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Area di rigore
Columna
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Jugar a ser el Real Madrid sale mal y caro

La Juventus, cansada de fracasar por sí misma en Europa, decidió intentarlo a través de persona interpuesta, pero el millonario fichaje de Cristiano no cambió su suerte

Daniel Verdú
Crisiano Ronaldo en un encuentro de la Juventus contra el Génova en abril de 2021.
Crisiano Ronaldo en un encuentro de la Juventus contra el Génova en abril de 2021.Marco Alpozzi (AP)

La foto en el Botafumeiro de Barcelona, el pasado 7 de agosto, fue un mal augurio. Andrea Agnelli y Joan Laporta reían abiertamente tras la comilona. Y eso que el primero acababa de desprenderse del mejor jugador de la historia del Barça hacía dos días. Florentino Pérez, algo apartado del centro de la imagen, esbozaba un gesto de satisfacción contenida. Un mes después, solo él conserva ese brillo en los ojos. Una felicidad, en parte, relacionada con la desgracia de los otros dos. El Barça ha perdido a Messi y está arruinado; la Juventus ha visto cómo Cristiano Ronaldo se marchaba tres años después tras haberle pagado 117 millones de euros al Real Madrid. Un club que, con ese dinero y algunos ahorros, está a punto de fichar a Mbappé, un futbolista llamado a marcar la próxima década.

Jugar a ser el Madrid sale mal y caro. Y la Juventus lleva 15 años intentándolo. Cansada de fracasar por sí misma, decidió intentarlo a través de persona interpuesta. Cristiano, el jugador que le había destrozado en los duelos directos de cabeza, falta o chilena, parecía la línea más recta entre esos dos puntos que unían el éxito y el fracaso. Él o lo que quedaba de su esplendorosa carrera. Al fin y al cabo, pensaron en Turín, si incorporaban a un tipo que había ganado cinco orejonas lograrían superar por fuerza el trauma de dos finales perdidas.

Cristiano, era evidente, encajaba bien con esa personalidad algo altiva edificada sobre el destello de una galería de trofeos. Llegaba con hambre y un importante despecho. Le colocaron tres entrenadores distintos en tres años. Pero no funcionó. Ni él avanzó en su carrera, ni la Serie A y la Juventus lograron asomar la cabeza en Europa, donde en su mejor año terminaron humillados por el Ajax en cuartos. La última temporada, cuando el club y el portugués convivían como dos separados bajo el mismo techo, la Vecchia Signora quedó cuarta y perdió el primer scudetto en nueve años.

Ahora ya puede decirse: 1.143 días después, ni los turineses lograron ser el Real Madrid ni Cristiano volvió a ser el de Chamartín pese a coleccionar nuevos récords personales. La Juve no levantó con CR la Champions, su principal objetivo tras 25 años de sequía. También es algo más pobre que hace tres años, cuando desembolsó 117 kilos para venderlo ahora al Manchester United por 15. Es verdad que se ahorrará 57 millones de euros brutos por temporada, perderá de vista a un tipo algo malcarado y evitará malos rollos en el vestuario de Continassa (dicen que solo se llevaba bien con el tercer portero, Carlo Pinsoglio). Se recordarán sus dos scudetti y tres Copas (aunque no le fichasen para eso) y se esfumarán esos 101 goles en 134 partidos. Pero el roto, pese a todo, será considerable (el sábado ya perdieron en casa contra el Empoli). Y ahora el club deberá remplazarlo a toda velocidad para imponerse en Europa.

La ruptura la provocó Ronaldo a cuatro días del cierre del mercado. Algo que ha desencajado al presidente Andrea Agnelli y a su directiva, conscientes ya de que al portugués jamás le interesó lo más mínimo la gloria colectiva ni la historia del equipo. Cristiano solo estaba de paso. “Bienvenido a un club digno de ti”, dijo el sábado su hermana, quizá revelando lo que realmente le parecía al portugués la Juventus. Y es una lástima. Porque su ego se perderá este año viajar en vaporetto para jugar contra el recién ascendido Venezia o visitar el campo de la Salernitana. Le dará igual. CR nunca entendió las tradiciones del club ni comprendió la sociedad que le recibió como la última esperanza del calcio.

En la foto estaba todo. Dos de los tres equipos que se empeñaron en la Superliga han salido escaldados al creerse que podían jugar a ser el Real Madrid (el Barça lo hizo a su manera durante años tirando de chequera y supuestos galácticos con Bartomeu). Y la Juve, siguiendo la máxima gatopardiana, quiso ganar cambiándolo todo para terminar volviendo a Allegri y que todo volviera a ser igual con un equipo sin Ronaldo.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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