Deulofeu dispara al Sevilla

Un gol de Deulofeu tras una gran jugada colectiva del Sevilla dispara al conjunto andaluz en lo más alto de la tabla. Los de Emery suman su cuarto triunfo consecutivo después de un partido donde mostraron varias fases. El Sevilla estuvo enorme en la primera media hora, sesteó luego ante el buen toque de la Real Sociedad y todavía acabó perdonando en un tramo final en el que falló numerosas ocasiones. El equipo andaluz mostró su amplitud de plantilla y estuvo certero en defensa, lo que dispara sus prestaciones. A la Real le tocan momentos más duros.

Había en el campo un montón de buenos jugadores. Talento al servicio del Sevilla y la Real Sociedad. Gente como Banega, Deulofeu, Reyes, Canales, Granero o Xabi Prieto. Los primeros articulan la segunda versión, la de seda, de este equipo de moda que dirige con mucho acierto Emery. Los segundos juegan para un conjunto vasco más que decente con el balón, pero indolente sin él. Ahí le queda trabajo a Arrasate. Porque el Sevilla es intenso y defiende bien, a lo que se une la disciplina que Emery ha logrado imponer en elementos poco dados al sacrificio como la excelente línea de mediapuntas que sacó ayer a escena.

Un equipo renovado, con siete cambios con respecto al que triunfó en Córdoba. Ahí está la mano de Emery, que ha logrado que su Sevilla mande y, por momentos, juegue muy bien al fútbol. La primera media hora del Sevilla fue, sin lugar a dudas, excelente. Un equipo primoroso a la hora de desarrollar las dos vertientes básicas de este juego, la defensa y el ataque. El equipo andaluz fue tremendamente superior a un rival donde se echaba en falta a Vela, algo tocado.

Un Sevilla donde Pareja la colocó en la escuadra antes de que su gol mostrara lo bien que juega este equipo al fútbol. Pareja vio el desmarque de Reyes por el centro y superó la tímida línea de presión del conjunto vasco. El capitán abrió a la banda para que Trémoulinas la pusiera de cine en el área. Deulofeu remató de volea para hacer un gol estupendo. El Sevilla mandaba y se gustaba. En los caracoleos de Banega, en los desbordes de Deulofeu o en los pases de Reyes. El buen juego le dio al Sevilla todavía para una ocasión más. Ocurre que todo tiene su límite. De repente, el equipo de Emery se paró y cedió la iniciativa a la Real. Llegaron muchas faltas, demasiadas, y el equipo se desconectó. Apretó la Real, pero sin ocasiones, y el Sevilla se permitió el lujo de fallar claras ocasiones de gol. Colíderes y al Vicente Calderón.