Márquez: “Todo el mundo se alegraría si ganara Dovizioso”

Un abrazo selló el duelo. Un duelo excitante. Un abrazo festivo. Dos pilotos agotados. Así cerraron la carrera del gran premio de Japón. No han pasado ni cuatro días y ya están pensando en las curvas rápidas de Phillip Island (la carrera este domingo a las 7.00, Movistar MotoGP), uno de los circuitos más difíciles del calendario, donde Marc Márquez y Andrea Dovizioso volverán a medirse para ver quién de los dos merece este Mundial. No sin antes repasar cómo y por qué se impuso el de Ducati en la última aceleración de Motegi. “Si hubiera visto la carrera desde fuera, como espectador, hubiera apostado a que ganaba Márquez. Porque se veía que también iba al límite, y aun así pudo tirar en las últimas tres vueltas; yo, como él, iba al límite, pero parecía que él había hecho la estrategia correcta para ponerse delante. Y ya se sabe lo pillo que es Márquez en esas situaciones”, relataba Dovizioso, segundo de la general, a 11 puntos de aquel (244 por 233, con tres carreras por disputarse), que confesó haberse percatado al revisar la carrera de lo rápido que fue en Motegi.

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No le bastó a Márquez con la pillería en esa última vuelta. “Lo intenté, y si hubiera tenido retrovisores quizá no hubiera cometido aquel error en la curva ocho porque ya había abierto un pequeño hueco. Pero si no lo pruebas, no fallarás, no perderás; yo siempre lo pruebo hasta el final. Y aun viéndolo perdido en la última curva todavía no sé cómo entré, ni cómo giré la moto. Desde fuera se ve más riesgo del que sentí en aquel momento encima de la moto”, explicaba el de Honda, el líder del campeonato.

Pese a estudiar cómo perdió, Márquez no sabría asegurarse una victoria si se volviera a repetir un escenario similar, como ya había ocurrido en Spielberg, dados los problemas de la Honda en aceleración: “Cada circuito es diferente. Y todo depende de tus puntos fuertes, de cómo sea el último sector de ese circuito. Pero, la Ducati es una moto que puede frenar muy tarde, cosa que antes no tenía, y además acelera. Eso hace muy difícil adelantarle. Siempre lo adelanto en zonas enlazadas, nunca frenando o acelerando”, analiza.

Márquez se aferra a la lógica, la que le dice que en Phillip Island, un circuito que se corre en el sentido contrario a las agujas del reloj, como a él le gusta, muy técnico y de esos en los que el piloto se impone a la máquina, debería quedar por delante de Dovizioso. “En Motegi tenía apuntado perder algún punto, sé que Dovi va rápido allí y la Ducati también. Perdí lo mínimo que podía perder. Aquí tengo apuntado quedar por delante de él, no me importa decirlo, aunque me ponga presión. Sé que luego viene otro circuito (Sepang) en el que la Ducati también va rápido”, afirma, convencido sobre sus posibilidades.

El piloto de Ducati, por su parte, no se atreve siquiera a buscar puntos débiles en el pilotaje de Márquez. No se puede criticar a un piloto que se lleva un segundo puesto como lo hizo él en Motegi, opina. Aunque este año el italiano ha demostrado algo en lo que ya creía: “Nadie es imbatible”. Y él, ¿siente que ya le respetan después de la temporada que ha hecho? “Siempre he tenido el respeto de mis rivales, siempre he sido un piloto competitivo, pero nunca tanto como para jugarme el campeonato con ellos; hasta este año. Ahora todos me ven diferente y me tratan en consecuencia”.

Dovizioso, además, se siente halagado al percibir cierta sensación de favoritismo de parte de la afición, que quiere que sea él el campeón. “Lo noto. Y me hace mucha ilusión. Creo que se debe a que soy un piloto que no busca meter cizaña entre los otros, que no quiere discutir; me gusta estar tranquilo, sereno, lo más maduro posible en la relación con los otros pilotos y con la gente”, advierte. Basta con la respuesta Márquez, que certifica tener una excelente relación con él: “En mi equipo me empujan a muerte y mi fan club también, pero Dovi es el piloto que, si ganara, todo el mundo se alegraría. Tiene una carrera muy larga, ha trabajado mucho y un trabajador como él también se merece un campeonato”.