El tormento del 'Gullit' Peña
El futbolista mexicano del Club León fue detenido por intentar huir de un choque automovilístico y por tener aliento alcohólico
Desde que era pequeño, a Carlos Peña (Ciudad Victoria, Tamaulipas, 1990) le pedían que se cortara el cabello y él se negaba. Sus rizos le daban el aspecto de Rudd Gullit, aquel media punta holandés que no paraba de ganar scudettos en el Milan de los noventa. Peña brilló en los torneos juveniles y el cazatalentos que descubrió a Cuauhtémoc Blanco, Ángel González, le convenció para probarse en Pachuca. A partir de ese momento empezó a labrar una trayectoria en el fútbol que la valió para ser colocado como el tentativo fichaje del Borussia Dortmund y hasta del PSG.
La noche del jueves, Peña vivió un episodio turbio en su trayectoria. Fue detenido por policías del estado de Guanajuato tras intentar huir después de chocar su automóvil, un Mini Cooper negro, contra otro. Los agentes lograron retenerlo y notaron un aliento alcohólico, eso lo llevó a pasar una mala noche en el Centro de Policía Poniente. El Gullit mexicano tuvo que realizar las pruebas con el alcoholímetro, en el que registró 75 grados de alcoholismo, cinco menos de los 80 que acreditan un estado de ebriedad, de acuerdo con la información del periodista Julio Saucedo de ESPN Digital.
Peña pagó su fianza de 3.500 pesos (162 dólares) y salió de la estación policial. Este viernes se presentó a entrenar con sus compañeros para preparar el partido que jugará el León contra el Necaxa, como si no hubiera pasado nada.
“Iba a salir de la primaria y se tenía que cortar el pelo. La maestra le dice ‘Gullit ahora sí vas a tener que cortarte el pelo porque vas a recibir los papeles de la primaria’. ‘No puedo, maestra, porque voy a ir a un [torneo] nacional que es en Guadalajara y me conocen por Gullit y por el pelo’”, contó Marcelino Peña, el padre del futbolista, a Televisa en 2014. Desde ese momento no ha dejado de presumir su cabello crespo.
El joven Peña viajó 735 kilómetros para hacerse un lugar en el fútbol. Con 20 años jugó su primer partido en primera división con la camiseta de Pachuca, uno de los clubes que se ha convertido en una especie de La Masia en México en los últimos 10 años. En su primer temporada lució un desempeño prometedor, pero al siguiente año fue suplente en el equipo, incluso jugó unos minutos en el Mundialito de Clubes en 2010.
La carencia de minutos llevó a Gullit a aceptar jugar en la segunda división con el Club León, una institución que no conseguía el ascenso durante 10 años. Pero a Peña y al equipo esmeralda le bastó una temporada completa para regresar a primera. Desde 2011 a 2016 vivió su mejor época tras formar parte de un tridente efectivo junto con sus compatriotas Luis Montes y José Juan Vázquez. Eso le valió al equipo guanajuatense ganar dos ligas. Ese buen nivel le permitió vestir la camiseta de su selección y ser parte de la plantilla que jugó la Copa Mundial en Brasil. Carlos Peña jugó sólo once minutos frente a Croacia.
A finales de 2015 uno de los equipos más populares de México, las Chivas, abrieron la cartera y le ficharon por ocho millones de dólares, una de las transferencias más costosas en el equipo de Guadalajara. En el momento de su despedida de León, el mediocampista corpulento lloró desconsoladamente. “Nunca pensé en salir, la verdad. Quiero estar siempre aquí, pero esta decisión es de otros, no mía”, dijo Peña en ese momento.
Pero en sus primeros meses con Chivas, Carlos Peña estuvo involucrado en escándalos fuera de la cancha. En una pretemporada fue captado de noche en el prestigioso club nocturno Coco Bongo en la playa de Cancún. En septiembre pasado, en la prensa mexicana se publicó que el futbolista llegó en “estado inconveniente” a un entrenamiento. El presidente del equipo rojiblanco, Jorge Vergara, salió a su defensa y aseguró que se trató de un problema estomacal.
Peña no se asentó en Guadalajara. En un año no logró afianzarse en el equipo de Matías Almeyda, por más confianza que este le mostró. El entrenador argentino le colocaba en la posición ideal detrás del centro delantero, marcó ocho goles, pero un par de penales fallados, en especial uno en cuartos de final contra el América, desató la inconformidad de la hinchada.
El 7 de diciembre el León hizo oficial el retorno del Gullit bajo la leyenda “regreso bestial”. En su primer partido jugó 69 minutos en la derrota 2-4 contra el equipo en que debutó, Pachuca. Portó su número tradicional, el 27. Ahora tras su incidente automovilístico, que no dejó ningún lesionado, se subió al bus sin dar alguna declaración a los medios. Peña quiere volver a sus orígenes.
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