Brasil levanta el vuelo en la Copa América
La Canarinha llega a cuartos después de golear con mucha autoridad y buen juego a Perú
El fútbol vuelve a sus bases: tocan los volantes, castigan los delanteros. Expresión máxima del juego, mucho más cuando lo hace Brasil. El camino de la Canarinha en la fase de grupos de la Copa América arrancó con una goleada insulsa ante Bolivia (3-0), siguió con un empate agridulce contra Venezuela (0-0) y terminó con una victoria excelsa frente a Perú (5-0). Levanta el vuelo Brasil, renovada con Arthur en la medular, impulsada en ataque por Everton, Gabriel Jesus y Firmino. Falta que aparezca Coutinho, más cerca de Barcelona que de Liverpool, ahora vestido de amarillo en Sao Paulo. Brasil ya está en cuartos, como Venezuela, que ganó 3-1 a Bolivia, mientras que Perú espera los resultados de los otros grupos para ver si se puede sumar como una de las dos mejores terceras.
La Copa América se anunciaba con calcadas intenciones para Brasil y Perú. Con sus diferentes pedigríes, obviamente, la Canarinha y la selección de la banda llegaron al torneo continental con la idea de reencontrarse con su mejor versión, esa que ambas mostraron en la última eliminatoria, cuando Perú regresó al Mundial después de 36 años y Brasil amagaba con curarse de la amnesia. Y el equipo de Tite casi lo consigue en Rusia: cayó ante Bélgica, en uno de los partidos más interesantes de la Copa del Mundo. El problema para la Canarinha era que había perdido velocidad en el juego y, sin Neymar, desequilibrio en las bandas. Goleó en el estreno ante Bolivia, pero no convenció. Con Arthur recuperado, frente a Venezuela, tuvo más velocidad en el juego, pero le faltó, sin embargo, agresividad en el mano a mano. Y Tite siguió buscando.
El técnico barrió a Neres y Richarlison del once para darle cabida al talento emergente de Everton y recostar a Gabriel Jesus en el otro extremo. Entonces, Brasil tuvo lo que le faltó ante Bolivia (juego) y frente a Venezuela (profundidad). Un castigo para la noble Perú. Fiel a su libro de estilo, respetado por el argentino Gareca, la selección inca honra el balón. Así llegó a Rusia y así se plantó en el Arena Corinthians. De hecho, asustó a Alisson en el amanecer del duelo con un centro muy picante de Cueva que nadie llegó a rematar. Pero valiente contra valiente, la moneda cayó del lado de la calidad individual. Y Brasil es Brasil, un pozo sin fondo de fantasistas, ahora también renacida en el gusto por los volantes exquisitos como Arthur.
La presión adelanta de Perú fue un regalo para el volante del Barcelona. Dueño del mediocampo, bien custodiado por Casemiro, Arthur rompió líneas con tanta facilidad como con la que contactó con Everton y Gabriel Jesus. Fue Casemiro, sin embargo, el que le enseñó el camino de la goleada a sus delanteros. Coutinho (quizá lo mejor que hizo en el partido) tiró un centro preciso que desvió Dani Alves y que el volante del Madrid remató dos veces (la primera pegó en el poste) antes de firmar el 1-0. No se achicó Perú. Pero la suerte, si es que se le puede atribuir al azar la acción de Gallese, no estaba a su favor. El portero peruano intentó un saque en largo que rebotó en Firmino. El delantero del Liverpool se quedó con el balón, regateó a Gallese y acarició el balón a la red.
Brasil ya era Brasil y Perú, por mucho que lo intensase, no estaba ni cerca de Perú. Como Coutinho anda extraviado, la Canarinha encontró un nuevo talento. Viejo compañero de Arthur en el Gremio, Everton pide un billete al fútbol europeo. Va de golazo en golazo, como si solo le valiera marcar para subir sus goles a YouTube. Como ante Bolivia, recibió el cuero arrinconado en el ala izquierda, regate explosivo para dormir a su marcador y potente disparo de derecha. Esta vez, en lugar de buscar el palo más lejano, apostó por tirar un chut raso al poste de Gallese. Igual de bonito, igual de efectivo.
Lucía radiante Brasil en Sao Paulo. De fiesta en casa, ahuyentó fantasmas, recordó su DNI. Y nada mejor para brindar por el fútbol brasileño que con una jugada a puro pase, finalizada por un lateral. “Soy como el buen vino, cada año estoy mejor”, aclaró Dani Alves antes de la Copa América. No engañó. Entre Arthur, Firmino y Alves armaron una acción preciosa que liquidó el defensa del PSG. Descansaba Brasil con el balón, cuando Willian opositó para robarle el lugar a Coutinho. Un bombazo del jugador del Chelsea selló el quinto, justo antes de que Gabriel Jesus fallase un penalti ante la vuelta respuesta de Gallese. No importó. Ya estaba todo hecho, Brasil se reencontró en su propio espejo.
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