El Almería baja de la nube a Osasuna

Planteamiento, nudo y desenlace. Bajo estos tres conceptos se plantean infinidad de libros, películas y hasta partidos de fútbol. Sólo Osasuna escapa a este triángulo . Frente al Almería demostró que le sobra un axioma, el nudo. Cuando apenas se había disputado el primer minuto de partido, gran parte de la historia final ya se había contado. Josetxo introducía en su propia portería un centro blandito de Guilherme que cayó como una losa en el cuadro rojillo. Hugo Sánchez había encomendado toda su estrategia en un solo hombre, Crusat, que se vació hasta que tras un desafortunado choque con Azpilikueta, su sombra a lo largo de todo el encuentro, tuvo que ser retirado en camilla con un fuerte golpe en el empeine.

Existen dos versiones del conjunto de Hugo Sánchez, con el extremo catalán en el campo y sin él. En el primer supuesto el equipo tiene velocidad, dirección, peligro y remate. En el segundo sólo quedan los kilómetros de Mbami y la insistencia de Kalu Uche. Lo mismo ocurre en el cuadro navarro, cuando pierde la intensidad disminuye su potencial. Más aun cuando dirige todo el juego a una única banda, la de Camuñas, incapaz de superar a Juanma Ortiz en todo el encuentro. Al otro lado Juanfran contemplaba como un espectador más la incapacidad de su equipo en ataque dónde tampoco se sintió la presencia de Pandiani, su buque insignia.

Con un planteamiento revolucionario el cuadro almeriense descolocó a un Osasuna descafeinado que nunca dio sensación de poder llevarse el gato al agua. Tan sólo Nekounam parecía tener la brújula situada pero sus disparos se toparon con un sereno Diego Alves. Cuando apenas restaba un minuto del tiempo reglamentario —franja maldita para los rojillos—, Kalu Uche redondeaba el resultado. Una final de novela que deja a los locales lejos de los puestos de descenso mientras que Osasuna observa cómo se recorta su distancia frente a los puestos delicados de la tabla.