Locos por Jon Rahm

El camino de Jon Rahm en el golf parece inevitablemente unido al de Dustin Johnson (DJ), y el mundo lo celebra.

Hay un nuevo gran clásico en marcha, el que enfrenta al número uno del mundo y al vizcaíno del que todos se han enamorado por su espíritu, su fuerza y su juego. El mundo del golf está loco por Rahm, al que los especialistas comparan sucesivamente con Jack Nicklaus por su peso y los movimientos de su swing, muy corto y tremendamente potente; con Seve Ballesteros por su espíritu de lucha, su simpatía natural y su capacidad de inventar golpes, con Phil Mickelson, por su habilidad en el juego corto, alrededor del green, y con Tiger Woods por su irrupción atómica en el golf a los 22 años. Cuando pasó a profesional, en julio pasado, a los 21 años, Rahm era el 551º en el ranking mundial. 16 torneos más tarde, tras el domingo, era ya 14º. Y si se dividiera los puntos que ha logrado por los 19 torneos en que los ha conseguido y no por el divisor mínimo de 40, sería segundo. Y quizás por una vez el ranking reflejaría la realidad.

El mejor cartel de su duelo con DJ, que se quiere eterno, fue la final del mundial matchplay, el domingo, en la que Rahm, pese a perder por un hoyo, obligó al mejor jugador del mundo a agotar los 18 hoyos pese a contar en el octavo ya con una ventaja de cinco que el vizcaíno redujo. “El partido demuestra que puedo competir con alguien como DJ y con cualquier otro incluso jugando los peores nueve primeros hoyos de mi vida”, dijo Rahm, quien, sabedor de que la grandeza solo se alcanza peleando con el más grande, había anticipado tras su semifinal que quería en la final a Johnson.

“Por fin, el golf puede proponer un duelo en la cumbre entre sus dos mejores pesos pesados”, se puede leer en el Golf Digest, que compara a ambos jugadores con los dos púgiles que mejores golpes pueden soltar por su tamaño y por su fuerza. “Por fin dos grandes en la cima de su arte”.

Dentro de 10 días, Augusta

La primera vez que se cruzaron los destinos de Rahm, vizcaíno, 22 años, 100 kilos, 1,88 metros, y Johnson, de Carolina del Sur, 86 kilos, 1,93 metros, fue en junio pasado. Fue en la entrega de trofeos del Open de Estados Unidos. El norteamericano acababa de ganar su primer grande y Rahm, en el primer grande que disputaba, recogía el premio al mejor amateur. En Torrey Pines no hubo combate: ganó Rahm con su eagle en el 18, su primera victoria en el circuito, un torneo en el que DJ no pasó el corte. En Pebble Beach, ya con el calentamiento acelerado, DJ terminó tercero y Rahm quinto. Lo mejor estaba por llegar. Los dos últimos DJ los ganó y Jon Rahm se constituyó en su rival más duro. Hace tres semanas, en México, el vizcaíno terminó tercero, y el domingo pasado, segundo. La próxima cita, la próxima semana en Augusta, donde espera el Masters.

No hay previa de Augusta hasta ahora que no destaque que DJ es más favorito que nadie y que, al mismo tiempo, no refleje el deseo íntimo, y la posibilidad, de que Rahm se convierta en el primer debutante en Augusta que se lleve la chaqueta verde por primera vez desde que en 1979 lo consiguiera el norteamericano jovial Fuzzy Zoeller.