Freire contra los ‘ni-ni’
El cántabro busca su cuarta San Remo ante los nuevos ciclistas, que no tienen “ni miedo ni respeto”
Todos los marzos en la televisión italiana, en las páginas de ciclismo del periódico rosa, durante las transmisiones de la Tirreno-Adriático, la carrera que es un escáner de la forma del pelotón, de repente empieza a hablarse con cariño y respeto, con admiración, de Oscarito. Con miedo. Hablan periodistas, directores, excampeones. Se acerca la Primavera. Se acerca, el sábado 17, la Milán-San Remo, la classicissima que hace soñar, el monumento que Oscarito, que no es otro que Óscar Freire, ha ganado ya tres veces. “No veo a Cavendish, por ejemplo, ganándola de nuevo”, dice, “pero a mí si que me veo. O por lo menos tengo esperanzas de ganarla cuatro veces”.
A Freire, que hace un mes cumplió 36 años, le gusta que le llamen Oscarito. “Me hace gracia siempre que lo oigo”, dice el ciclista de Torrelavega. “Y siempre me acuerdo de cómo nos reímos un día en el pelotón. Fue en el Tour en el que gané el maillot verde [2008] y en una etapa de montaña iba en el grupetto de rezagados cuando desde la cuneta la gente empezó a llamarme de todas formas, a darme ánimos, venga Óscar, venga Freire, venga Oscarito…Y todos lo que iban conmigo se reían que no podía más, ¿pero cuántos nombres tienes? Y en Bélgica, en Holanda, en Italia, es lo mismo. Estoy orgulloso de que llamen Oscarito, sí. A pocos ciclistas los llaman por tantos nombres, con tanto cariño”.
El corredor español ha ganado la 'classicissima' en 2004, 2007 y 2010
Aunque la de 2012 será su 11ª Primavera –la primera la corrió en 2000, estrenando casi el primero de sus tres arcoíris: quedó tercero detrás de Zabel, una presencia, la del alemán, que, como se verá, no le abandona-, aunque muchos de los que le peleaban la posición por entonces, Tchmil, Baldato, Cipollini, Bettini, Sorensen, le metían manillar, le forzaban a arriesgar, le disputaban la victoria, se han retirado, son directores, son mánagers, son otra cosa en el pelotón, Freire, que no es nostálgico, tampoco se siente viejo. “El año pasado [cortado por una caída en Le Manie, terminó el 94º: la única vez que no acabó en el top ten] tuve mala suerte, pero el año anterior, en 2010, fue la vez que mejor gané, con más claridad”, dice. “No, no me siento viejo ni mucho menos, aunque creo que este será probablemente mi último año como ciclista. Sí, estoy bastante convencido de que será el último”.
Con Zabel volvió a encontrarse Freire unos años más tarde en los últimos metros de vía Roma, donde terminaba antes la San Remo. Fue en 2004. Fue la primera victoria del cántabro, que apareció por debajo del sobaco del alemán cuando este comenzaba a levantar los brazos, creyéndose ya ganador de su quinta San Remo. A Zabel le vuelve a ver Freire casi a diario, pues el sprinter de Berlín es ahora consejero técnico de su equipo, el Katusha. “Y el otro día hicimos juntos un reportaje televisivo recordando aquel sprint. Hablamos mucho de eso y en el equipo empezaron a reírse un poco”, dice Freire. “Se supone que él está aquí para enseñar a los jóvenes, pero, claro, ya sabe que yo mucho que aprender de él no tengo, aunque siempre hay que seguir aprendiendo. En este caso, le recuerdo, el alumno ha superado al maestro. La experiencia ya la tengo. Lo conozco todo, lo que no quiere decir que cada año me sorprenda algo”. Lo dice sin arrogancia, más bien recordando un hecho bien sabido por todos, lo dice sabiendo que quizás, dentro de unos años, los jóvenes que ahora empiezan a pelearle las victorias podrán decírselo a él mismo. “¿Los nuevos?”, dice. “Los nuevos no tienen ni miedo ni respeto y eso hace que se produzcan más caídas de lo normal. Eso hace, también, que para ganar haya que saber correr cada vez más riesgos. En una carrera normal, si dudas a dos kilómetros por miedo, frenas por prudencia y pierdes unos metros, no pasa nada: decides no disputar el sprint y esperas otra oportunidad. Pero en una San Remo no puedes dudar, el riesgo es toda la carrera. En una misma San Remo puedes pasar 10 veces por una situación de tener que meter el manillar. Pero al final, el sprint lo disputa siempre gente con experiencia”.
A Cavendish este año no le veo, no le veo. Pero sí a Sagan. Está muy fuerte"
Pese a todo, hay un joven ‘ni-ni’ al que Freire pone el cartel de favorito. “No, no es Cavendish”, dice del campeón del mundo inglés que ganó la San remo de 2009 –“un año que yo no estuve”-, “este año no le veo, no le veo, pero sí a Sagan. Sagan [eslovaco del Liquigas como Nibali, el favorito de los italianos] está muy fuerte. Baja bien, sprinta, no tiene miedo… Le falta experiencia, pero sabe correr delante y tiene un equipo muy fuerte. Seguro que su táctica, la de Nibali y la suya será arrancar arriba, a punto de coronar el Poggio, y bajar a tope. Los dos bajan muy bien. Pero también temo a Cancellara, que es más listo y anda bien, y a Boonen…”
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