Una fractura total y un futuro incierto
La afición no puede ver a Agapito Iglesias y el proyecto está en el aire por la quiebra
Un día después de consumarse el descenso, la radiografía de la realidad del Zaragoza es desoladora institucional, económica y deportivamente. La hinchada no soporta a Agapito Iglesias, máximo accionista del club, que ha delegado en el presidente, Fernando Molinos, visto al principio como una solución y ahora como una treta de Iglesias para dirigir el club a través de su figura. Manolo Jiménez, el entrenador, hace un año un héroe por haber logrado una salvación imposible, es visto ahora como un cómplice de los rectores. Firmó un contrato por tres años con atribuciones de mánager, pero su confección de la plantilla ha sido puesta en solfa. Y sobre esta última, nadie es capaz de aventurar que su reestructuración responda con garantías a la exigencia del ascenso. Los aproximadamente 100 millones de euros de deuda que tiene el club dificultan la planificación de un plantel que tendrá que jugar con la presión de que “solo es viable en Primera”, según afirmaron los administradores concursales cuando redactaron su informe. Está por ver si el meta Roberto, fichado con la ayuda de un fondo de inversión, Helder Postiga, Apoño, Álvaro y Montañés, los jugadores más cotizados, continuarán con el club en Segunda o si se podrá mantener la ficha de Romaric, una de las grandes decepciones de la temporada tras haber sido fichado como una de las piedras angulares del proyecto. Otro número importante de jugadores o acaban contrato el 30 de junio o estaban cedidos. El convenio firmado preveía que en caso de descender el club dispondría de un año de carencia en los pagos a los acreedores. Los 10 millones de euros que concede la Liga como ayuda al descenso será el ingreso más fiable que recibirá el Zaragoza una vez que los procedentes de los operadores de televisión y los de taquilla descenderán notablemente.
La fractura entre la masa social zaragocista y Agapito Iglesias es elocuente. “Nos importaba más que él no siguiera en el club que incluso la permanencia, porque con este señor el Zaragoza no puede tener futuro”, asegura Iván Andrés, portavoz de Movimiento Avispa, uno de los colectivos más críticos con Iglesias. El sábado, el propio Iván Andrés pudo comprobar con desolación el desgaste y el hastío que padece la masa social. Su colectivo y otros habían convocado una manifestación contra Agapito frente a la sede del club: “Fueron solo 1.000 personas y me decepcionó. Esa poca afluencia también nos indicó que los aficionados ya están cansados de esta situación”.
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