La gesta del Vardar en el adiós de Laszo Nagy
El equipo macedonio gana la Champions tras un curso caótico y amarga la despedida del balonmano del jugador húngaro
En el deporte de élite, a menudo no triunfan los mejores, sino los más resistentes ante la adversidad. Y en el terreno de la resiliencia, ningún equipo más preparado que el Vardar. Sin apenas cobrar desde principios de temporada y con la amenaza de desaparecer en unos días del alto nivel por la salida del club de su mecenas, el conjunto del madrileño Roberto García Parrondo construyó una gran gesta en esta Champions con su segundo título. Tras noquear al Barcelona en semifinales en una impactante remontada, en la final se deshizo del Veszprem de David Davis (24-27) en un duelo que siempre estuvo en su mano.
Veszprem, 24 - Vardar, 27
Veszprém,(11+13): Mikler (Sterbik, m.31 a 60); Manaskov (0), Tonnesen (4), Terzic (-), Mahe (6p), Mackovsek (2), Blagotinsek (1) -siete inicial- Strlek (-), Nagy (1), Ilic (1), Nilsson (2), Nenadic (4), Lekai (2) y Gajic (1).
Vardar (16+11): Milosavljev (Ghedbane, min.40 a 57); Cupic (5,4p), Shishkarev (1), Kristopans (4), Ferreira (6) Skube (3), Dibirov (3) -siete inicial- Karacic (3), Kalarash (-), Dissinger (-), Stoilov (2) y Kiselev (-).
Árbitros: Lars Geipel (GER) y Marcus Helbig (GER). Excluyeron a Terzic (min.21 y 42), Ilic (min.26), Blagotinsek (min.35) y Makovsek (min.46), por el Veszprém, y a Kristopans (min.20), Stoilov (min.47), por el Vardar.
Marcador parcial: 2-2, 4-6, 6-9, 9-11, 10-14, 11-16(descanso), 13-17, 16-17, 18-20, 20-22, 23-24 y 24-27 (final)
Incidencias: Final de la Liga de Campeones disputado en el Lanxess Arena de Colonia ante 19.800 espectadores.
Era el día del adiós de las pistas de Laszlo Nagy, un hijo del Palau Blaugrana criado en los brazos de Valero Rivera cuando llegó con solo 19 años a Barcelona. “Allí me hice hombre”, escribió hace unas semanas en su anuncio de despedida. Como azulgrana, levantó sus dos únicas Champions y heredó el brazalete de capitán de una leyenda como David Barrufet antes de marcharse de España a Hungría, ya con 31 años, en una convulsa salida, seducido por una multimillonaria oferta del Veszprem. A media tarde de este sábado, todo apuntaba a una final ante su exequipo, una despedida cargada de toda la emotividad posible para este lateral derecho. Pero por medio se cruzó el Vardar, que primero se cargó al conjunto de Xavi Pascual en un desenlace para el que todavía se buscan explicaciones y, este domingo, se coronó ante el Veszprem.
Los macedonios cogieron el partido por la pechera desde el inicio. A partir del 4-6 en el minuto diez gracias a una rosca que nadie sabe por qué no dislocó la muñeca del ruso Dibirov, el viento siempre les sopló de cara. Su victoria la amasaron en una gran primera parte que concluyó 16-11. El brasileño Ferreira (cuatro goles sin fallo) y Skube (tres tantos en cuatro lanzamientos) impulsaron a su equipo. La defensa húngara no funcionaba y los muchachos de García Parrondo, al que el año pasado se le escapó la final de la Liga de Campeones femenina por un gol, castigaron las grietas rivales. No hubo muchas noticias de Nagy, que empezó en el banco y no compareció hasta mediada la primera parte. Anotó una diana que sirvió para aliviar la crecida macedonia, pero no cambió el rumbo del choque.
Eso ocurrió a la vuelta de los vestuarios. Un parcial de 5-1 colocó el 16-17 y agitó el imponente pabellón de Colonia, con 20.000 espectadores dentro. A este zarandeo contribuyeron las paradas del infinito Sterbik, de 39 años, y dos robos culminados por Nenadic en la primera superioridad numérica del Veszprem. El Vardar, fiel a su espíritu indomable, se las arregló para mantenerse en pie. Siempre con Karacic (MVP del fin de semana) al quite. Un siete metros convertido por el francés Mahé volvió a colocar a uno al equipo húngaro (23-24 en el minuto 55), pero tampoco esa fue la buena. Ahí aparecieron el pívot Kristopans (un gol y una recuperación), Milosavljev con un paradón y Cupic (dos tantos) para zanjar el asunto y volver a encumbrar al Vardar.
Tercera Final Four seguida y segundo título tras el logrado en 2017, ambos con un técnico español en la banda (hace dos años con Raúl González, hoy en el PSG). Enfrente, en la derrota, el adiós de Laszlo Nagy, el gigante de Szeged al que, con 12 años y casi dos metros de altura, tentaron en Estados Unidos para irse a Norteamérica a estudiar y jugar al baloncesto. No le convenció. Se vio demasiado pequeño para un viaje tan grande. Le esperaba algo mejor, pasar a la historia del balonmano. Aunque en la despedida se quedó sin su tercera Champions y su equipo, con la tercera final perdida.
Tercer y cuarto puesto
Barcelona, 40 - Kielce, 35
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