Ricciardo ya no hace gracia: de ser uno de los más cotizados a ser despedido de McLaren
El australiano afronta el peor año de su carrera, en la que se ha quedado sin coche. Pole de Verstappen en Zaandvort, donde Sainz saldrá tercero y Alonso, 13º
Viendo el juego que han dado hasta ahora las maniobras que han llevado a Daniel Ricciardo a correr en tres escuderías distintas en los últimos cinco años, Netflix tendrá este fin de semana, en Zaandvort, a uno de los equipos de producción de la serie Drive to Survive persiguiendo al australiano por todas partes. Sin embargo, es muy probable que la faceta que se vea de él sea bastante distinta a la que acostumbra a proyectar. En los doce años que lleva expuesto en el tremendo escaparate que supone el Mundial de Fórmula 1, el chico de Perth corrió siempre detrás de su cara de chiste. Combinada con su talento y estadísticas, la sonrisa más reconocible del paddock hizo de Ricciardo una de las piezas más cotizadas de la parrilla, una sensación avalada por el interés que demostraron en su día Renault y McLaren, sus dos últimas formaciones, y que Netflix tan bien explotó en sus documentales. Precisamente por eso tiene interés ver cómo será capaz de gestionar el corredor el que, indudablemente, es el peor momento de su trayectoria: McLaren anunció hace unos días la rescisión del año de contrato que le quedaba para sustituirle por Oscar Piastri, circunstancia que deja al piloto aussie en un rincón muy sombrío con vistas al curso que viene, dado que los volantes de las estructuras punteras ya tienen dueño.
Ricciardo debutó en el campeonato en 2011 de la mano de HRT, después de que Red Bull le colocara allí cedido, antes de recuperarle de nuevo en 2012, en la vacante que dejó Jaime Alguersuari en Toro Rosso. La compañía energética le promocionó en 2014 y le colocó en su primer equipo, al lado de Sebastian Vettel, por aquel entonces el jefe de todo el cotarro, que llegaba de acumular sus cuatro títulos (2010-2013). Nadie esperaba que ese chaval de dientes refulgentes fuera capaz de fruncirle el ceño al alemán, a quien superó holgadamente y a quien ‘animó’ a marcharse a Ferrari. Esa misma sensación que tuvo Vettel es la que seguramente sintió Ricciardo un poco más adelante (2016), cuando Red Bull se volcó en Max Verstappen, a quien dispensó los honores que los dirigentes consideraban que merecía su niño maravillas. “Red Bull está centrado en que Max se convierta en el campeón del mundo más joven de la historia. Eso no se nos escapa”, verbalizaba Glenn Beavies, por aquel entonces agente de Ricciardo.
A partir de la decisión de abandonar su casa de toda la vida para firmar por Renault (2019) – en un episodio lo suficientemente llamativo como para centrar el relato del cuarto episodio de la primera temporada de Drive to Survive–, Danny Ric fue perdiendo relevancia y protagonismo con el paso del tiempo. Hasta llegar al presente, en el que McLaren, que se lo birló a la compañía francesa (2021) ha preferido romper con él y pagarle el sueldo del año que le quedaba, e incorporar a un joven talento como Piastri, que seguir con él. En su segunda temporada con la tropa de Woking, Lando Norris, su compañero, le saca seis posiciones y 57 puntos en la tabla, una diferencia tan rotunda que le ha dejado completamente expuesto.
Al parecer, Ricciardo ha dejado de hacer gracia, y el aura de buen rollo que hasta hace poco rodeaba a uno de los pilotos con mayor capacidad para adelantar rivales ha mutado. Alguna de las escuderías más modestas sueña con convencerle, pero él no tiene claro que le convenga dar ese paso, y tampoco se conocen las limitaciones que puede esconder el generoso finiquito que ha aceptado. Mientras decide qué hace con su vida, todavía tiene ocho grandes premios por delante. El primero, este mismo domingo en Holanda (15:00 horas, Dazn), donde arrancará el 17º, lejos de la pole que ocupará Max Verstappen, el ídolo de las gradas. Carlos Sainz saldrá el tercero y Fernando Alonso, el 13º.
Para tratar de evadirse, Ricciardo se recluye en su entorno, ese que le acompaña en Los Ángeles, donde hace un par de años se compró una casa y adonde se escapa siempre que puede. Entre sus más allegados se cuentan Scotty James, australiano como él y uno de los mejores snowboarders del mundo y Heidi Berger, hija de Gerard, expiloto de F1, y con quien pasó parte de las últimas vacaciones. “Una decisión así no puede ser emocional. No me cierro a nada, tengo la mente abierta”, convino Ricciardo, este sábado.
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