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EL RETROVISOR

“¡O lo quitan o no salimos!”

En 1967,en plena dictadura franquista, Checoslovaquia recibió a España con el himno republicano de Riego

Juan José Mateo
Alineación de España ante Checoslovaquia. De izquierda a derecha, arriba: Iribar, Sanchís, Tonono, Reija, Pirri y Gallego. Abajo: Amancio, Groso, Marcelino, Adelardo y José María.
Alineación de España ante Checoslovaquia. De izquierda a derecha, arriba: Iribar, Sanchís, Tonono, Reija, Pirri y Gallego. Abajo: Amancio, Groso, Marcelino, Adelardo y José María.

La dictadura de Franco lo interpretó como un bofetón y exigió una disculpa a la Federación Checoslovaca de Fútbol. Ocurre en Praga. Corre el año 1967. La selección española, con Iribar y Amancio a la cabeza, se alinea contra Checoslovaquia en un encuentro de la ronda preliminar de la Eurocopa de 1968. Eso es más que fútbol. Eso es parte de un combate político global que tiene en el deporte una herramienta más para la lucha. Es la España franquista contra la Checoslovaquia comunista. Los dos equipos escuchan los himnos nacionales en posición de firmes, como corresponde a los soldados. Suena el checo. Comienza otro. Hay españoles que creen que es el del árbitro. Otros que piensan que es el de la UEFA. El de España no suena… Más bien, se dan cuenta en la tribuna de autoridades, donde se arma un guirigay tremendo, es que suena el que no era. La banda militar hace retumbar el himno de Riego. La España de Franco juega y pierde al son de la República (1-0, Horváth).

“¡Que si no lo quitan no salimos!’, dijimos cuando oímos aquello”, recuerda Adelardo, exdelantero del Atlético y titular en aquel partido. “Fue cuando volvimos a España cuando vimos lo importante que había sido aquello. ¡Cómo estaba la gente!”, sigue el ariete. “Hay que recordar que los checoslovacos, que nos habían ganado por tener más garra y dar más patadas que nosotros, eran comunistas”, añade. “España estaba totalmente enfrente de eso. Era la época de Franco, y toda Europa estaba en contra del régimen. Aquellos países del Este defendían mucho su situación política, el comunismo. Eso era totalmente diferente a lo nuestro. Entonces, los futbolistas estábamos aislados de la política. Lo único era llevar la Copa al Pardo y que te recibiera brevemente el Generalísimo. ¡Es que no conocíamos nada más!”.

Pocos internacionales coinciden en el recuerdo de aquel momento, que, ya en plena democracia, revivirían los tenistas españoles en la final de la Copa Davis disputada en 2003 y contra Australia. Unos se enteraron, otros no. Iribar, que defendería la portería, solo se dio cuenta de lo que pasaba cuando vio la que se armaba en la tribuna: “Yo estaba despistado, pero se armó mucho revuelo, y al ver esa inquietud me di cuenta de lo que estaba sucediendo”. Amancio lo vivió de otra manera.

Empezó a sonar y creímos que era el himno del árbitro”, recuerda Amancio
“Defendían mucho el comunismo. Nosotros nos aislábamos de la política”, dice Adelardo

“Empezó a sonar y creíamos que era el himno del árbitro”, cuenta el exjugador del Real Madrid, que compitió en aquella fecha pese a unas molestias físicas. “¡Es que no conocíamos el himno de Riego! Claro, nosotros habíamos nacido ya en la posguerra, y estábamos allí cuadrados sin tener ni idea de qué era aquello que sonaba. Cuando acabaron, nos miramos, y pensamos. ¡Y el nuestro no lo tocan!”, añade. “Recuerdo bien aquellos países comunistas. Era algo distinto, de poca luz. De tristeza. Los edificios y sus fachadas estaban abandonados, era triste el vivir de la gente. Yo no entendía esos deseos que podía haber en España de imitar a esos países del Este, cuando a mitad de camino estaban Francia o Alemania, una maravilla”, continúa. “Lo que entonces no llamaba la atención, Moscú o Praga, hoy brilla. ¡No tenían vida! Si lo nuestro no era bueno, lo otro era peor, y lo lógico es coger lo de en medio, lo que funciona. ¡Eso no es difícil de ver, no es un rompecabezas! Uno iba al Este y no daba envidia. El fútbol era para ellos un paréntesis. Despertaba pasión”.

La disculpa checoslovaca

- Alineación de España en el partido ante Checoslovaquia. De izquierda a derecha, arriba: Iribar, Sanchís, Tonono, Reija, Pirri y Gallego. Abajo: Amancio, Groso, Marcelino, Adelardo y García.

- La polémica por el himno fue tan grande que obligó al presidente de la Federación Checoslovaca de Fútbol a disculparse con su homólogo español por carta, documento que fue recogido en la primera página de deportes de los periódicos de la época. “Error y negligencia”, reconoció el federativo.

Muchos de aquellos futbolistas se enteraron de lo que había ocurrido al llegar a España. Las autoridades reaccionaron con indignación, considerando el episodio como una afrenta que iba más allá del deporte y que entraba en la política. Así narró el episodio el corresponsal desplazado por el diario ABC hasta Praga: “Una banda militar fue la encargada de hacer sonar esos himnos, y los españoles nos quedamos estupefactos al escuchar el Himno de Riego, himno de la época de la República. Cuando acabó la música pudimos escuchar por los altavoces palabras en buen castellano de salutación a España, muy gratas, y un brindis por la paz entre los pueblos. El error de Checoslovaquia es francamente inadmisible. Las bandas, sean oficiales o no, deben tener en los archivos y puestos al día los himnos nacionales de todos los países. Y, si no se tienen, existen los discos, y si no existen tampoco, lo mejor es que no se interpreten nunca los himnos. Todo antes de incurrir en un error oficial. (…) Fue el primer ‘contratiempo’, que no esperábamos. Con un gol de Checoslovaquia sí que había que contar. ¡Qué menos jugándose en Praga!”.

Igual que hubo una protesta oficial también hubo una disculpa oficial, mediante una carta. “El hecho”, le escribía el presidente de la federación checoslovaca al de la española, “ha sido causado por error y negligencia de un funcionario administrativo de nuestra Sección de Fútbol, lo que sin embargo nosotros lamentamos sinceramente”.

Ahí, pocos meses antes de la Primavera de Praga (1968), acabó el incidente. España ya había jugado y perdido al son del himno de Riego.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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