Sorpresa, mano dura y un tal Iñaki Williams
05/03 Jueves
Hubo una época donde el Osasuna era un modelo de cordura. Empujados por una afición inasequible al desaliento, un campo muy incómodo para los rivales, un equipo donde se perdonaba todo menos el no terminar los partidos con el depósito de gasolina vacío y una filosofía en los despachos basada en la mesura y contención por encima de peligrosos sueños de grandeza, el equipo navarro se convirtió en un clásico de nuestro fútbol. Respetado y puesto como ejemplo de sensatez en unos tiempos donde no se puede decir que estuviese precisamente de moda, duele el comprobar que, como se está viendo y sabiendo ahora, sucumbió a oscuras tentaciones.
Tengo creada en mi cabeza mi propia escala llamémosle ética de equipos y clubes. A partir de la gente que los dirige (o ha dirigido), los valores a los que les asocio y su comportamiento histórico, les ubico en mi clasificación. No es nada científico pero cuando surgen, como lo están haciendo, historias de amaños, componendas, compras y demás, determina el tamaño de mi sorpresa, directamente relacionada a la posición que ocupan en la tabla. Zona baja, cara de “ya me lo imaginaba”. Zona alta, boca abierta. El Osasuna estaba en la parte de arriba, era casi equipo de Champions, de ahí que me haya cogido un poco con el pie cambiado.
El otro sobresalto del día es la (supuesta) amenaza de plante de los corredores de Formula 1 si no se les cuenta toda la verdad sobre el accidente de Alonso. No es de extrañar su mosqueo, pues la sucesión de informaciones ha sido manifiestamente mejorable, convirtiéndose en caldo de cultivo ideal para los rumores y la extensión de la creencia de que hay gato encerrado. No, no perdió el conocimiento. Bueno, sí, un poco, pero casi nada. Y fue con el golpe. No, fue antes. Pero se recuperó rápidamente. Bueno, tardó unos cuantos días en recordar todo lo ocurrido. No, no hay motivos para pensar que no pueda ir a Australia. No, no irá a Australia. Cada paso desmentía el anterior y me ha recordado un poco las explicaciones de Cospedal sobre la relación laboral de Bárcenas con el PP y su ya mítica indemnización en diferido. Este tipo de historias suelen llegar a un punto donde instaurada la sospecha de que hay algo que no nos quieren contar, todo lo que nos cuenten parece poco. En cantidad y en veracidad.
06/03 Viernes
No puedo con los amantes de la mano dura. Son aquellos que en cuanto se tuercen las cosas fijan la solución de cualquier problema en la invocación de Clint Eastwood en “El sargento de Hierro” y piden un entrenador que maneje a esos niñatos de deportistas como debe hacerse, a golpe de silbato y a la mínima, ¡50 abdominales con un solo brazo!. Y por supuesto, que la autoridad quede manifestada a gritos y explicitada en titulares de ruedas de prensa. Los problemas deportivos no existen, pues todo se reduce a una cuestión de mando. Y por lo que parece, el entrenador del Real Madrid (me refiero al de fútbol pero puede ser extensible al de baloncesto) no lo tiene sobre sus jugadores. O al menos eso se sospecha. Se sospecha ahora, claro, porque hace dos meses, cuando el equipo era una apisonadora, sí que lo tenía. Y no te digo nada cuando ganó la décima.
Es curioso que las ultimas Champions que ha ganado el Madrid las ha logrado con Del Bosque y Ancelotti, dos blandos de manual. Lo mismo que desde hace casi treinta años su sección de baloncesto no ganaba tanto y durante tanto tiempo títulos como ahora con Pablo Laso. La blandura de Del Bosque es legendaria, y con ella su hoja de servicios tiene todos los títulos de club y selecciones habidos y por haber. La de Ancelotti está también a esa altura, con tres Champions en su zurrón como ha tenido que recordar hoy. Para lograrlas no han tenido que dejar de ser elegantes y respetuosos, honestos y coherentes. No han necesitado dejar de tratar a sus jugadores con cariño y delicadeza y no han perdido nunca la humildad. No han necesitado declaraciones populistas ni reivindicaciones de su autoridad, que surgía de su honestidad y humanidad más que de su cargo. No se han dado al látigo ni a la crítica ventajista. Creen más en la convicción que en la imposición.
Pero todo esto no desalienta a los amantes de la mano dura. Aguantan el éxito, se lo adjudican a los jugadores (o incluso a la suerte si es necesario para no dañar mucho sus teorías) y esperan que lleguen las derrotas y los problemas. Y ahí están siempre al quite para volver a argumentar que lo que falta es alguien que meta en cintura a un equipo claramente fuera de control. ¡Qué cansinos!.
07/03 Sábado
Mientras Rajoy grita ¡Esperaaaaaanza, Esperaaaaanza! en San Mamés los aficionados rojiblancos corean como posesos ¡Iñaaaaaaaki, Iñaaaaaaki! cuando Iñaki Williams es sustituido después de hacer un partido descomunal ante el Real Madrid, con un despliegue físico abrumador. Iñaki es de Bilbao y es negro. Negro negro que diría Arzalluz. O afrovasco, que dicen otros no sé si por rigor lingüístico o con sorna, que en este cuento los chistes están la orden del día. Sus padres son de Ghana, huyeron de un campo de refugiados y estuvieron de paso por Barakaldo, donde nació Iñaki. Luego se marcharon a Inglaterra y dejaron al chaval en Pamplona para que empezase a jugar a fútbol. A los diez años dejó el Osasuna por el Athletic y ahí está, recibiendo honores de estrella por parte de San Mamés. Con su renovación podrá reunir de nuevo a su familia en Bilbao. La historia de Iñaki Williams es muy de estos tiempos de migraciones, globalidades e integraciones, de fusiones y difusiones que poco a poco van difuminando los límites y las barreras de todo tipo que existen o queremos colocar.
Iñaki ha ayudado mucho en la victoria del Athletic, que ha sido la derrota del Madrid y supondrá en unas horas la pérdida del liderato, salvo que el Rayo haga una improbable machada. Ha dicho Txingurri Valverde después del partido que “el estado de ánimo tiene mucho que decir en el fútbol”. El del Madrid no parece el ideal y ver al Barcelona delante y a Messi alcanzando a Ronaldo no va a ayudar. Pero tampoco lo parecía el del Athletic hasta que llegó a Cornellá y se clasificó para la final de la Copa. Y hoy parecía otro. Quiero decir que esto es muy cambiante, por lo que alertaría de nuevo a los enterradores y les pediría que esperasen un poco, no vaya a ser que el Madrid vaya al Camp Nou en quince días y la líe.
08/03 Domingo
El consumo de información tiene mucho que ver con los hábitos. Existen algunos muy enraizados histórica y socialmente, como es el de la información futbolística, que lo coloniza casi todo. Es el único deporte que no depende de si llueve o hace calor, haya competición o no, nos vayan bien o mal las cosas. Cualquier día del año, el porcentaje de información futbolística con respecto a lo demás es abrumadoramente superior. Todo el resto del universo deportivo depende de lo puntual, de los personajes y sus éxitos, que será lo que determine el espacio a ocupar.
Hasta la llegada de Alonso, la F1 era un territorio menor. Gracias a él, ya ocupa un lugar preferencial mediáticamente. Lo mismo se podría decir de Nadal y el tenis, los españoles de la NBA y el baloncesto, los moteros o últimamente Mireia Belmonte y la natación. A caballo de sus triunfos se ha ido creando una demanda de información que ha convertido en hábito su presencia y la de su deporte. No es fácil meter la cabeza con tanta competencia, por lo que resulta reseñable lo alcanzado por Carolina Marín, campeona del mundo de bádminton (una especialidad de la que conocíamos bien poco) y que desde entonces ha conseguido convertir en costumbre el seguimiento de sus andanzas. Hoy vuelve a decir “aquí estoy yo” con su triunfo en el All England de Birmingham, torneo que ahora sabemos que es como el Wimbledon del bádminton, pero es que hace una semana también se informó de una derrota en otra final en Alemania, con lío arbitral incluido. Es decir, que en las agendas de los medios, Carolina ya está incluida, paso fundamental para que su presencia sea regular, con todos los beneficios que conlleva para ella y el futuro de su deporte.
Si Carolina abre hueco, el atletismo lo sigue perdiendo ante la falta de resultados. Este fin de semana se ha disputado el Europeo Indoor y la cosecha ha sido la peor en 21 años. No siempre es fiable el asunto del medallero, pero sí este dato: Sólo del 20% de los treinta atletas mejoró su marca. Entre la falta de figuras conocidas y los asuntos de doping no especialmente bien resueltos (por no decir pésimamente) la imagen de este maravilloso deporte no atraviesa un buen momento, pasando de puntillas incluso en torneos de esta enjundia. Una pena.
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