El Tenerife alcanza las semifinales de la Copa del Rey por puntería y fuerza
Los de Vidorreta superan con solvencia al Burgos (87-76) con una exhibición de recursos y de acierto desde el perímetro
La modestia requiere de gestas o de persistencia para adquirir notoriedad. Y el Club Baloncesto Canarias, ahora Lenovo Tenerife, sigue remando, metódico e infatigable, para acercarse a la élite. El conjunto de Txus Vidorreta se impuso al San Pablo Burgos en el partido inaugural de la Copa y alcanzó las semifinales por tercera vez en las últimas cuatro temporadas. En las dos ocasiones anteriores se topó con Barça y Madrid como obstáculos insalvables. El sábado, le espera de nuevo el Madrid. El enfrentamiento entre los dos mejores modelos de crecimiento sostenible de la ACB —campeones ambos de la Champions Fiba y la Intercontinental en su avance constante— se decantó a favor de los tinerfeños primero por puntería y después por fuerza. Salin, Fitipaldo, Sulejmanovic, Doornekamp y Shermadini fueron trasladando su martilleo del perímetro a la pintura hasta derretir a un San Pablo con más orgullo que depósito.
Impuso su solvencia el Tenerife, abriéndose paso entre un eco amortiguado por los decibelios de la megafonía, la parafernalia televisiva (con una pantalla gigante de 32 metros cubriendo uno de los laterales de la cancha) y los arrebatos forofos del cupo limitado de invitados en la grada. Se movió entre espejismos de reenganche el Burgos, pero no le alcanzó para estrenarse en la Copa con triunfo. El acierto de los de Vidorreta desde el perímetro (13 de 26 en triples) y su dominio en el rebote en los tramos decisivos llevó al colapso al San Pablo.
El descaro del Burgos se impuso al titubeo de los tinerfeños en una puesta en escena vibrante y engañosa, con mucho ritmo y poca defensa. Sin embargo, la puntería del conjunto de Vidorreta dejó el plan de su rival en pura efervescencia. Impulsado por un 5 de 6 en triples, el Tenerife se hizo con el mando de las operaciones y transformó en un santiamén un 9-13 en el 25-17 con el que se cerró el primer cuarto. Un parcial de 14-4 en menos de cuatro minutos que desató las dudas en el San Pablo y la confianza en el cuadro insular.
Con la baja de Renfroe, fue McFadden el que compartió la sala de máquinas burgalesa con Cook, pero ni uno ni otro dieron abasto para parar la espectacular ráfaga del Tenerife desde el perímetro. Dos triples consecutivos de Fitipaldo elevaron la secuencia de los suyos a un 9 de 11 y la diferencia en el marcador a un +15 para los de Vidorreta (41-26, m. 15). El Burgos, recién llegado de Buenos Aires con la Intercontinental en la maleta, se vio contra las cuerdas a las primeras de cambio. Sin tiempo para disfrutar de su debut en el torneo copero y abocado a un sobreesfuerzo físico y mental tras la resaca feliz.
El conjunto de Peñarroya descartó la rendición anticipada y remó al ritmo de Cook. Pero fueron incapaces de echar el lazo a Salin. El escolta finlandés, iluminado desde el 6,75 alcanzó los 18 puntos (5 de 7 en triples) antes del viaje a los vestuarios y consolidó el dominio del Tenerife. Una exhibición anotadora cuyas sensaciones superaron a la renta de los insulares al descanso (51-42, m. 20). La brega de Rivero bajo los aros y las nueve pérdidas que coleccionaron los de Vidorreta, evitaron que el marcador se descosiera definitivamente. Había pelea, pero no iba a durar mucho.
La ambición de Rivero marcó tendencia en la reanudación. El pívot cubano del Burgos equilibró el pulso por el rebote, tensó la defensa y lideró un parcial de 2-9 que dejó las cuentas en un 53-51 a los cuatro minutos del tercer cuarto. Hasta ahí llegó el San Pablo en su meritorio viaje. El Tenerife rebajó su brillantez desde el triple, pero tenía un plan B igual de solvente. Los de Vidorreta trasladaron la percusión a la pintura. El Burgos se vio desbordado ante la lucidez de Fitipaldo, la intendencia de Sulejmanovic y el martillo de Shermadini y Guerra. El cuadro de Peñarroya no encontró resuello para mantener su arreón defensivo y la diferencia se disparó definitivamente (69-51, m. 29). Doornekamp y Sulejmanovic se encargaron de asegurar el pase a semifinales para el Tenerife sin sobresaltos.
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