El Reus vuelve a la competición mientras espera un milagro
El club catalán tiene hasta el lunes para saldar la deuda con sus empleados, si no, podría desaparecer
Los jugadores del Reus entraron en bloque el viernes al mediodía a la pequeña sala de prensa de su estadio tras la última sesión antes de jugar este sábado ante el Córdoba (18.00). Una veintena de jugadores desfilaban cabizbajos y con rostro cansado. Jesús Olmo, el capitán, leyó un comunicado de diez puntos donde se denunciaba, por duplicado, que la situación que viven es “insostenible”.
La plantilla, muy crítica con la gestión de la directiva y con los rodeos que vienen recibiendo cada vez que preguntan por sus nóminas, confirmaba que ha denunciado los reiterados impagos atendiendo al convenio colectivo del fútbol. Con tres meses sin cobrar, pueden denunciar y reclamar su desvinculación del club para quedar libres. “Teníamos la promesa de que con el nuevo año la situación estaría resuelta a nivel económico”, leía Olmo. Restan un par de semanas para cerrar el año, pero la paciencia se les ha agotado.
"Gracias al convenio colectivo tenemos la opción de pedir la resolución de nuestros contratos y hemos decidido acogernos a este derecho porque entendemos que la situación ya es insostenible", informaron los jugadores en un comunicado.
Contra el Córdoba, rival directo en la parte baja de la clasificación, puede ser el último partido del Reus en Segunda. Solo si el dueño del club, Joan Oliver, abonara la deuda, toda o en parte, antes del lunes, el equipo ganaría una vida extra. Oliver asegura tener negociaciones abiertas para que el dinero de un inversor inyecte oxígeno en la caja, donde hay un agujero de cinco millones de euros. Los jugadores dudan que la llegada del supuesto salvador se termine materializando. En cambio, su entrenador, Xavi Bartolo, se resiste a dejar de creer. “Estoy plenamente convencido de que vamos a tener una solución”, afirmó el preparador, en rueda de prensa.
Acto de protesta
Bartolo mostró un tono conciliador y dijo respetar la denuncia que han interpuesto los jugadores, a pesar de que pueda suponer la desaparición del club, y estuvo igualmente comprensivo con la decisión de la federación, que ha denegado la petición para que el partido de este sábado se suspendiera: “No sería bueno para la competición crear un precedente”, dijo. El técnico negó que sus futbolistas preparen ninguna acción de protesta para el encuentro. La última jornada, en su visita a Alcorcón, los jugadores permanecieron inmóviles y abrazados en el centro del campo durante el primer minuto de juego.
El Reus vive angustiado, pero hay unanimidad en el vestuario en que no se rendirán en el campo. “Si este va a ser el último partido, vamos a terminarlo de la mejor manera posible”, anunció el entrenador.
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