Cuando Mbappé manda, Francia asusta
El delantero del PSG firma un doblete excelente ante Rusia en un encuentro en el que los 'bleus' volvieron a mostrar sus debilidades en defensa
Introdujo siete cambios Didier Deschamps en el once de Francia que se enfrentó a Rusia respecto al que cayó ante Colombia y todos ellos mejoraron a una selección con un fondo de armario formidable. El abanico de posibilidades que maneja al técnico de les bleus permite una variedad de configuraciones sin parangón en el viejo continente. Es Francia un equipo sobrearmado en muchas líneas, pero al que tanto de margen de maniobrabilidad le impide asentarse sobre el campo. Ante Rusia, sin embargo, pareció saberse la lección de memoria, jugó con criterio y demostró una pegada angustiosa para su rival. La movilidad de Mbappé y la capacidad de Pogba para sacar el periscopio a pesar de su tibia temporada, resolvieron un partido lleno de experimentos para la subcampeona de Europa, que ya encuentra en la libreta de su técnico con varios nombres señalados, todos ellos atrás.
RUSIA, 1 - FRANCIA, 3
Rusia: Lunev; Samedov (Smolnikov, m. 46), Kudryashov (Cheryshev, m. 83), Granat, Neustadter; Yerokhin (Shvets, m. 76), Golovin, Zhirkov (Rausch, m. 46); Smolov, Dzagoev (Miranchuk, m. 54), Miranchuk (Zabolotny, m. 66).
Francia: Lloris; Pavard, Koscielny, Umtiti (Kimpembe, m. 80), Hernandez; Pogba, Kanté (Tolisso, m. 66), Rabiot (Matuidi, m. 81); Dembélé (Giroud, m. 72), Mbappé (Lemar, m. 85), Martial (Griezmann, m. 58).
Goles: 0-1. M. 40. Mbappé. 0-2. M. 52. Pogba. 1-2. M. 67. Smolov. 1-3. M. 83. Mbappé.
Árbitro: Gediminas Mazeika (Lituania). Amonestó a Mbappé, Miranchuk.
Saint Petersburg Stadium. Unos 65.000 espectadores.
La única parte del campo en la que sigue sin flotar es su defensa. Cambió a los laterales Deschamps, dando entrada a Pavard y Lucas Hernández y colocó a Koscielny por Varane junto a Umtiti en la zona central. Con Lloris en la portería nada advertía de que semejante mezcla pudiera hacer aguas, pero ocurrió. Remató con peligro y libertad Rusia, aunque ninguno de sus jugadores demostrase la pericia suficiente para superar en más de una ocasión al portero francés.
La selección de Cherchesov, que cayó goleada ante Brasil en el anterior enfrentamiento, pareció querer despertar. Se agarró a la habilidad de Zhirkov, un talento al que ya no le sigue el físico, y enhebró con tino distintas jugadas en ataque. No tiene gol Rusia, pero sí habilidad suficiente como para aligerar su peso y dejarse llevar por la corriente.
En Francia el gol resulta menos esquivo. Si ante Colombia Mbappé ocupó la banda derecha, en San Petersburgo adelantó su posición, donde estuvo acompañado por Martial en lugar de Griezmann. Pero las piernas del jugador del PSG no entienden de fronteras y sus cabalgadas se repitieron por todo el frente de ataque. Adivinó uno de sus desmarques Pogba para ponerle el balón a placer, y tras tirar un desmarque y deshacerse de su marcador, golpeó el balón con un palo de golf al costado derecho de Lunev. Toda la maniobra fue a toda velocidad, como si un tornado hubiera aparecido de la nada. Y qué tornado.
Lo celebró Mbappé lanzándose sobre Pogba, y minutos después la misma escena cambió el rol de los participantes. El medio ejecutó un saque de falta con maestría, superó la barrera con potencia, y colocó el balón de nuevo junto al mismo palo. No vive Pogba buenos momentos esta temporada, enfrentado con Mourinho y sin ningún premio gordo que rascar con el Manchester United. Pero con Francia parece cambiado, más a gusto en el centro del campo junto a Kanté (quien no lo estaría) y Rabiot, y con total libertad para sumarse al ataque. Y así luce mucho.
Pero como demostró ante Colombia dejándose remontar, ante Rusia demostró de nuevo Francia que sufre episodios de desconexión propios de un mal router. Supone que todo está controlado cuando el marcador resulta favorable, pero no comprende que no hay deporte menos fiable que el fútbol. En una buena internada por la derecha de la Pavard se desentendió, Smolnikov asistió a Smolov para que de primeras, a medio palmo de Lloris, le superase con parsimonia. Se atrevió Rusia a llamar más veces a la puerta del meta del Tottenham, aunque no logró volver a abrirla. Tampoco suponía que fuese a sufrir un nuevo asalto en su domicilio, hasta que Mbappé agarró un pase de Matuidi, rompió con frialdad a Smolnikov (aún lo está buscando) y superó a Lunev, que no cerró suficientemente las piernas. El fallo del portero fue grosero, el regate, una delicia.
Esta vez Francia resolvió porque con Mbappé no quiso sustos y Pogba demostró que no emplearle sobre el campo es un lujo con demasiadas contraindicaciones. Francia asusta en ataque, pero sigue dejando muchas dudas en defensa.
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