Fichajes en busca de equipo
La derrota en el derbi (0-1) exhibe la desorganización del Madrid ● Ancelotti considera que no cuenta con jugadores que se adecúen al juego elaborado que pretende Florentino Pérez
El presidente Florentino Pérez, en su papel de máximo ejecutivo del Madrid, siempre permaneció muy atento a las decisiones de sus entrenadores. Con José Mourinho en la caseta sus opiniones chocaron como la radiación contra el plomo. Mourinho tuvo siempre la iniciativa. Pero con Queiroz, con López Caro o con Pellegrini, los banquillos fueron más permeables a las indicaciones que deslizó Pérez a través de sus enviados, desde Valdano hasta Sacchi, pasando por Floro. El sábado en el Bernabéu, durante el derbi, en el palco reinó la inquietud cuando Ancelotti cambió a Isco —uno de los favoritos de la directiva— por Morata en el minuto 70. La alarma, multiplicada por la pitada que el público dedicó al entrenador, se trasladó desde la presidencia a los periodistas. La pregunta en la conferencia de prensa resultó inevitable: ¿por qué cambió a Isco por Morata?
“No cambié a Isco porque estuviera jugando mal”, dijo Ancelotti, “sino porque en ese punto del partido la única posibilidad de marcar fue tirar centros. Por esto pensé en jugar con dos hombres de área”.
La respuesta fue una confesión. A pesar de contar con la delantera más cara del planeta, unos 300 millones de euros entre Isco, Benzema, Cristiano, Bale, Morata y Jesé, el juego del Madrid es tan rudimentario que su entrenador asume que solo puede llegar al gol mediante balones colgados. Las estadísticas le respaldan: en los últimos tres partidos el equipo solo se pudo imponer mediante faltas directas, faltas laterales, o penaltis. Contra el Atlético perdió 0-1 y las jugadas de mayor peligro las generó con tres centros desde la derecha que remataron Benzema (dos cabezazos) y Morata.
En los últimos partidos el equipo solo marcó de penalti, faltas directas o laterales
La confesión de Ancelotti no solo alerta sobre una carencia apremiante de pasadores. Sobre todo, apunta al diseño de la plantilla y sus responsables. Entre julio de 2010 y mayo de 2013 el autor de las altas y las bajas fue el mánager, José Mourinho. Finiquitado Mourinho, el vacío ha sido ocupado por el propio Florentino Pérez y su constelación de consejeros, formales e informales, internos y externos. Hace una semana, durante la entrevista que concedió a El Larguero de la SER, Pérez reconoció que él determinaba los jugadores que había que fichar inspirado en las indicaciones de sus asesores. Solo mencionó de pasada a uno de ellos: Ramón Martínez, responsable de la cantera y del formidable departamento que elabora los informes técnicos. De Ancelotti apenas consignó que el italiano estaba de acuerdo con lo que se hacía en el club.
Miguel Pardeza, el director de fútbol, es el enlace habitual entre Pérez y Ancelotti. El entrenador apunta con celo cada mensaje que le traslada Pardeza. Tras el partido contra el Galatasaray el recado del club fue nítido: procurar la titularidad de Bale e Illarramendi, por quienes se habían pagado cerca de 130 millones de euros, y no insistir en el contragolpe. Según explican diversas fuentes del Madrid, el presidente contrató a Ancelotti tras comprometerle a organizar al equipo alrededor de la posesión de la pelota.
Ante el Atlético, solo generó peligro con tres centros desde la derecha
Ancelotti dice a sus allegados que está de acuerdo en que el juego combinativo es el más poderoso. Pero añade que para desarrollarlo hacen falta centrocampistas completos y que en el Madrid solo Alonso reúne todos los requisitos. El técnico explica que los futbolistas se dividen en dos grupos, los que se asocian para crear y los que no. Apunta que en el Madrid, salvo Alonso, los que combinan, como Isco, Illarra y Modric, no son centrocampistas completos, o maduros, y que el mejor de todos ellos era Özil, que desapareció sin que se sepa muy bien por qué. Ancelotti asegura que en la plantilla predominan los jugadores poco asociativos, como Cristiano, Bale, Di María o Khedira, y advierte que el equipo más competitivo posible se compondría de este tipo de hombres. Está convencido puesto que Bale, Benzema y Cristiano son titulares fijos por razones técnicas y de política deportiva, y ya que ninguno de los tres defiende necesita fortalecer el centro del campo para que no se le parta el equipo cada vez que suben sin bajar. Por eso considera que Khedira es imprescindible. Valora al alemán a pesar de que observa con indignación que se especializó tanto en defender que ahora rehúye el balón. Las estadísticas del derbi lo constatan. Los defensas, principalmente Ramos y Pepe, dan el 47% de los pases. Los volantes, apenas el 32%. Al revés que el Atlético.
El italiano asegura que en la plantilla predominan jugadores poco asociativos
Estas explicaciones tácticas caen en saco roto cuando las escucha Pérez. El presidente quiere que jueguen los nuevos, que son muy peloteros y populares. Del intercambio interno de ideas se destilan sucesivas alineaciones con continuas alteraciones en el centro del campo. El trasiego resulta confuso para los jugadores y dificulta su compenetración.
Ancelotti se encoge de hombros. Observa que con la materia prima y el plan de ruta que le han entregado no es posible hacer los ajustes más rápido. Como dijo antes del derbi: “Estamos en línea con mis expectativas”.
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