El campeón del mundo derrota a Valverde en la Amstel Gold Race

A Michal Kwiatkowski, el polaco que ganó el Mundial en Ponferrada, le recordaron la víspera de la Amstel Gold Race que en las 49 ediciones disputadas de la gran clásica holandesa había habido solo tres ciclistas que levantaron los brazos victoriosos con el maillot arcoíris de campeón del mundo: Eddy Merckx en 1975, Jan Raas en 1980 y Bernard Hinault en 1981. “Ah, pues no han sido tantos”, dijo el líder del Etixx, quien 24 horas más tarde añadió su nombre a la lista tras imponerse a un muy numeroso grupo al sprint en Berg en Terblijt, 1,8 kilómetros pasada la cima del Cauberg, el más famosos de los 34 montes que definen el recorrido en la región de Limburgo de la 50ª edición de la llamada clásica de la cerveza. Segundo, haciendo honor a su leyenda en el Cauberg, donde ni en la Amstel ni en el Mundial (3º) ni en el Tour (fractura de clavícula en 2006) ha encontrado las fuerzas y los movimientos justos para imponerse, terminó Alejandro Valverde, quien repitió su puesto de hace dos años (superado entonces por el ataque lejano de Roman Kreuziger).

"No se puede reprochar absolutamente nada al resultado; acabar 2º, con un final más abierto que el que había años atrás acabando en el Cauberg, en una llegada como esta en grupo y después de todo el trabajo tan bueno que ha hecho el equipo… no se puede pedir más", dijo Valverde en un comunicado enviado por su equipo.

Desde septiembre, desde Ponferrada, Kwiatkowski, de 24 años, solo había logrado una victoria, el prólogo de la París-Niza, lo que había determinado que los jefes de su equipo empezaran a ponerse nerviosos y que más de un especialista comenzara a hablar de la sequía del arcoíris. Ninguna de las presuntas presiones pareció afectar al polaco, que, según se pudo ver por televisión, se movió con maestría y paciencia en los metros decisivos. Neutralizado a falta de una decena de kilómetros el ataque lejano del inconformista Vincenzo Nibali, los grandes equipos (Orica, BMC, Movistar) decidieron que fuera la última ascensión al Cauberg la que decidiera la carrera. En su lugar habitual de ataque, a unos 500 metros de la cima, tal como había hecho en sus cuatro victorias en el terreno (tres Amstel y un Mundial) se movió el belga Philippe Gilbert, quien, sin embargo, no se pudo ir solo, pues el muy rápido australiano Michael Matthews se le pegó como una lapa. Por detrás se acercó Valverde pasada la cima, y con él una docena de corredores, entre ellos Kwiatkowski, quien ganó el sprint con fuerza y facilidad a Valverde. "He entrado muy bien al Cauberg, pero tras el acelerón después de la curva ha habido un parón y la gente se me ha echado encima. Me lamentaba por dentro, ‘otra vez, siempre me pasa lo mismo’, pero afortunadamente y aunque cuando ha arrancado Gilbert he visto que se iba lejos, tenía buenas piernas y en cuanto he visto sitio para pasar he arrancado y he podido llegar bien. Sí se me ha pasado por la cabeza rematar cuando he llegado hasta Gilbert y Matthews, y de hecho enseguida he intentado arrancar, a ver si se miraban, pero no han dejado espacio", dijo el líder del Movistar.

Ningún español ha logrado aún brindar con un doble de cerveza rubia en lo más alto del podio de Valkemburgo.

La semana de las Ardenas, las clásicas que más se adecuan al estilo de los hombres Tour y los escaladores, continúa el miércoles con la Flecha Valona y su final en el Muro de Huy, donde los últimos años se han multiplicado las victorias españolas (Astarloa, Valverde en dos ocasiones, Daniel Moreno y Purito Rodríguez), y termina el domingo con la Decana, la Lieja-Bastogne-Lieja, que se corre desde 1892 y en la que solo un español ha ganado, Valverde, en dos ocasiones (2006 y 2008).