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Irán se queda con las ganas

Dzeko y Pjanic impulsan a Bosnia y niegan la histórica clasificación de la selección de Queiroz

Jordi Quixano
Dzeko dispara a puerta
Dzeko dispara a puertaFernando Llano (AP)

Descabalgado Bosnia del torneo por su gatillazo ante Nigeria y su capitulación ante Argentina, el duelo subrayaba a Irán, que necesitaba de un triunfo (acompañado de la derrota de Nigeria en el otro duelo) para alcanzar por vez primera en su historia los octavos de final de la Copa del Mundo. Se quedó con las ganas Irán, desfigurada por un dueto de alta alcurnia, por el compositor Pjanic y el rockero Dzeko, que se repartieron las asistencias y los goles, adornados por Vrsajevic.

Amedrentado por la capitalidad del duelo, Irán salió al Arena Fonte Nova con más pavor que gallardía. La argucia no le valió en los dos partidos anteriores, sin gol alguno que llevarse al buche, del mismo modo que tan solo Messi pudo descomponer a la zaga iraní en el último suspiro. Resultados cortos, juego anémico y de bostezo contagioso. Y no cambió de tercio Queiroz (incluso repitió alineación) para afrontar a Bosnia, que ya nada se jugaba en el torneo más que la honra. Así, Irán no negoció con el esfuerzo pero sí con el resultado, error de cálculo porque Dzeko, que hasta la fecha no había dicho ni pío, se reactivó para expresar también en el Mundial su puntería. Fue en una jugada aislada manufacturada por Pjanic, timón bosnio, que enlazó con Dzeko en la zona de tres cuartos. El espigado delantero se giró, condujo el esférico pegado al pie durante cuatro pasos y acabó por soltar un latigazo desde fuera del área raso y tan ajustado que el esférico besó al palo antes de entregarse a la red.

Agitado por el tanto, Irán decidió al fin variar la táctica, con la presión avanzada. Suficiente para descuadrar a Bosnia, que apenas manejaba el cuero entre los pies, cómodo entonces con los contragolpes. La selección persa se presentó en el área rival, pero ahí se quedó la efervescencia.

Hasta cierto punto enternecedor, el esfuerzo sin reparos de Irán no dio para descuajeringar a la selección de Susic, que encontró, sin embargo, una rampa hacia el gol en el lateral Vrsajevic, todo un cohete por la derecha. Pero su disparo, torcido, se perdió en la indefinición y por la línea de fondo. No ocurrió lo mismo tras la mala entrega de Hosseini en la salida del balón, recogido el esférico por Dzeko y resuelta la jugada por Pjanic.

Todo un mazazo para Irán, que replicó con el tanto de Reza y que se venció con una nueva carrera de 60 metros de Vrsajevic, que esta vez sí atinó en el remate. 3 a 1. Adiós de Irán y a su posibilidad de superar a la historia; adiós de Queiroz, que ya busca equipo.

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