De Rosell a Qatar
La llegada de Neymar provocó juicios y un cambio de presidente, continuó con enfrentamientos con los rivales y desemboca ahora en su salida
“Esto es un hasta luego, volveré”, aseguró Neymar, el día de su despedida del Santos en 2013, después de curtirse durante 10 años en el cuadro paulista. “Voy a cumplir mi sueño: jugar en el Barcelona”, añadió. Hoy en el Santos nadie quiere saber nada de Neymar; en el Barcelona, tampoco.
Neymar pasará al PSG, propiedad de Tamim bin Hamad al Thani, emir de Qatar. Parece que el brasileño no se puede desligar del país de los emiratos, ya que cuando fichó por el Barça, Qatar Airways reemplazó a Qatar Foundation de la camiseta azulgrana. Y el artífice de su contratación, el expresidente Sandro Rosell, está relacionado con negocios con Qatar.
Fue gracias a la ingeniería de contratos de Rosell que el Barça pudo soplarle el fichaje de Neymar a los grandes clubes de Europa. Entre los aspirantes a quedarse con el paulista estaba el Real Madrid, con el que ya había pasado una revisión médica. Rosell encontró una puerta que ningún otro club había advertido: el bolsillo del padre del jugador. El Barcelona se comprometió a pagarle 40 millones de euros a la empresa N&N, propiedad de la familia Neymar, si el futbolista firmaba por el club azulgrana. Y así fue. El Barça le pagó 40 millones a los Neymar y 17,1 al Santos. Esas fueron las cifras que oficializó el Barcelona el día de la presentación del jugador. Ocurrió, sin embargo, que meses después el club tuvo que reconocer que el traspaso de Neymar ascendía a 86,2 millones. Una revelación que le costó el cargo a Rosell y dejó en llamas a la nueva directiva del Santos y al grupo inversor DIS, que, antes de su llegada tenía el 40% de los derechos económicos.
Tanto el Santos como la empresa DIS se sentían engañados. Los 86,2 millones estaban muy lejos de la cifra inicial. El club paulista presentó una demanda en la FIFA (fue desestimada); DIS una querella en 2015. El grupo inversor brasileño denunció haber sufrido un perjuicio económico por el contrato de 40 millones que firmó el Barcelona con el padre del jugador. La Audiencia Nacional procesó al Barça, como persona jurídica; a Josep Maria Bartomeu, en su momento vicepresidente deportivo; a Sandro Rosell, entonces presidente; y al jugador y a su padre.
Pero los problemas de Neymar en Barcelona no solo se ciñeron a los tribunales. Aunque siempre con permiso del club, el delantero se marchó cada febrero a Brasil para celebrar el cumpleaños de su hermana. Y, últimamente, su presencia en las noches de la capital catalana ya habían encontrado eco en el club. Juan Carlos Unzué, segundo entrenador de Luis Enrique, discutió con Neymar en un entrenamiento por este motivo. “Vas a acabar como Ronaldinho”, le advirtió el ahora entrenador del Celta.
Los líos de Neymar se acumulaban. Los rivales se desquiciaban con sus filigranas. Para muchos, solo hacía que provocar. Luis Enrique tuvo que defenderle públicamente: “Nadie se puede sorprender de este tipo de regates. No se trata de humillar a nadie y si alguien se calienta, está un árbitro que lo puede expulsar”, lo protegió el entrenador. No le gusta pasar desapercibido a Neymar. Xavi le llamó la atención públicamente por excederse en la rúa de celebración del triplete de la temporada 2014-2015. A Neymar no solo le gustaba llamar la atención con sus festejos fuera de lugar, sus regates o sus peinados excéntricos —el exselecionador de Brasil, Dunga, lo criticó por teñirse el pelo durante el Mundial 2014—. Hasta se llegó a sospechar que el 11 hacía publicidad de Nike en medio de los partidos: en reiteradas oportunidades se cambiaba las botas incluso mientras proseguía el juego.
En cualquier caso, Neymar pasa de la risa al enfado con facilidad. Se hizo expulsar ante el Málaga, cuando el Barcelona de Luis Enrique se estaba jugando la Liga con el Real Madrid. “Sé que tengo que aprender de esto”, dijo. El último rifirrafe que tuvo en un campo fue durante un entrenamiento en la gira del Barça por Estados Unidos. Tras un roce en una jugada, el paulista llegó a las manos con Semedo. Último conflicto de Neymar antes de plantar a la directiva para irse al PSG.
El Barça, el club de sus sueños, terminó harto de Neymar. El Santos, el club que lo formó, también se quedó decepcionado con la actitud del paulista. A sus 25 años, Neymar jugó en dos clubes, y en los dos dejó un mal recuerdo.
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