“Hemos estado más pendientes del árbitro que del partido”
Courtois se queja del penalti y lamenta que el equipo perdiera la concentración tras el empate mientras Zidane reconoce que los cambios “no aportaron un plus”
El Madrid arrancó el partido en el Martínez Valero y, a los 20 minutos, se había quitado tres años de encima. Marcelo mandó una volea al larguero; casi al instante al brasileño le pillaron en paños menores en una contra que no le gustó ni un pelo a Sergio Ramos; y, poco después, en el germen del 0-1, Asensio soltó un latigazo tremendo desde 25 metros que recordó a aquel zurriagazo en una Supercopa de España en el Camp Nou. Aquello tuvo un aire nostálgico, de tiempos mejores para ellos. De cuando el lateral izquierdo mandaba sin discusión en su banda y el balear apuntaba a cumbres muy altas. En este cierre de 2020, sin embargo, ambas cosas parecen lejanas y su juego se fue apagando en Elche. Como el de todo el equipo.
“De menos a más, así ha sido un poco el partido”, admitió Zidane. El encuentro de los blancos, tan cómodo al principio, con Modric marcando un tanto de cabeza por primera vez en 11 años, derivó en un cuadro clásico: la dormidera con el marcador a favor y las prisas tras el empate, con Ramos de delantero, Badía moviéndose como un gato bajo palos y Courtois sacando una buena mano en el 93 a un gran golpeo de Verdú.
“En la primera parte tuvimos ocasiones para meter el segundo que nos hubiera dado tranquilidad. Luego, con el 1-1 nos ha costado”, lamentó el técnico francés. “Esto es muy largo, queda muchísimo”, advirtió Zizou sobre el futuro de la Liga, con su equipo a dos puntos del Atlético y dos partidos más que los rojiblancos. El francés continuó con la costumbre de los últimos tiempos y no movió mucho el cesto. Esperó hasta el minuto 77 para realizar los primeros cambios en un duelo que ya llevaba atascado mucho tiempo y sin salidas a la vista. “No estábamos mal”, justificó. “Y con los cambios no hemos dado un plus”.
Las explicaciones de Courtois fueron un paso más allá de lo futbolístico y se adentraron en otros terrenos. “En la segunda parte hemos estado más pendientes de las faltas que pitaba el árbitro o de las amarillas que del partido. Hemos buscado nuestra energía ahí más que en el campo”. El portero tuvo palabras de queja sobre la decisión que marcó el choque, el penalti al comienzo de la segunda parte. “Si no pita el de Benzema, no puede pitar el otro [de Carvajal a Boyé]. Pero ahí el VAR no entra porque es un asunto de interpretación. Me parece un penalti ligero, siempre hay pequeños agarrones en el área. A algunos árbitros les gusta pitar eso”, añadió el belga, que no ocultó la “frustración” por los dos puntos perdidos.
Antes del chasco final, el choque en el Martínez Valero puso en el observatorio a Marcelo y Asensio, novedades en el once. Ninguno de los dos tardó en hacerse notar y el juego de los blancos se inclinó al inicio por su zona de acción. El brasileño se metía por dentro y el balear se quedaba con la parte exterior. Necesitaban presencia y la encontraron pronto, aunque las buenas nuevas no fueron eternas. Superado el intermedio, sus pisadas se acabaron perdiendo.
El defensa no aparecía en una alineación desde la derrota ante el Alavés hace un mes (1-2). En el último mes en el que el Madrid se ha jugado el bigote tras un arranque de curso muy indeciso, el brasileño no había disputado ni un minuto. Llevaba siete suplencias consecutivas, lo nunca visto en sus 13 años en el Bernabéu. Su tope eran tres si tenemos en cuenta Liga y Champions, según datos de Opta.
Los números de Marcelo
La estadística se ha convertido en una losa demasiado pesada para él desde que Mendy cogió pista. Hasta el viaje a Elche, el Madrid perdía el 12% de los encuentros con el francés mientras que con el brasileño el porcentaje se disparaba hasta el 30%. El resultado en el Martínez Valero no alivió la tendencia. Estos números se han traducido en un sorpasso del ex del Lyon en esa banda izquierda, el único que se ha producido en los últimos tiempos con los fichajes realizados para ir renovando a la vieja guardia. El proyecto de Zidane para europeizar ese sector, monocultivo brasileño desde la llegada el siglo pasado de Roberto Carlos, ha echado raíces y Marcelo ha caído al banquillo de pensar.
Su respuesta, con 32 años y una campaña y media todavía de contrato en La Castellana, ha sido buscarse un entrenador personal, como bien ha mostrado en las redes, para no perder la batalla de forma definitiva. En Elche dejó ver todo su repertorio: peligro en ataque y alguna incomparecencia en defensa. Una de ellas derivó en un diálogo acalorado con Sergio Ramos, que le recriminó su descuido en una peligrosa contra de los locales. Las palabras duraron un rato.
Su compañero en la izquierda, Asensio, sumó su segundo partido seguido emitiendo alguna señal de vida después de semanas ausente. Hace siete días, su salida agitó al Madrid contra el Granada y, en el Martínez Valero, dejó otra gota con ese zurriagazo, origen del 0-1. Sin embargo, el destello no encontró continuidad, una marca de la casa, y su juego acabó diluido, como el del resto de sus compañeros. A cinco minutos del final le sustituyó Vinicius, que no fue ni la primera ni la segunda opción con Rodrygo lesionado. Antes que él había comparecido Hazard, 32 días después, y con muy escaso resultado. A esas alturas, el equipo ya se había quedado ciego.
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