Kovacic, el funcionario liberador
Ernesto Valverde, el técnico del Athletic, dice que el Madrid es más peligroso sin Isco. El centrocampista croata permite que James, Kroos y Modric se suelten más
Acostumbrados como están los reporteros radiofónicos a Gareth Bale y a Toni Kroos, a sus vidas enclaustradas, a sus reticencias a hablar en otras lenguas que no sean las maternas, a la pertinaz germanofilia de uno, a la nostalgia de los valles galeses del otro, o a la tendencia a escabullirse de ambos, se quedaron perplejos cuando Mateo Kovacic se presentó en el patio del Bernabéu, el sábado por la noche, después de la victoria sobre el Athletic (4-2), y comenzó a hablar el castellano con perfecta dicción. Sin ningún complejo.
A sus 21 años, este muchacho nacido en Austria, hijo del exilio croata, hizo gala del proverbial aplomo balcánico cuando la batería de micrófonos le asedió. “Estoy muy feliz”, dijo. “Para mí es un orgullo estar en el Real Madrid. Soy joven y todavía tengo mucho que aprender de estos compañeros y de este club”.
¡Qué fácil es cumplir con las elementales demandas de los medios de comunicación nacionales! De pronto, todo el mundo en los pasillos del estadio parecía reverenciar a este jugador que en el campo no se distingue por nada en particular, pero que, en sus cinco apariciones como titular en Liga, ha demostrado ser un puntual centrocampista de acompañamiento. No ha maravillado al público con gesto alguno, pero es difícil recordarle un error, un mal pase, una negligencia. La constancia en la eficacia de ciertas labores administrativas tiene mérito cuando se trata del mediocampo, en donde la actividad resulta forzosa. Contra el Athletic fue el jugador que más pases dio (77) y el que participó en más acciones (90) después del ubicuo Kroos (100).
Al margen de los números, que manifiestan laboriosidad, no es fácil analizar el juego de Kovacic. Preguntado sobre qué pretendía con su titularidad, Zinedine Zidane se limitó a responder con una redundancia: “Sólo quise darle minutos”. La sonrisa del entrenador del Madrid mientras pronunciaba estas palabras pudo traslucir que ironizaba, que prefería ocultar un secreto táctico detrás de una mueca cordial, o que no sabía qué decir. “Ya veremos quién juega en Roma”, apuntó, añadiendo más misterio, cuando alguien quiso saber si Kovacic tenía posibilidades de volver a dejar a Isco en el banquillo en la Champions.
Valverde: "A Isco siempre le podemos fijar con uno de nuestros centrales, aunque nos quedemos uno contra uno"
Entre los enigmas que ofrecen Zidane y Kovacic reluce una evidencia: la presencia de Kovacic implica que no juega Isco. Esto es relevante porque desde hace un tiempo la desaparición del malagueño se traduce en la liberación de James, Modric y Kroos. No es casual que la semana pasada el Madrid solo pudiera imponerse al Granada una vez que Isco fue sustituido por Kovacic en los últimos 12 minutos del partido en Los Cármenes. Tampoco es casual que James y Kroos, goleadores del sábado, exhibieran su versión más desinhibida frente al Athletic con Isco en el banco y Kovacic haciendo labores de intendencia en el mediocampo.
Ernesto Valverde, el entrenador del Athletic, hizo el análisis que no quiso o no pudo realizar su homólogo madridista. “A la hora de sacar el juego Kovacic siempre se baja un poco más”, observó. “Se nos metía un poco más dentro, de hecho en el primer tiempo aquí en el Bernabéu hemos tenido problemas con él porque esa posición no la teníamos bien cogida y nos ha enganchado un par de situaciones de contra metiéndose por detrás de nuestros centrocampistas. Lo hemos pasado mal porque nos ha desequilibrado”.
“Que jugara Kovacic nos modificó el planteamiento”, concluyó Valverde, “porque sabemos que va a tender a meterse dentro y nos irá a coger el juego ayudándo a sus volantes cuando nos hagan la presión. Isco siempre se te va a quedar un poco más atrás. A Isco siempre le podemos fijar con uno de nuestros centrales, aunque nos quedemos uno contra uno”.
Conclusión: que Valverde piensa que el Madrid hace menos daño con Isco cuando ataca porque resulta más previsible y es menos solidario cuando defiende.
Isco fue aclamado este sábado en el Bernabéu después de lucirse con una vistosa pirueta balompédica, cuando entró en la segunda mitad. El juicio del público es la adoración del ágil y simpático malagueño. El juicio de los profesionales es más benévolo con el forastero Kovacic.
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