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España logra una plata y un bronce en maratón por equipos en los Europeos de Atletismo

Jesús España despide su eterna carrera internacional con el broche del citado subcampeonato y el equipo español suma ya 10 medallas

Participantes de la maratón, este domingo, en Berlín.
Participantes de la maratón, este domingo, en Berlín.CLEMENS BILAN (EFE)

El belga Koen Naert aprieta los dientes con cara de agonía en los últimos metros, las últimas pisadas hacia la meta en Breitscheidplatz. Suena Sweet Paradise y Naert recoge la bandera, su dulce infierno se convierte ya en paraíso. Es campeón de Europa y récord del Campeonato: 42 kilómetros en 2 horas, 9 minutos y 51 segundos. Le saca dos minutos al suizo Abraham Tadesse (2h 11m 24s) y al italiano Yassine Rachik (2h 12m 09s). Llega Javier Guerra cuarto (2h 12 22s) y el reloj enorme de la Iglesia del Recuerdo le dice que 10 segundos menos que en Zúrich 2014 no son suficientes para liberarlo de la maldición. Cuarto como entonces, sin medalla por cien metros sin aliento que lo separaron del italiano. Rachik casi se muere pero le arrebató el bronce. “Veía al italiano perdiendo, con mala cara, pero mis cambios de ritmo no han sido suficientes para alcanzarlo”, admitía Guerra. “En el Europeo de Zúrich me vi más cerca del bronce que aquí porque fui tercero hasta el kilómetro 40. Esta carrera ha sido de muchísimo más nivel”.

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Propulsado por la rapidez del asfalto berlinés avanzaba como el caballo que tira de la cuadriga sobre la histórica Puerta de Brandeburgo Koen Naert, con sus mallas ciclistas ajenas al tradicional meyba de los fondistas. Era el kilómetro 35 y el belga se perdía de vista por la Avenida del 17 de junio, el antiguo este este-oeste de los nazis. A lo lejos intentaba responder a la cruel maniobra de la cuadriga belga Javier Guerra, al que le faltaron las fuerzas. Y también Jesús España, desde el segundo grupo de carrera. Su veteranía, perro viejo, le decía que había que seguir aquel ritmo hubiera sido un acto suicida. “Ha sido una carrera complicada de leer. Yo no tengo valor para ponerme a tirar desde el kilómetro 15 porque sé que siempre hay que guardar fuerzas para el final”, explicaba el atleta de Valdemoro, que dentro de una semana cumplirá 40 años..

El valor de Jesús España es sobre todo humano, más importante que los resultados han sido siempre para él las personas que le rodean, el equipo, la piña, la entrega por algo más grande que él. El cambio de ritmo del belga fue tan brusco que el plano circuito de Berlín, una de las maratones más rápidas del mundo, se volvió una cuesta interminable. “En los últimos metros he tenido que dejarme el alma”, confesaba. Pero España acabó, empujado por la mágica ilusión de subir al podio con sus compañeros a los que aprecia en la histórica Berlín. El bosque frondoso del Tiergarten le abrió paso, cual bosque de Soria. Y fue sexto, 2h 12 58s, mejor tiempo de la temporada, finalista. El equipo, plata, por detrás de Bélgica e Italia. Y a Jesús España se le saltaron las lágrimas recordando cómo llegó aquí. "De mis inicios recuerdo la sensación de libertad que tenía cuando corría y que sigo teniendo ahora. Aquello me enganchó y por eso sigo aquí.”

Dominó los 5000 metros en España, su historial internacional es una lista interminable con un apogeo en el oro de los 5.000m de Gotemburgo 2006 y casi 20 años en la élite internacional. Se va con el respeto y la admiración de sus compañeros, de las promesas, de Javi Guerra. “Con Jesús España he aprendido a ser atleta y a ser persona. Poca gente puede hablar mal de él, ha luchado siempre por un atletismo limpio, siempre en contra del dopaje. Ha sido un ejemplo y nos ha guiado. Para mí se despide hoy una de las personas más importantes del atletismo español”.

Jesús España, es casi imposible acordarse de una carrera de fondo sin él. Cuenta que cuando empezó a competir sus padres le dijeron que no era más que nadie pero que tampoco menos y que por eso trata a todas las personas igual. Y así, extendiendo una vez más la bondad de su trato, se despidió de la prensa en el corazón de Berlín. “Yo correré siempre porque me gusta. He tenido la suerte de despedirme en un campeonato con gente grandísima”.

En la maratón femenina se impuso la gran favorita Volha Mazuronak, de 29 años (2h 26m 22s). Era el 17º maratón de la atleta bielorrusa, residente en Nueva York, que llegaba con la mejor marca del año de todas las participantes (2h 25m 25s conseguidos en abril con su victoria en Düsseldorf) y que monopolizó desde el comienzo el foco de las cámaras. Su nariz emepzó a sangrar abundantemente como reacción a su gran esfuerzo y su cara sanguinolenta a resultas de la llamativa hemorragia se convirtió en un símbolo de lo que se espera de una maratón: sangre, sudor, victoria. La española Clara Simal no sangró, pero se rompió de verdad: su gemelo se rasgó y pese al dolor continuó corriendo, como una dura de verdad. Vio a su madre en una acera y se paró a llorar en sus brazos como una niña pequeña, con tanto amor y ternura, y capacidad de superación. Volvió a correr después del abrazo, pero se tuvo que retirar. La mejor española fue Trihas Gebre, novena. La suma de su tiempo (2h 32m 13s) con el de Azucena Díaz, 13ª (2h 34m) y el de Elena Loyo, 23ª (2h 37m 54s) dio a España el bronce por equipos, superada por Bielorrusia e Italia.

La retirada le generó a la rota Simal un sufrimiento añadido, pues perdió su derecho a subir al podio a recibir el bronce por equipos. La ausencia la solucionó Gebre, que, con un hermoso gesto de generosidad, le obligó a aceptar la medalla que le habían impuesto a ella. Simal es la esposa de Fran España, atleta y hermano de Jesús España, que, como Gebre, se entrena con Juan del Campo.

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