Checo aprieta su agenda
Al fichar por McLaren,el mexicano ha cambiado su preparación física y su alimentación para satisfacer a un equipo marcado por la disciplina y mucho más exigente que Sauber
McLaren solemnizó la incorporación de Sergio Pérez el pasado 31 de enero en su sede de Woking (Gran Bretaña). El mexicano apareció al volante de un 12 C Spider, uno de los últimos superdeportivos de la marca, y lo aparcó en el vestíbulo principal del Technology Center. Distribuida por las gradas estaba la familia del latinoamericano, que a menudo le acompaña y se desplaza hasta los circuitos, y que siempre ofrece ese toque de color que a veces se echa tanto de menos en un escenario tan estirado como el paddock.Y ese contraste, en McLaren, una estructura tan celosa de sí misma y que tanto cuida sus señas de identidad, aún salta más a la vista.
La explosiva marcha de Lewis Hamilton a Mercedes pilló a trasmano al equipo, que siempre confió en poder convencer al chico de Tewin de que se quedara. Ante tal encrucijada, McLaren apostó por Pérez, a quien considera un diamante que debe pulir, en un proceso largo que se puso en marcha en el momento en que las dos partes firmaron el contrato que les une hasta finales de 2015. Para este chico nacido en Guadalajara hace 23 años, apadrinado por Carlos Slim y que ha corrido en Sauber los últimos dos, el cambio ha sido enorme, comparable al de cualquier futbolista que deja un club modesto y ficha por uno de los grandes. Esa transformación le ha afectado de lleno y es de tal calibre que Checo parece literalmente otra persona, tal como suena.
“Aquí te puedes despistar muy poco”, dice Pérez, con tres kilos más de músculo
“He ganado unos tres kilos de músculo debido al entrenamiento y al régimen de alimentación que me ha impuesto McLaren”, confirma Pérez, que a diferencia de muchos compañeros suyos de parrilla, caso de Fernando Alonso o Jenson Button, su nuevo vecino, nunca le ha encontrado demasiada gracia a eso de la preparación física. “Digamos que soy consciente de la importancia que tiene, pero no disfruto con ello”, sonríe. Con la tinta de la rúbrica aún fresca, Checo recibió un decálogo de los compromisos que debía asumir desde entonces. Como aún formaba parte de Sauber y el Mundial aún estaba en marcha, los deberes giraban esencialmente entorno al entrenamiento y la alimentación. Esas nuevas obligaciones se multiplicaron el 9 de enero, su primer día en Woking, cuando comenzó a percibir algunos de esos férreos valores que han permanecido inquebrantables en la escudería desde su fundación, en 1963. Dos de los más importantes son la exquisitez y el rigor.
“La disciplina que te exige McLaren ha sido el cambio más importante que he notado. Aquí te puedes despistar muy poco”, declara a este periódico el piloto de Jalisco. “Me tiro muchas horas metido en el simulador \[Sauber no tenía\] y participo en infinidad de reuniones con los ingenieros. Además, la mercadotecnia es muy importante aquí, tengo eventos promocionales casi todos los días. Eso es lo que ha pasado a dominar en mi agenda”. Además de los más de 70 millones de euros que Mercedes le ofreció a Hamilton, fueron esas obligaciones, sobre todo las publicitarias, las que le acercaron al constructor alemán, que en ese aspecto le da mucha más cuerda al británico. Checo cruzó ayer varias veces el paddock del Albert Park, ya en Melbourne —la carrera es este domingo a las 7.00—, acompañado por Silvia Hoffer, su nueva asistente de prensa, ya con su nuevo look, tanto en lo que se refiere a la ropa como al corte de pelo.
“La presión aquí es enorme”, reconoce Checo, que el curso pasado estuvo a punto de estrenar su casillero de victorias
Salvo contadas excepciones, McLaren no deja que ningún fichaje lleve consigo a nadie, ni fisioterapeutas ni entrenadores, de modo que quien llega pasa a seguir ineludiblemente las directrices de sus miembros. Simon Reynolds se ha convertido los dos últimos meses en la sombra de Pérez, que en los circuitos estará acompañado por Antti Vierula. “Queríamos que mejorara su condición física en general, pero sobre todo a nivel cardiovascular y de fuerza”, explica Reynolds. Y añade: “Le diseñamos un programa específico que también contemplaba un cambio en su alimentación. Ahora controlamos el nivel de proteínas y carbohidratos que ingiere, y lo mismo con las grasas. Todo eso varía en función de lo que buscamos en cada momento”.
El objetivo de McLaren es que su nuevo corredor esté preparado para lo que se le viene encima, un reto maravilloso que, al mismo tiempo, le exigirá mucho más de lo que ha ofrecido hasta ahora porque le colocará en situaciones mucho más estresantes. “La presión aquí es enorme”, reconoce Checo, que el curso pasado estuvo a punto de estrenar su casillero de victorias. Fue en el segundo gran premio del calendario, en Malasia, y si finalmente no pudo ganar fue por su culpa, debido a un fallo garrafal en la entrada de una curva cuando ya estaba a punto de subirse a la chepa de Alonso, que circulaba líder. En su nuevo entorno, un gatillazo así es casi imperdonable.
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