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Naufragio coreografiado

El equipo español de natación sincronizada inició en 2013 una deriva decadente de la que no consigue salir. Políticos, técnicos, nadadores y jueces buscan una explicación

Diego Torres
El equipo español de natación sincronizada durante el preolímpico de Río.
El equipo español de natación sincronizada durante el preolímpico de Río. GUSTAVO OLIVEIRA (EFE)

El equipo español de natación sincronizada se hundió rápido. Ganador de la medalla de bronce en los Juegos de 2012, siete meses más tarde, con seis de las ocho integrantes originales, parecía incapaz de mantenerse a flote. Thais Henríquez, licenciada en Derecho y Educación Física y doble medallista en los Juegos de 2008 y 2012, vislumbró el naufragio apenas regresó a los entrenamientos, en abril de 2013, tras operarse de dos hernias lumbares.

“Fue después del Open de Japón y de la Copa de Europa de 2013”, recuerda Thais. “Japón, que había quedado a tres puntos de nosotras en los Juegos, nos empató en el equipo libre. Estuvimos desastrosas. Luego en la Copa de Europa empatamos con Ucrania, que ni siquiera estuvo en los Juegos. Yo me reincorporé entonces. Hubo una reunión de equipo y las entrenadoras Esther Jaumá y Ana Vives dijeron que nos habían regalado las últimas medallas porque éramos España. Y que ahora, en cambio, había un complot contra España... Me pareció una falta de respeto. Podíamos pensar así y decirlo o podíamos intentar hacer las cosas un poco mejor. Vi la Copa de Europa en la web y creo que fuimos peores que Ucrania. Pero de repente no había objetividad. Solo excusas para intentar justificar los fallos organizativos y de entrenamiento. Fue una falta de criterio y de autocrítica tan brutal que me quedé paralizada”.

El presidente de la federación española de natación, Fernando Carpena, destituyó o a la seleccionadora Ana Tarrés en septiembre de 2012. En el acto de presentación de las sucesoras, Ana Montero, Esther Jaumá y Ana Vives, el dirigente anunció su propósito. "¿Por qué la decisión?", dijo. "Porque queremos seguir creciendo, queremos avanzar, construyendo sobre lo extraordinario que se ha conseguido. Queremos ser oro. Hemos hecho el cambio ahora porque es el mejor momento para la proyección hacia Brasil”.

El secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, afirma haber respaldado a las nuevas entrenadoras y no cree que la transición se hubiese hecho, como dijo Carpena, para luchar por el oro en Río. Cardenal asegura que desde un principio la idea imperante fue perseguir el oro “a largo plazo”, pero sin precisar qué plazos.

"La falta de criterio y autocrítica fue tan brutal que me quedé paralizada", dice la nadadora Thais Henríquez

“No encuentro ninguna noticia en la que se justifique el relevo técnico garantizando el oro en Río de Janeiro”, dice el máximo responsable del deporte español, remitiéndose a la crónica de TVE. “No conozco además a nadie que no haya contextualizado la situación de Ana Tarrés con otras coordenadas. Al anunciar el nuevo cuerpo técnico, de la crónica de la rueda de prensa nunca hubiera sacado como conclusión que se prometiera el oro en Río de Janeiro”.

La directora técnica, Ana Montero, explica el contraste entre el anuncio de su jefe y la realidad con dos argumentos. Primero, que Carpena exageró para no desmoralizar a la tropa: "Lo sabe cualquier psicólogo, los deportistas tienen que entrenarse para ganar. Decir que iban a ir a participar habría sido malo para el deporte". Segundo, que mantener el nivel técnico era imposible con el cambio de reglamento, considerando que las componentes del equipo actual no atesoran la calidad de sus predecesoras y sucesoras: "Esta generación viene con unas cualidades técnicas no tan buenas".

"Uno de los pocos datos objetivos que tiene el nuevo reglamento es la altura", señala Montero. "La altura de las piernas en el agua, la altura las salidas… A la altura le han asignado valores. Para mejorar la altura y la eficiencia técnica hay que mejorar la preparación física. Esto hace que en España hayamos tenido que trabajar más la preparación física en seco y en agua. Se trabaja en el gimnasio con autocarga, trabajando con el propio peso... ¡Porque no todas podían hacer dominadas!".

Esther Jaumá no parecía tan pesimista como Montero en septiembre de 2012. "Este equipo de nadadoras son el sueño de cualquier entrenador que se precie", dijo, tras asumir como responsable técnica del equipo. Tres meses después comenzaba la emigración: Andrea Fuentes, Margalida Crespí, Irene Montrucchio, Laia Pons y Thais Henríquez abandonaron la disciplina.

"Este grupo tiene nivel para conseguir más", afirma la juez María José Bilbao

Thais evoca la implantación del modelo de adiestramiento basado en la fuerza. "Nada más entrar dijeron que estaban horrorizadas con la mala preparación física que teníamos", recuerda, "que había gente del equipo que no era capaz de hacer cien flexiones seguidas y que era penoso... Yo pensaba: '¿Por eso somos unos paquetes? ¡Pero si somos medallistas olímpicas!".

Tres años y medio más tarde y miles de horas de sudor y levantamiento de pesos después, el equipo de España se quedó fuera de los Juegos de Río. El torneo preolímpico celebrado hace dos semanas fue el remolino que se tragó los restos. Las españolas no pudieron superar a Japón, ni a Ucrania, ni a Italia, ni a Canadá, los cuatro equipos que se medirán con China y Rusia, las principales potencias, en la final de Río del próximo verano. Bajo el nuevo criterio objetivo de puntuación, las calificaciones nunca resultaron tan reveladoras del desplome. Con respecto a 2012 y, sobre todo, con respecto a 2015. Cuando ya regía la normativa a que alude Montero y las chicas acumulaban, en palabras de la gran figura Ona Carbonell, "un trabajo físico bestial".

España fue el único gran equipo del preolímpico que perdió puntos respecto al Mundial de 2015. Pasó de obtener 92.4667 puntos en el equipo libre y 90.872 en el técnico a recibir 90.033 y 88.863 respectivamente. Italia y Canadá, que habían puntuado por debajo siete meses antes, fueron superiores en técnico y libre.

"No encuentro ninguna noticia en la que se justificara el relevo técnico garantizando el oro en Río", dice Miguel Cardenal

Los políticos y los técnicos a cargo de la gestión de la sincro encuentran que todo sigue su cauce natural. La descalificación del equipo de los Juegos se interpreta como parte de lo previsible dada la calidad de la actual generación. María José Bilbao, pionera de la sincronizada en España y una de las jueces más expertas que existen, hace un análisis ligeramente discrepante. "No hay una ninguna culpa generacional", comenta. "Este grupo tiene nivel para haber conseguido algo más. Es cierto que ahora no encuentro un talento como el de Andrea Fuentes. Hoy hablamos de excelencia para todo pero no son fenómenos habituales. Ni en nuestro país ni en ningún otro. Incluso Rusia no tiene una Natalia Ischenko".

"Durante muchos años tuvimos un problema importante: no podías escoger", observa la juez. "Teníamos el material humano que teníamos. Pero desde hace un tiempo hay una explosión en el número de participantes que permite seleccionar mucho mejor para el alto rendimiento. Tuvimos la suerte de que después de Gemma Mengual surgieron Andrea y Ona como grandes solistas. Berta Ferreras podría ser la siguiente".

La española Teresa Valido, una de las juezas que arbitró el preolímpico, se muestra cautelosa pero admite que el nivel general en España nunca fue mejor. "Hemos bajado uno o dos puestos pero seguimos estando ahí", dice. "No ha habido una debacle. Nuestro deporte ha tenido una evolución. En los últimos 15 años España ha pasado de luchar por meterse en las finales a luchar por las medallas. Ha habido una progresión bastante evidente. Ana Tarrés hizo un trabajo que no se puede cuestionar y ahora hay otro esquipo que está haciendo otro trabajo, ni mejor ni peor".

"Este es un momento malo", lamenta César Villegas, descubridor de Ana Tarrés, presidente del club Kallípolis e introductor de la sincro en España. "Hay niñas pero ¿las sabrán aprovechar? ¿Hay gente capaz? Poquísima, y la poquísima que hay no está donde debería. Este relevo ha sido provocado. Si hubiese habido un cambio natural, esto no habría pasado, porque se pueden hacer previsiones y estrategias. El dúo de Ona debieron prepararlo desde hace tres o cuatro años. Había calidad al menos para aguantar al mismo nivel".

Thais se asombra cuando verifica que los responsables técnicos atribuyen el fracaso de Río al cambio generacional. "Antes también hubo un cambio generacional", dice. "Con la diferencia de que en Londres 2012 éramos tres veteranas de Pekín 2008 y ahora hay cuatro veteranas de Londres. En 2009 se fueron todas menos Andrea, Alba y yo. En el equipo actual hay mucho talento pero no han sabido potenciarlo. Es un hecho que las entrenadoras no han estado a la altura".

El hundimiento de uno de los equipos más eficientes de la historia del olimpismo español se ha consumado. Reflotarlo parece difícil.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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