Lorenzo: ni una palabra, ni las ideas claras
El campeón del mundo, que duda por primera vez si le conviene renovar con Yamaha, se niega a hablar de su futuro en Ducati
Cómodo en su papel de tío misterioso, Jorge Lorenzo, sigue empeñado en no decir ni mu. Mientras tanto, cada día que pasa parece acercarle más a Ducati. Y su silencio se compensa con las declaraciones de terceros que parecen empeñados en confirmar su adiós a Yamaha después de nueve años de éxitos y tres títulos mundiales. Primero fue el campeón Giacomo Agostini, que confirmó que el mallorquín había sido tentado por la fábrica de Borgo Panigale: “Ducati le ha hecho una súper oferta”, dijo, citando fuentes de Audi, propietaria de la casa italiana y, al fin y al cabo, quien buscará el dinero para ese gran contrato que debe atraer al campeón del mundo: el piloto, cuya ficha actual está en 10 millones pasaría a cobrar unos 12.
Pero Agostini no fue el único que habló. Hace pocos días el director deportivo de Ducati, Paolo Ciabatti, confirmó sin ningún pudor que había hablado tanto con el piloto de Yamaha como con Marc Márquez: “No es ningún secreto. Sabemos que los dos terminan contrato al final de la temporada”, concedió. Aunque nunca habló de una oferta formal. Y tampoco Lorenzo, quien unas semanas atrás dijo que la única oferta que tenía sobre la mesa (de momento, matizó) era la de Yamaha, quiso confirmarlo este jueves: “Prefiero mantener estos temas en privado y hacerlo oficial cuando tenga que hacerlo. Cada día falta un día menos para saberlo”.
Así se expresó a su llegada al circuito de Austin, donde debería tomar una decisión que se le está estimando más difícil de lo que parece. Por primera vez en nueve años Lorenzo, que tiene más dudas que nunca, se está planteando qué reto le atrae más: si quedarse en Yamaha para intentar igualar los cuatro títulos que ganó Rossi o si marcharse a Ducati para luchar por lograr lo que aquel nunca pudo hacer, ganar un Mundial con la fábrica italiana, y de paso, ganar con otra moto. El representante del piloto, Albert Valera, que sí estuvo en Qatar, pero no en Argentina, tomó un vuelo el miércoles con destino a los Estados Unidos. Tiene cosas que discutir con su cliente, como él mismo, ahora sí, reconoció: “Son cosas, pensamientos, que estoy valorando con mi equipo y que prefiero mantener en privado. Decidiré con ellos si me motiva ganar con otra moto o quedarme donde estoy”.
Y añadió: “Estamos aquí para correr esta carrera, cuando se decida una vía se intentará planificar lo que se hace y cómo”, dijo preguntado sobre si tenía alguna preferencia sobre quién sería su compañero de equipo, si Dovizioso o Iannone, o si se llevaría a sus mecánicos con él: “El 2017 queda muy lejos”.
Decidiré con mi equipo si me motiva ganar con otra moto o quedarme donde estoy Jorge Lorenzo, piloto de Yamaha
Aunque en pretemporada afirmó que deseaba renovar con Yamaha antes, incluso, de que comenzara la temporada, las cosas han cambiado mucho en poco tiempo. Y, como bien dijo él hace escasas semanas, recibida la oferta de renovación, podía esperar. Y decidió hacerlo. Se sentía en una posición de fuerza. Con un contrato por firmar encima de la mesa desde el GP de Qatar. “La mejor oferta que ha tenido en su carrera deportiva”, según él mismo reconoció tras la carrera en el circuito de Losail. Pero habló de dos factores importantes que influirían en su decisión: confianza y cariño. Y de esos no ha estado del todo bien servido en los últimos meses. Al menos, Yamaha, más el equipo que viaja a las carreras, no tanto la fábrica o la marca, como ente global, no se lo ha hecho sentir así. Y la competitividad de la Ducati en este inicio de Mundial podría inclinar la balanza.
Maverick Viñales, ese chico que está preparado para, tarde o temprano, volver a colocar a la Suzuki en un podio de MotoGP, está listo para recibir la llamada de Yamaha y de Lin Jarvis, el director deportivo, aquel que decidió ofrecer un contrato de renovación al mismo tiempo a Lorenzo y a Rossi, aquel que decidió dar el mismo trato al campeón y al subcampeón del mundo. Y que probablemente termine por perder al campeón.
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