Del Potro: “No sabía que yo era tan fuerte”
El argentino departe sobre una carrera que ha tocado el cielo y el infierno. Ganó un grande con 20 años, pero su trayectoria derivó en dolor y quirófanos. Después de cuatro operaciones, hoy triunfa y sonríe
Con sus casi dos metros de altura, Juan Martín del Potro (Tandil, Argantina; 29 años) irrumpe a paso manso en el área de la Caja Mágica reservada para los jugadores. Allí departe con EL PAÍS sobre una carrera que ha tocado el cielo y el infierno, porque pocos tenistas han sufrido lo que él ha sufrido. Ganó un grande con 20 años y apuntaba a codearse con la élite, pero su trayectoria derivó en dolor y quirófanos. Cuatro operaciones de muñeca hicieron que el gigante tocase fondo, pero el destino le brindó otra oportunidad y él la saborea a cada instante.
Pregunta. ¿Se podría decir, visto lo visto, que deportivamente ha vuelto a nacer?
Respuesta. Sí. Hace un tiempo que ya me siento de nuevo un jugador de tenis, después de todas las lesiones. Hubo un antes y un después en mi carrera, en los Juegos Olímpicos de Río, cuando en la primera ronda le gané a Djokovic. Ahí, como que todo fue transformándose en algo positivo; a partir de ahí casi todo fueron cosas buenas. Hoy día, gracias a Dios, la mayor parte del tiempo pienso solo en tenis y no en mi muñeca ni otras cosas que me perturbaron durante mucho tiempo.
P. ¿Cuántas veces tuvo la tentación de dejar su profesión?
R. Estuve muy cerca. Es una decisión que estuve a punto de tomar cuando no encontraba la solución a mi muñeca y no había manera de recuperarme. Lo pasaba muy mal como persona, no podía hacer mi trabajo ni lo que me gusta… Me planteé tomar otro rumbo para mi vida y estuve muy cerca de hacerlo, pero llegó un día en el que encontré una fortaleza interior que no creía tenerla y eso despertó mi energía para volver a operarme y volver a intentarlo. No sabía que yo era tan fuerte.
P. ¿Y cómo venció al miedo?
R. Me costó mucho la decisión de operarme la tercera vez, porque cada día en el quirófano lo sufría, pero todo se hizo más llevadero cuando me operé la tercera vez. Ahí ya me dieron unos plazos marcados para la recuperación y eso fue algo a lo que agarrarme: poder entrenar, poder estar otra vez en una pista… En lo psicológico tuve todo el apoyo de mi familia, mis amigos y de toda esa gente que quería volver a verme jugar al tenis. Había mucha gente que no quería que me fuera de este deporte de aquella manera y recibí muchos mensajes de apoyo, y eso fue lo mejor para mi mente.
P. ¿Pero necesitó trabajar con psicólogos?
R.No, porque yo creo que cuando mejor se está con uno mismo es cuando el entorno está alineado. Creo que esa es la mejor manera de afrontarlo.
P. Se le ve más receptivo que antes. De alguna manera, ¿todo este proceso ha transformado su personalidad?
R. Hoy veo las cosas de otra manera, me tomo todo de otra manera. Cuando me preguntan qué objetivos tengo, si quiero luchar por el número uno, yo digo que honestamente lo único que pretendo es estar sano. Poder jugar este torneo, poder entrar a una pista y corresponder a la gente no tiene comparación con ningún otro resultado deportivo; desde lo emocional es más fuerte incluso que ganar un gran partido. Voy día a día sorprendiéndome a mí mismo y disfruto muchísimo eso porque estuve muy cerca de perderlo y hubiera sido muy triste para mí.
P. Usted es un hombre sentimental. ¿Le ha hecho llorar mucho el tenis?
R. Sí, pero he llorado de tristeza y de alegría. Lloré durante mi recuperación, durante todo el tiempo de incertidumbre. También estuve muy triste cuando volví a jugar al tenis y me encontré con una persona que no era yo, que no podía pegarle de revés, que perdía con jugadores que en otro momento les ganaba... Todo eso fue duro, pero últimamente lloro de alegría, por emociones lindas como lo de Indian Wells [su primer Masters 1000], la Copa Davis [en 2017] o la medalla de Río [2016].
P. Djokovic también está sufriendo. ¿Confía en su regreso?
R. Yo creo que es cuestión de tiempo, porque su calidad es única. No es fácil perderle el miedo a la lesión o a lo que uno sufrió. Con Novak hablo bastante y le transmito mis experiencias; sé lo difícil que debe ser para él, para un jugador tan bueno que está acostumbrado a ganarlo todo... Son muy pocos los que pueden volver a recuperar un nivel como el suyo. Yo lo viví y no es lindo que la prensa compare a Novak con otro Djokovic, o que digan que él está en otro nivel, porque la realidad no es esa. Seguro que a él todo eso no le ayuda, pero a su vez le da mucha más fuerza para volver donde debe estar.
P. Y usted, ¿qué tiene usted que todo el mundo le quiere?
R. Creo que viene por todo el esfuerzo que he hecho por volver a jugar. La gente lo sabe, me ven y saben que no tengo el revés de antes, o la misma manera de jugar, pero valoran todo lo que he hecho y se sienten identificados con todo el sacrificio que hago para hacer lo que a mí me gusta. Tal vez toda mi historia sirva de inspiración para jóvenes, para gente que ha tenido problemas y haya sufrido; tal vez les ayude a salir adelante, en el deporte, en el trabajo, con los estudios...
P. De no ser por las lesiones, ¿hasta dónde hubiera llegado Del Potro?
R. Me lo he preguntado algunas veces, pero las cosas pasan por algo… A mí me tocó ganar el US Open a Federer en una final histórica, con 20 años, como me tocó ser el de los malos momentos con las lesiones, como me tocó ganarle a Djokovic y Nadal en Río… y tener a toda Brasil hinchando por mí, con lo que para un argentino significa. Y después vino lo de la Copa Davis, que nunca la habíamos ganado, y ahora me encuentro con un buen ranking (6), que jamás lo hubiera imaginado... No me pregunto tanto eso, sino que agradezco lo que me toca vivir y no quisiera pasar lo que tuve que pasar. De todo he aprendido. La vida te lleva a que el día a día sea intenso, de adrenalina, y a que nadie sepa nunca qué le puede pasar. Estoy feliz por la carrera que he hecho, por cómo me trata la gente, por el respeto de mis colegas.
P. Es creyente. ¿En qué medida la ha ayudado la fe?
R. Es lo que me enseñaron de chico, la forma de vivir que tengo con la gente que me rodeo. Las cosas pasan por algo y de arriba ponen piedras en el camino a las personas que tienen esa fortaleza para saber esquivarlas; desde arriba nunca te van a poner una piedra que no crean que la puedes esquivar. Yo me lo tomo así y lo vivo de esa manera. Lo que tengo es un regalo de Dios. Estoy súper agradecido de poder estar aquí después de tanto tiempo. Hasta disfruto de hablar con ustedes, que en otro momento era diferente…
P. Y cuando lo dejé, ¿a qué se dedicará?
R. El fútbol siempre me gustó y la arquitectura también, pero no creo que me ponga a estudiar porque es muy difícil la carrera... [risas]. La vida me sorprende día a día y no sé qué estaré haciendo en un par de años. Tengo casi 30 años y estoy disfrutando mucho de este deporte, y creo que proyectar a largo plazo no es bueno. Mientras siga haciendo esto trataré de dar el máximo y el día que no lo disfrute o sea ya como una tortura, después de todo lo que he pasado, no lo haré más y elegiré otra cosa para mi vida.
P. ¿Y qué hay de Argentina? Cuando gana, piden que sea presidente del Gobierno…
R. Así es nuestro país. La gente es muy pasional, siempre quieren que seamos los mejores en todo y cuando a veces no lo sos, ya no hablan de uno. A lo largo de mi vida he aprendido a convivir con eso y me lo tomo siempre de buena manera; trato de disfrutar y que disfruten de mí, porque va a llegar un día que venga otro y lo disfruten a él. Me dan mucho cariño, así que siempre estaré agradecido a mi país y a toda su gente.
Muguruza resuelve el estreno
Sobre aviso, porque Madrid es un escenario que todavía se le resiste —nunca ha superado la segunda ronda del torneo—, Garbiñe Muguruza resolvió el estreno contra la china Shuai Peng sin sobresaltos. Se trabajó el primer parcial y después se deshizo con suficiencia de la 39 del mundo, apeada por 6-4 y 6-2 (1h 40m). De esta forma, Muguruza se medirá en la siguiente ronda a la croata Donna Vekic (6-2 y 6-4 a Georgina García).
"He jugado un poco más tranquila esta vez", apuntaba tras la victoria la número tres del mundo. "Las primeras rondas, las que no son tan bonitas, son las más importantes. Luego, a partir de semis, todo es muy bonito, pero en mi caso este tipo de partidos son muy importantes", prolongó Garbiñe, a la que ayer le arrebató protagonismo Sara Sorribes.
La castellonense logró, contra todo pronóstico, el triunfo más meritorio de su carrera. Batió a la 14 del mundo, Madison Keys, por 7-5 y 6-2, e inmediatamente rompió a llorar. "Mi gente me había dicho que hoy podía ser un gran día y así ha sido", explicaba desde la pista la española, de solo 21 años y citada ahora con la checa Krystina Pliskova.
Previamente, las dos jugadoras que pugnan por el número uno del mundo en Madrid, Simona Halep y Caroline Wozniacki, arrasaron en sus respectivos compromisos: la rumana le endosó un 6-1 y 6-0 a Yekaterina Makárova, mientras que la nórdica superó a Daria Gavrilova por 6-3 y 6-1.
Hoy se medirán en la pista central Novak Djokovic y Kei Nishikori (16.00, Teledeporte), y Feliciano López y Pablo Andújar (20.00, Tdp).
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