Honda ralentiza el tren de McLaren
El suministrador de motores impone un protocolo que afecta a la mejora del coche
Haberse pasado seis años lejos de la fórmula 1 no sale gratis, sobre todo cuando llega el momento de volver al Mundial. Para Honda supone algo parecido a subirse a un tren en marcha. Y no a un tren convencional, sino a uno de alta velocidad. Quien lo sufre en este caso es McLaren, que después de 22 años vuelve a incorporar en sus monoplazas los motores de la marca del ala dorada. Las primeras cuatro jornadas de entrenamientos de este 2015 que se realizaron en Jerez a principios de mes no sirvieron para tranquilizar a la hinchada de la escudería de Woking, más bien al contrario: entre Fernando Alonso y Jenson Button sólo pudieron completar 350 kilómetros cuando, por ejemplo, Nico Rosberg, superó los 1.300 él solo. Los problemas fueron de diversa naturaleza (eléctricos, de presión del agua, exceso de aceite...), pero siempre vinculados al propulsor.
En Montmeló, donde hasta el domingo se lleva a cabo la segunda tanda, la cosa no arrancó mejor. Una incidencia con uno de los retenes de la unidad eléctrica (MGU-K) impidió a Button superar los 21 giros. Según el equipo, la avería no estará solventada en su totalidad hasta la jornada de hoy, circunstancia que provocó que Alonso se subiera ayer al coche con un propulsor nuevo, sin saber qué margen iba a tener. Finalmente, fueron 59 vueltas (el que menos giró), y siempre en series inferiores a las seis seguidas para no forzar demasiado la máquina. Terminó el séptimo, a 1,3 segundos de Daniel Ricciardo, el más rápido y el que más kilómetros completó (143 vueltas).
“Hay tiempo, pero los percances han reducido nuestra confianza”, dicen en la escudería
Entre los miembros de McLaren existe el convencimiento de que el MP4-30 es un gran bólido. Lo repite Ron Dennis, el patrón, cada vez que le preguntan, y comparten esa opinión las voces más anónimas que salen del taller. “El coche será rapidísimo. Ahora tenemos que conseguir que el motor funcione y ver hasta dónde puede llegar”, afirma uno de los técnicos. Conseguir este objetivo es difícil, pero puede serlo aún más si aquellos que dominan el cotarro y los tiempos son los ingenieros japoneses de Honda. “Aún tenemos tiempo, pero a medida que acumulamos percances también se reduce nuestro margen de confianza”, asegura Eric Boullier, director de los monoplazas plateados. Y añade: “Estamos en plena curva de aprendizaje. Incluso en el mundo de las carreras se requiere un tiempo de adaptación. No hay estrés pero sí mucha presión. Ambos [McLaren y Honda] queremos ser los mejores. No sabemos cuándo llegaremos, pero lo conseguiremos”.
“Su método es muy seguro pero muy lento, y en la F-1 de hoy en día eso penaliza mucho”, dice un mecánico de McLaren de sus compañeros japoneses. Estos fallos de sincronización no son menores porque impiden ir quemando etapas rápidamente. “Si tú formas parte de McLaren, estás en un bar y te has terminado la bebida llamarás al camarero y pedirás otra”, dice alguien que ha trabajado para las dos compañías; “lo que haría un ingeniero de Honda sería despedirse, salir del bar, volver a entrar, saludar, sentarse y entonces pedir de nuevo”.
Hay técnicos del equipo que aseguran que la avería que está condicionando esta sesión de pruebas podría haberse solucionado en horas, pero que el protocolo impuesto por Honda obligó a mandar las piezas a Japón. Es cierto que la pretemporada existe para probar los componentes. Pero también es evidente que McLaren ha rodado muy poco y en ningún caso lo ha hecho al límite.
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