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Descubren en Pompeya un extraordinario fresco dedicado al enigmático culto al dios Dionisio

Las pinturas “extremadamente raras” arrojan luz sobre los misterios dionisiacos, que también aparecen en la célebre Villa de los Misterios

El gran fresco, pintado casi a tamaño natural, y dedicado a Dionisio, encontrado en una sala de banquetes de una 'domus' en Pompeya.
El gran fresco, pintado casi a tamaño natural, y dedicado a Dionisio, encontrado en una sala de banquetes de una 'domus' en Pompeya.Parque Arqueológico de Pompeya

Los nuevos hallazgos arqueológicos demuestran que Pompeya aún guarda innumerables tesoros de valor incalculable para comprender la vida en la Antigüedad. El último que se ha descubierto es una pintura al fresco de grandes dimensiones, ejecutada casi a tamaño natural, y dedicada a Dionisio, el dios griego del vino y la locura. Ha aparecido en una enorme sala de banquetes de una domus en la zona donde actualmente se está llevando a cabo una nueva tanda de excavaciones. Los dibujos ocupan las tres paredes de la estancia (la cuarta estaba abierta al jardín) y representan escenas de los conocidos como Misterios Dionisiacos, que eran prácticas y rituales, generalmente reservados para iniciados, para rendir culto a esta enigmática divinidad griega y en las que la danza y la música son protagonistas.

Se conservan muy pocas pinturas murales de este tipo, denominadas megalografías por su gran tamaño. Las más conocidas están en la Villa de los Misterios de Pompeya, descubierta hace un siglo y que precisamente toma su nombre de la temática de los frescos de sus paredes, dedicados también al culto a Dionisio.

Las nuevas pinturas, descubiertas en la sala de banquetes que ha sido excavada en las últimas semanas, pertenecen al conocido como segundo estilo pompeyano y están datadas en el siglo I a.C., en concreto entre los años 40 y 30 a.C. Esto significa que en el momento de la erupción del Vesubio, que sepultó Pompeya en el año 79 d.C. bajo toneladas de lapilli y ceniza y la congeló en el tiempo, el fresco dionisiaco ya tenía un siglo de antigüedad.

Detalle de la pintura encontrada en una sala de banquetes de una 'domus' en Pompeya.
Detalle de la pintura encontrada en una sala de banquetes de una 'domus' en Pompeya.Parque Arqueológico de Pompeya

En las imágenes, en un excelente estado de conservación, aparece una procesión en honor a Dionisio en la que las bacantes —mujeres adoradoras del dios Dionisio, también conocido como Baco— están representadas como bailarinas y también como feroces cazadoras, con un cabrito sacrificado sobre los hombros o con una espada y las entrañas de un animal en las manos. También hay jóvenes sátiros (faunos) de orejas puntiagudas que tocan la flauta o realizan un sacrificio derramando vino en honor de la divinidad (libación) con posturas acrobáticas. Algunos vierten un chorro de vino en un cuerno utilizado para beber o en una copa. En el centro de la composición hay una mujer que sostiene una vieja antorcha. Es una inicianda, es decir, una mujer mortal que, mediante un ritual nocturno, está a punto de ser iniciada en los misterios de Dioniso, el dios que muere y renace, y que promete lo mismo a su rebaño.

El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, ha explicado que a partir de la obra Las Bacantes de Eurípides del año 405 a.C., una de las tragedias más populares y apreciadas de la Antigüedad, la caza de las bacantes de Dionisio “se convierte en metáfora de una vida desenfrenada y extática, que aspira a ‘algo diferente, algo grande y algo visible’, como dice el coro del texto de Eurípides”. Y ha puntualizado: “En la antigüedad, la bacante expresaba el lado salvaje e indomable de la mujer; la mujer que abandona a sus hijos, su hogar y su ciudad, que abandona el orden masculino, para bailar libremente, ir de caza y comer carne cruda en las montañas y los bosques; en definitiva, lo contrario de la mujer ‘hermosa’, que representa Venus, diosa del amor y el matrimonio, la mujer que se mira en el espejo, que ‘se hace bella’”. Para Zuchtriegel, las pinturas en Pompeya “muestran a la mujer como suspendida, como oscilando entre estos dos extremos, dos modos de ser mujer en aquella época”.

La pintura al fresco encontrada en una sala de banquetes de una 'domus' en Pompeya.
La pintura al fresco encontrada en una sala de banquetes de una 'domus' en Pompeya.Parque Arqueológico de Pompeya

El director recuerda que estas pinturas dionisiacas tienen un profundo significado religioso, aunque estaban destinadas a adornar espacios para banquetes y fiestas. “Un poco como cuando encontramos una copia de La Creación de Adán, de Miguel Ángel en la pared de un restaurante italiano de Nueva York, para crear ambiente”, ha señalado. Y ha recordado el antiquísimo y enigmático culto a la figura de Dionisio: “Detrás de estas maravillosas pinturas, con su juego de ilusión y realidad, podemos ver los signos de una crisis religiosa que azotaba el mundo antiguo, pero también podemos captar la grandeza de una ritualidad que se remonta a un mundo arcaico, al menos hasta el II milenio a.C., al Dioniso de los pueblos micénicos y cretenses, que también se llamaba Zagreus, señor de los animales salvajes”.

Los arqueólogos de Pompeya destacan un detalle curioso de todas las figuras de la pintura: aparecen representadas sobre pedestales, como si fueran estatuas, mientras que, al mismo tiempo, sus movimientos, complexión y vestimenta hacen que parezcan muy vivas. Los expertos han bautizado la domus que alberga estas pinturas como la Casa del Tíaso, en referencia a la comitiva de la mitología griega que en estado de éxtasis venera al dios Dionisio. En la antigüedad había una serie de cultos mistéricos, entre ellos los dedicados a Dionisio, a los que solo podían acceder quienes realizaban un ritual de iniciación, como se representa en el mural de Pompeya, para convertirse en los pocos que conocían sus secretos, de ahí el nombre de Misterios Dionisiacos. Los arqueólogos explican en una nota que estos ritos a menudo estaban vinculados a la promesa de una nueva vida dichosa, tanto en este mundo, como en el más allá.

Detalles de la pintura encontrada en la sala de banquetes de una 'domus' de Pompeya.
Detalles de la pintura encontrada en la sala de banquetes de una 'domus' de Pompeya.Parque Arqueológico de Pompeya

Una importante novedad que aporta este mural, comparándolo con el de la Villa de los Misterios, es que añade otro tema al imaginario de los rituales iniciáticos en el culto a Dionisio: la caza. En este caso la cuestión aparece evocada no solo por las bacantes cazadoras, sino también por una segunda pintura, más pequeña, que discurre por encima de las bacantes y los sátiros en la que se representan animales vivos y muertos, entre ellos un cervatillo y un jabalí recién eviscerado, gallos, diversas aves y también peces y moluscos.

Los expertos y las autoridades han celebrado este extraordinario descubrimiento. “Dentro de 100 años, el día de hoy se recordará como histórico, porque es el descubrimiento que estamos mostrando es histórico y excepcional, único en su especia”, ha declarado el ministro de Cultura, Alessandro Giuli. Y ha resaltado el valor de Pompeya, que el año pasado recibió más de 4 millones de visitantes, como “un testimonio extraordinario de un aspecto en gran parte desconocido de la vida clásica mediterránea”.

Detalle de la pintura encontrada en una sala de banquetes de una 'domus' en Pompeya.
Detalle de la pintura encontrada en una sala de banquetes de una 'domus' en Pompeya.Parque Arqueológico de Pompeya

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