de contradicciones y extravagancias. Vestía como un dandi y vivía por encima de sus posibilidades mientras le recomendaba a su esposa, Emília de Castro, que fuese tacaña. “Los tiempos son sombríos, la avaricia es un deber, una imperiosa necesidad”, le urgía por carta en 1898. Entretanto el escritor seguía eligiendo caras mansiones para veranear y se alojaba en hoteles de lujo cada vez que viajaba. Su asfixia económica, a pesar de su salario oficial y sus ingresos literarios, fue permanente.

El gran misterio de su vida fue, sin embargo, la relación con sus padres, que se casaron cuando el escritor tenía cuatro años. En el momento de su nacimiento, su madre, Carolina Augusta Pereira, se instaló en la casa de un pariente en Póvoa do Varzim para evitar el escándalo de dar a luz soltera en su localidad. Eça de Queiroz fue registrado con el apellido de su padre, el juez José Maria Teixeira de Queiroz, pero como hijo de “madre desconocida”. Educado por amas, abuelos, tíos e internados, apenas convivió con sus padres y sus hermanos. Un aspecto biográfico que marcó su universo literario. Los especialistas en su obra destacan la ausencia de figuras maternas en sus novelas. “Y si las hay”, puntualizó Isabel Pires de Lima a la revista Sábado, “son problemáticas”. De las múltiples cartas intercambiadas por Eça de Queiroz con amigos y allegados, ninguna fue dirigida a su madre ni remitida por ella.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_