Clemente revitaliza al Sporting
El técnico debuta con un empate (1-1) frente a un Atlético que echa de menos la puntería de Falcao
Javier Clemente ya ha conseguido que el Sporting tenga pinta de equipo mínimamente competitivo. Inferior al Atlético de Madrid, pero capaz de plantar cara a los de Simeone, más exigidos que una semana antes en Santander. Pudo y debió de ganar, pero Falcao sigue peleado con el gol al lado del Cantábrico. El Sporting, a la espera de rivales más asequibles, encontró ayer un clavo al que agarrarse.
SPORTING, 1 - ATLÉTICO, 1
Sporting: Juan Pablo; Pedro Orfila, Botía, Gregory, Canella; Eguren, André Castro (Rivera, m. 65); Carmelo (Trejo, m. 62), De las Cuevas, Colunga; y Barral (Bilic, m. 78). No utilizados: Cuéllar; Gálvez, Ricardo y Ayoze.
Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Koke (Salvio, m. 55), Gabi, Mario Suárez, Diego (Pizzi, m. 61); Adrián (Perea, m. 80) y Falcao. No utilizados: Asenjo; Domínguez, Silvio y Assunçao.
Goles: 0-1. M. 19. Canella, en propia. 1-1. M. 36. Eguren.
Árbitro: Fernández Borbalán. Amonestó a Eguren, Gabi, Barral, Colunga, André Castro, Mario Suárez y Bilic.
Clemente consiguió revitalizar al Sporting, que volvió a tener la chispa de los mejores tiempos de Preciado. Ante un rival en estado de gracia, el técnico vasco planteó un partido muy físico, de roce y pierna fuerte, incluso de los jugadores más dotados técnicamente, que los había. Se trataba de recuperar y, aprovechando la velocidad de Barral y Colunga, plantarse rápidamente en el área de Courtois.
Como si fuera la prórroga de su partido en el Sardinero, el Atlético de Madrid empezó perdonando en Gijón. En un minuto, Falcao falló un mano a mano con Juan Pablo, y en el córner siguiente Godín, completamente solo en el segundo palo, cabeceó alto. A la tercera, sin embargo, fue la vencida. Pero necesitó de la ayuda de un rival, Canella, que hizo bueno un mal remate de Adrián. Claro que para llegar a eso, el asturiano del Atlético había roto la organización defensiva del Sporting, entrando hasta el área como el cuchillo en la mantequilla.
Hasta hace poco, un golpe anímico como ese hubiese destrozado al Sporting. Ya no. El equipo parecía contagiado del optimismo y la cabezonería de su entrenador. Rozó el empate Gregory en un testarazo fácil y lo acabó logrando Eguren, favorecido por una jugada tan confusa que ni el árbitro ni sus ayudantes apreciaron el toque con el brazo previo al remate. Desde ahí hasta el final, el Atlético se puso serio y no paró de crear oportunidades ante Juan Pablo. Y de fallarlas. Sobre todo Falcao, negado incluso en un cabezazo de esos que son un seguro de gol. Tanto perdonó el Atlético que el Sporting incluso rozó la victoria. Pero Courtois, muerto de frío toda la tarde, se agrandó ante Colunga, que tuvo la gran ocasión de hacer bueno el refrán del nuevo entrenador.
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