A Eto'o le sale el tiro por la culata
El delantero, que busca el 'pichichi', lo falla todo y favorece la derrota del Barça en Mallorca
A los campeones no les conviene perder, ni siquiera en los amistosos, ya sea por una cuestión de caché o por respeto a la liturgia del fútbol, que todo cuenta. Ninguno se lo tiene más creído que el Barça, titular de la Liga desde el sábado, siempre generoso en el juego, sin reparar en el rival ni en el torneo ni en la alineación. No es muy elegante salir derrotado después de ser recibido con el pasillo de honor. No es bueno para el campeón y está muy mal visto en el Barcelona, cuya personalidad no admite la desgana ni la rutina. Al barcelonismo, por tanto, le escocerá su caída en Mallorca. El resultado, sin embargo, tuvo poco que ver con el fútbol y sobre todo con las ocasiones de gol.
Mallorca 2 - Barcelona 1
Mallorca: Moyá; Martí, Josemi, Ramis, Ayoze; Jurado (Webó, min. 85), Mario Suárez, Cléber Santana, Arango; Keita (Varela, min. 60) y Aduriz (Trejo, min. 91).
FC Barcelona: Olazábal; Dani Alves; Abidal, Martín Cáceres, Silvinho; Gudjonssen, Xavi Torres, Hleb; Pedro (Jeffren, min. 83), Eto''o y Bojan Krkic.
Goles: 0-1, min, 10: Eto'o cabecea a la red un centro de Bojan; 1-1 min. 62: Arango, de falta directa; 2-1, min. 78: Cléber Santana marca de cabeza.
Árbitro: Iturralde González (Colegio Vasco). Amonestó a Bojan, Xavi Torres y Ayoze.
Incidencias: Partido de la trigésima sexta jornada de Liga disputado en el Ono Estadi ante unos 23.000 espectadores, la mejor entrada de toda la temporada. Los jugadores del Mallorca abrieron pasillo de honor al Barcelona como homenaje por los dos títulos -Copa del Rey y Liga- conquistados esta semana. Debutaron en el primer equipo azulgrana el meta Oier Olazábal y el centrocampista Xavi Torres. Antes del partido, el Mallorca premió al ex entrenador del equipo, el argentino Héctor Cúper, con la insignia de oro y brillantes del club.
Jugó más o menos bien el Barça, suficiente para ganar, como corresponde a un campeón, y si perdió no fue por sus novatos sino por el desacierto de su pichichi y ayer el futbolista más famoso del equipo: Eto'o. Al equipo le faltó tensión, concentración y continuidad en el juego, perdió la pelota más veces que de costumbre, pero tuvo el partido en franquicia durante un buen rato. Aunque por la lectura del once inicial resultaba difícil identificar al nuevo campeón, el Barcelona fue un equipo reconocible futbolísticamente, incluso en un partido que invitaba a tomar el sol. El estilo es una cuestión irrenunciable en el Barcelona con independencia de la nómina de jugadores. Asegurado y cantado el doblete, Guardiola trabaja con los titulares en los entrenamientos con vistas a la final de la Copa de Europa del día 27 en Roma mientras forma con los suplentes y las mejores promesas del filial en los encuentros de Liga.
Lesionados Pinto y Miño, el entrenador dio descanso a Valdés, favorito del trofeo Zamora, y apostó por Oier como portero mientras Xavi Torres, que también ejerce de central, jugaba de pivote y Pedro regresaba al extremo derecho. Nada extraño si se sigue la trayectoria del Barça Atlétic. Mayor sorpresa fue si acaso la posición de Abidal como central y de Hleb como volante derecho por más que el bieloruso sea hoy un futbolista indefinido. Ningún detalle era en cualquier caso más revelador sobre el dispositivo del Barça que la capitanía de Eto'o.
A por el 'pichichi'
Eto'o no se quiere perder un partido porque aspira a ganar el pichichi. Guardiola le concedió los galones y puso el equipo a su servicio. Jugaban laterales, volantes y extremos para el delantero centro y Eto'o sólo atinó a meter una, muy al principio, cuando Bojan le puso un centro muy templado en la cabeza. El ariete giró el cuello y desde entonces le dio un ataque de tortícolis. Hasta cinco veces consecutivas se quedó mano a mano con Moyà y las cinco remató al cuerpo del portero, amoratado y aturdido, o echó el balón fuera. Excelente en el desmarque y en la recepción, Eto'o fallaba en el tiro, para desdicha suya y del equipo, que gobernaba la contienda con autoridad y suficiencia, siempre por encima del Mallorca, que guardaba una actitud reverencial con el adversario.
El desatino de Eto'o penó la meritoria actuación del equipo. No acertó con el marcador a favor y tampoco en contra cuando remató por dos veces a los postes, la última después de ganarse en el tiempo añadido un penalti que el árbitro pareció concederle más por compasión que por falta de Martí. Errático frente al portero, el Barça se marcó al menos un partido interesante a lo largo y ancho del campo. Quería la pelota y la jugaba desde su área con critero y ambición y también sin fluidez. Todos sus movimientos fueron tan rotundos y claros que nadie dudó de que actuaba el equipo de Guardiola, prueba inequívoca de que el manual del Barça es inconfundible. Tuvo la posesión del balón y pudo contar tres y cuatro goles. A cambio estuvo discontinuo y nada contundente ni preciso.
Los rasgos del equipo fueron tan fáciles de identificar en la victoria como en la derrota, certificada en dos jugadas que no dominan ni suplentes ni titulares. El empate llegó en un libre directo de Arango y el 2-1 en un cabezado de Cleber Santana a centro de Jurado. Al Mallorca le alcanzaron seis minutos para el remonte y para firmar un triunfo que por juego no pareció merecer o, al menos, la derrota pareció un excesivo castigo para el Barça, al que le perdieron 10 minutos de confusión, cuando cedió el balón al contrario, más eficaz, feliz con un éxito que la hinchada festejó al grito ya famoso del campeonato: "eo, eo, eo, esto es un chorreo". Nada se reprocharon los azulgrana, abatidos por cuarta vez durante la temporada después que Eto'o fallara su tercer penalti. Ocurrió que su propuesta futbolística fue tan inequívoca como inalcanzable para sus jugadores, a los que les faltó un poco de todo para cantar victoria o evitar la derrota, un mal resultado para cualquier equipo que se estrena como campeón.
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