Martino se la juega en el ‘superclásico’
Argentina y Uruguay disputan un duelo marcado por las críticas al seleccionador albiceleste tras el empate ante Paraguay
Argentina lleva un año jugando con uno más que sus rivales. Sucedió en el último Mundial, donde la invasión de Río de Janeiro al final del torneo perturbó a la población carioca, y sucede durante esta Copa América, en la que la selección de Leo Messi se juega dentro de unas horas (1.30 de la madrugada española, Canal Plus Liga) mucho más de lo que cabía suponer en otra ciudad ‘sitiada’ por sus hinchas. Sobre todo para el entrenador argentino, Gerardo, Tata, Martino, muy cuestionado en las últimas horas. En la apacible ciudad colonial de La Serena (convertida en un balneario), sólo se oye acento rioplatense en una mañana fría y nublada que presagia, de nuevo, una noche de abrigo en un estadio que parece diseñado para crear corrientes de aire. Hay, como de costumbre, diez argentinos por cada uruguayo, casi como en la vida real. Andan sorprendidos por la temperatura. La prohibición de llevar mate al estadio, una bebida que además de tonificar calentaría el cuerpo, ha unido a los hijos del Río de la Plata en la previa del partido. Los uruguayos, especialmente dependientes de sus mate, termos y bombillas, han popularizado el lema “El mate no mata” para expresar su enojo.
El clásico más antiguo del mundo, devaluado por la ausencia de quizá el mejor delantero centro de la actualidad (Luis Suárez), ha recobrado interés tras el inesperado tropiezo argentino contra Paraguay. Parecían estar felices en La Serena, y el primer tiempo de Argentina fue de lo mejor en la ‘era Martino’, pero se percibe mar de fondo en el equipo. Algo pasó en ese segundo tiempo que perturbó a los jugadores: quizá fueron los cambios, unánimemente criticados a posteriori, quizá la ansiedad, quizá la mala suerte. La ‘Pulga’ atendió muy serio esa noche a los medios, pero con una disposición infrecuente, y mostró claramente su enfado: “Nos dormimos, perdimos la pelota […] Hay cosas que hablar y mejorar”. Después rechazó (y se negó a recoger) el premio al mejor jugador del partido, que terminaría recayendo en Haedo Valdez. Martino dijo ayer que “lo importante ahora es clasificarse”, sin mayores complicaciones, y justificó el desbarajuste táctico final del sábado: “No es fácil lograr algunos movimientos de coordinación de un día para el otro”. Otra rareza: el seleccionador se presentó solo, sin compañía de ningún futbolista, motivo por el cual la Conmebol sancionará con una multa de 50.000 dólares a la AFA por reincidencia.
Entre los aficionados argentinos han regresado con fuerza sorprendente las críticas al ‘Tata’, que no ha comenzado con buen pie y sólo tendría garantizada su continuidad si conquista la competición: hay demasiadas expectativas creadas ante la “injusticia” de que Messi no ganase nada con su país. En el avión desde Santiago a La Serena miembros muy cercanos a la selección deslizaban comentarios acerca del clima actual en el vestuario. Un ex integrante del cuerpo técnico menciona, otra vez, el nombre de Carlos Tévez, cuyo ingreso en ese momento del partido no pareció agradarle a nadie, y tampoco dice más. Otro recuerda que en la última Copa América, celebrada precisamente en Argentina, fueron eliminados por Uruguay.
Pero era otra Argentina bien distinta y sin duda era otra Uruguay, que sin la presión del favoritismo afina su rocoso sistema defensivo para detener el previsible vendaval argentino. “Sabemos cómo parar a Messi […] El problema es que la selección argentina es más que él”, decía ayer Diego Godín, ‘alma mater’ de los charrúas en ausencia del castigado Suárez. Sólo una rotunda victoria argentina despejaría probablemente su enrarecido estado de ánimo. Ambas aficiones saben que una derrota de su equipo les colocaría en una situación grave después de que Paraguay se haya ganado el respeto de la Copa América. Hay ambiente de día grande en la costa pacífica chilena. Sólo faltará la yerba. Como dice un tango al otro lado del Cono Sur, en el Río de la Plata: “Es el mate el compañero que nos presta gran servicio, aunque diga que es un vicio más de un ‘dotor’ extranjero”.
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