El trance de juego de Llull
El base del Real Madrid, sumido en una crisis de rendimiento, pelea por completar la adaptación a la que le abocó su grave lesión de rodilla
Pedro Ferrándiz define a Sergio Llull como “el hombre Real Madrid”. La sinécdoque del entrenador más laureado del club resume la condición de imprescindible que ha tenido el base menorquín en el equipo blanco durante la última década. “Cuando llegué tenía claro que debíamos cambiar muchas cosas para ser un equipo reconocible. El estilo era innegociable y tenía dos jugadores clave de los que dependía nuestro crecimiento, los dos Sergios, Llull y Chacho. En el base empieza todo”, explica Pablo Laso cuando rememora los cimientos de sus nueve temporadas en el club. “Llull sabe lo que pienso. Mi confianza en él es altísima, es un capitán del Madrid, un grandísimo jugador que ha dado grandes noches de gloria y que dará muchas más a este club. No tengo ninguna duda. El mejor Llull volverá”, terció categórico el propio Laso el martes pasado para respaldar a su jugador tras el partido ante el Baskonia, el peor de Llull en este ciclo, con 0 de 7 en tiros de campo y -7 de valoración. Una de las estadísticas recientes que retratan el trance por el que está pasando el capitán madridista, de 32 años, en plena crisis de reinvención.
La reinvención a la que le abocó su grave lesión en la rodilla derecha (rotura del ligamento cruzado anterior), el 9 de agosto de 2017, que le mantuvo ocho meses y medio de baja. Hasta ese día, Llull había disputado 545 partidos de los 561 posibles en las seis primeras temporadas de Laso, entre el verano de 2011, en el que conquistó el oro europeo con la selección en Lituania y el de 2017, cuando se preparaba para otro Eurobasket, en su novena concentración consecutiva con la selección. Un portento físico y de constancia competitiva. Dieciséis ausencias repartidas en seis años, las mismas que acumula en los poco más de cuatro meses que se llevan disputados de esta temporada. Ocho partidos de baja en Liga y otros tantos en Euroliga durante sus 51 días de convalecencia entre noviembre y enero por un problema muscular en la pierna derecha con recaída incluida.
El curso pasado, el primero completo tras la lesión de rodilla, Llull ya se perdió 17 partidos. Solo disputó 34 de Liga, su cifra más baja desde los 32 de la temporada 2007-2008, la primera completa de las 14 que lleva en el Madrid. Los cambios físicos, técnicos, biomecánicos y psicológicos desarrollados, voluntaria en involuntariamente, por el jugador para proteger la rodilla operada, condicionan el reparto de cargas del cuerpo y generan daños colaterales en la musculatura encargada de reabsorberlas. Sin el amparo de la explosividad física que le encumbró, Llull pelea por reinventarse, por alcanzar una continuidad interrumpida por sucesivos problemas de lesiones. En Liga, Llull promedia 13,5 puntos, 3,1 asistencias y 11,6 de valoración en 21 minutos de media en pista —con un 51% en tiros de dos y un 37% en triples—. En la Euroliga, 7,5 puntos, 3,5 asistencias y 4,9 de valoración en casi 18 minutos de media —con un 28,6% en tiros de dos y 28,8% en triples, sus peores registros en el torneo—.
“En este proceso sufres cambios mentales y también en el juego. Yo antes me servía mucho de mi físico para tirar hacia adelante, nadie me podía parar. La lesión me coincidió con cumplir los 30, con hacerte un poquito mayor, y todo eso te obliga a evolucionar en tu juego. Lo que antes hacías por físico, ahora te ves obligado a hacerlo de otra manera. Las ganas de volver hacen que todo vaya rodado al principio. Pero, después, requieres de un tiempo largo de adaptación…”, confesó Llull hace 15 días en Colgados del Aro, en su última aparición pública. Espero ser más completo dentro de poco, pero todavía me queda bastante por trabajar. Tengo que leer mejor las situaciones del juego para saber elegir cuando tirar de fuera o cuando penetrar… Todavía me estoy adaptando”, explicó el base. La conquista de la Liga le permitió liberarse de sus “dos años de mierda” y la del Mundial reconocerse por momentos —“vuelvo a ser yo”—. Pero el proceso no ha concluido. “En estos casos, hay una lesión en la rodilla y otra en el hipotálamo del cerebro. La de rodilla se supera antes, pero en el cerebro queda grabado el dolor, el sufrimiento y eso tarda en olvidarse. Se tarda un tiempo readaptar tu cuerpo al juego”, detalló el doctor Alfonso del Corral ante la reaparición de Llull. “Cuando hay una crisis de confianza hay que fijarse objetivos abarcables. No tiene que ganar de repente tres partidos en el último segundo. Simplemente tiene que ir recuperando sensaciones, estar sobre la pista sin pensar que está siendo examinado constantemente. Tiene que apoyarse en el equipo, eso y el trabajo devuelven la confianza”, reflexiona José Manuel Beirán, psicólogo deportivo y también exjugador.
“Lo bueno de la gente que me critica es que, cuando lo hacen, ya me ha dado tiempo a criticarme a mí mismo. Es increíble el gesto que ha tenido mi afición hoy conmigo [ovacionado desde su salida a pista]. Sé que estadísticamente no estoy bien. Les prometo trabajo y buenos partidos”, confesó ayer Llull a los micrófonos de Onda Madrid tras el partido ante el Betis. Esta semana regresa a Málaga, el escenario donde comenzó su leyenda de dueño del último segundo con la canasta ganadora que valió la Copa para el Madrid.
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