Rosell y el honor
A la espera del recurso de la Fiscalía, se impone una pregunta: ¿Qué habría pasado si la sentencia se hubiera producido con el expresidente del Barcelona todavía en la cárcel?
Hay daños irreparables, pocos seguramente tan graves como el de estar 643 días en prisión preventiva para después ser absuelto; y después se dan sentencias que son reparatorias porque tras valorar las pruebas no se acreditan las acusaciones, como ha pasado en el caso de Sandro Rosell. La argumentación del expresidente del Barça ha ido a misa, una conclusión muy a tener en cuenta después de que alrededor de su figura y de su modus operandi, como intermediador del deporte, se habían levantado sospechas desde el fichaje de Neymar. Había mucho interés en el juicio para saber qué había pasado y al final se ha dado la razón a Sandro Rosell.
A la espera del recurso de la Fiscalía, se impone una pregunta: ¿Qué habría pasado si la sentencia se hubiera producido con Rosell todavía en la cárcel? El acusado quedó en libertad condicional sin fianza una vez iniciado el juicio después que la juez instructora la denegara 13 veces y se bloquearan las cuentas (30 millones) y se embargara el patrimonio de los Rosell.
No se sabe el motivo de la discrepancia entre la juez Lamela y la Audiencia, aunque entre ambas decisiones medió el cambio de criterio de la Fiscalía, que pasó de pedir 11 años de prisión a seis para Rosell y su socio Joan Besolí, al que incluso se le denegó la posibilidad de visitar a su hijo, ingresado en el Instituto Guttmann después de sufrir un accidente que le dejó parapléjico.
Aumentaba la sensación de que no se encontraban pruebas contra la acusación de blanqueo de capitales y organización criminal al tiempo que se desconocían los motivos para mantener la prisión preventiva después de que la Confederación Brasileña, presuntamente perjudicada, no exigiera reparación alguna sino que se daba satisfecha con Rosell.
El argumento de Lamela fue que había un alto riesgo de fuga del expresidente azulgrana, que permaneció encarcelado sin que apareciera tampoco ningún requerimiento del FBI ni documento que le incriminara en la Operación Rimet, la trama sobre los sobornos de la FIFA. Al final, por tanto, la prisión preventiva se presenta como desproporcionada en el caso Rosell.
Había seguramente mejores alternativas, como la pulsera telemática, para controlar al acusado, por si mientras tanto era requerido, por si pasaba algo, o por si acaso, en lugar de retenerle en prisión con Besolí. La absolución cuestiona la actuación de Lamela y la instrucción de un caso sobre el que ha habido mucha expectación mediática por tratarse de Rosell.
La opinión pública percibía que había algo que no se sabía y se acabaría por saber, y al final resultó que Rosell era inocente, una absolución que ahora le da pie a preguntarse si cuanto le ha pasado es por haber sido presidente del Barça y fichar además a Neymar, hoy futbolista del PSG, y protagonista de uno de los juicios que todavía le quedan pendientes a Sandro Rosell.
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