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Tigres deja a Pumas al borde del KO

Los norteños toman ventaja (3-0) en la final de la liga mexicana con un sensacional Gignac

Juan Diego Quesada
André-Pierre Gignac celebra el primer gol de Tigres.
André-Pierre Gignac celebra el primer gol de Tigres.Miguel Sierra (EFE)

Pumas vivió una noche de espanto en Monterrey. Tigres lo sometió de principio a fin en el partido de ida de la final de la Liga mexicana y les hizo tres goles que pudieron ser cuatro o cinco si a última hora el cansancio no hubiera nublado las ideas de los delanteros regios. Gignac y Sobis, dos veteranos a la caza de cualquier balón que rondara el área, se lo pasaron de lo lindo y dejaron claro que no hay otra dupla igual en el campeonato local. Los del Tuca Ferretti ya han agarrado una de las asas del trofeo.

Si Gignac fuera un tienda, el eslogan de la entrada podría decir: "haciendo goles desde hace una década". El ariete francés, que suma 14 goles, tiene más posibilidades que nunca de ir a la Eurocopa en junio del año próximo tras la sanción que la federación le ha impuesto al madridista Benzema. Esta noche fue un incordio para la defensa de Pumas. Dario Verón, descentrado por las acusaciones de racismo que le ha lanzado durante toda la semana el colombiano Quintero, sufrió con los continuos desmarques de Gignac, y en ocasiones Sobis, a la espalda.

En una de esas, el brasileño demostró oficio. Aguantó en el área, de espaldas, la caída de un balón que venía del cielo. El defensa Javier Cortés no midió y se lo llevó por delante, o eso le pareció al árbitro. Gignac se encargó de marcar el penalti a un Pikolín Palacios que se tiró demasiado pronto. Era el minuto 14 y los Pumas comenzaban a intuir que no era su noche. En el 28, Javier Aquino controló con el pecho un balón que le llegaba de la banda derecha, la bajó y la colocó en el palo contrario.

Pumas intentó estirarse pero no se lo permitieron. Tigres tenía más de todo lo que hace falta para ganar una final. Llegado el descanso, la mejor noticia es que solo iban perdiendo por dos. Los primeros minutos de la segunda parte fueron un espejismo. Matías Britos intentó agitar a su equipo con un par de jugadas de mérito, pero acabaron en nada. Sosa estaba desaparecido. Eduardo Herrera estaba abandonado a su suerte. El chaparrón estaba por llegar.

A la contra, con Jurgen Damm y Aquino en los costados, Ferretti quiso dejar sentenciada la final. Tigres comenzó a llegar en tromba. Las tuvieron de todos los colores. De nuevo Sobis demostró que es el más listo, no por nada cuando jugaba en el Betis marcó en el Camp Nou un gol que le costó una liga al Barcelona. Esta noche en El Volcán, le cayó otro balón del aire. Sabía que no podía rematarlo y se limitó a estorbar al defensa. El tipo cayó en la trampa. Despejó de mala manera y se la dejó a Gignac, que empalmó. El balón salió rebotado de las manos de Pikolín y Sobis solo tuvo que empujarla. 

Damián Álvarez le dio otro resuello a los norteños. Los de la UNAM solo esperaban a que aquello no acabara en una goleada más abultada. El marcador no se movió más. El resultado (3-0) es contundente, pero no definitivo. Sin ir más lejos, en junio los Gallos Blancos de Querétaro, donde jugaba Ronaldinho, estuvieron a punto de levantar un 5-0 en la vuelta a Santos Laguna en otra final de Liga. La sensación, no obstante, es que Tigres tiene toda la pinta de un equipo campeón.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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