El Iberostar Tenerife impone su furia ante el Real Madrid
Los de Txus Vidorreta defienden el liderato ante los blancos con una exhibición de intensidad y defensa
El Iberostar Tenerife afianzó su liderato en la Liga Endesa tras derrotar al Real Madrid en La Laguna (75-64). "Suena extraño que estemos ´los primeros a estas alturas, pero poco a poco nos lo vamos creyendo. Ganar la liga son palabras mayores, ya veremos. La humildad es lo que nos ha traído hasta aquí", resumió Rodrigo San Miguel en plena fiesta en la isla. Con más hambre y menos fatiga. Con la adrenalina de la ilusión convertida en un indomable espíritu canchero, el conjunto de Txus Vidorreta se merendó a un campeón achacoso. Los de Laso pierden su tercer partido consecutivo en una semana horribilis. Un bache post-Copa con reminiscencias al que sufrieron a finales de año.
Los locales se entregaron a la agitación desde el salto inicial para explorar los límites de la fatiga del Madrid, recién llegado de Estambul. Para los insulares era una reválida competitiva; para los de Laso, un propósito de enmienda tras dos pinchazos. Se impuso el brío del Iberostar. Doornekamp y Grigionis marcaron territorio con un inicio efervescente (26-16, m. 8). Pero la intendencia de Rudy rompió la inercia y sostuvo al Madrid en un tira y afloja engañoso porque los visitantes no desistían pero nunca gobernaban.
La defensa madridista rebajó el nivel de acierto local (6 de 6 en triples como presentación) hasta que la vigorosa aparición de Abromaitis volvió a tensar la cuerda con siete puntos en el arranque del segundo cuarto (40-30, m. 16). En el fragor de la batalla, dominaba siempre el Canarias y perseguía el Madrid. “Estamos jugando contra el líder. Sabíamos que esto iba a ser difícil”, espetó Laso en el entreacto. Resultó finalmente imposible para los suyos.
La mejor defensa de la Liga se imponía, con creces, al mejor ataque. Al final del tercer cuarto, Doncic sumaba más rebotes (7) que todos los pívots madridistas juntos y los locales duplicaban las asistencias del conjunto blanco (12-6). Asimetrías contables que retrataban el atolladero en el que estaba metido el Madrid.
El quinto triple de Doornekamp refrendó el tercer demarraje del equipo de Vidorreta (62-52, m. 32) y un mate de Grigionis al contraataque destartaló la canasta, puso en ebullición al Santiago Martín. Subieron los decibelios en la grada y creció la tensión en la pista. Doncic aguantó el tipo ante Grigionis, pero Randolph perdió los nervios con los árbitros. Su reiterada protesta, en foma de aplausos irónicos a los colegiados, le costaron dos técnicas y la descalificación. Para entonces, el Iberostar había desatado su furia. Rumbo a la victoria, la diferencia alcanzó los 17 puntos. El liderato se queda en Tenerife.
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