Enric Mas, tras sus miedos en el Tour: “Estoy dejando atrás ese bache oscuro”

El ciclista de Movistar, tercero en la general, aspira a luchar por la Vuelta tras un ronda francesa para olvidar

Rota -
Enric Mas, a su llegada en la etapa de Les Praeres.Javier Lizón (EFE)

El segundo día de la Vuelta, cuando el equipo Movistar llegó a Den Bosch antes de afrontar la etapa, Enric Mas (Artá, Mallorca; 27 años) se puso al volante y aparcó el autobús con una sonrisa de oreja a oreja. Parecía haber olvidado las penurias del Tour, cuando no le respondían las piernas ni la ca...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El segundo día de la Vuelta, cuando el equipo Movistar llegó a Den Bosch antes de afrontar la etapa, Enric Mas (Artá, Mallorca; 27 años) se puso al volante y aparcó el autobús con una sonrisa de oreja a oreja. Parecía haber olvidado las penurias del Tour, cuando no le respondían las piernas ni la cabeza y fue descabalgado por la covid. Pasadas dos semanas, lo que parecía ya es una realidad, tercero en la general, capaz de rebajarle un minuto al líder en las dos últimas etapas, a rebufo de Roglic (a 27s) y Evenepoel (a 2m 01s) aunque atornillado en el tercer cajón del podio.

Mas, atento con la prensa, casi se para a diario ante los medios al acabar la jornada y este lunes hizo una rueda de prensa, cosa que hace años no hacía. Y, aunque hace con EL PAÍS la entrevista con el reloj de arena amenazante a los cinco minutos, no tiene problemas en hablar sobre él, sobre su estado de forma y sobre los apuros que pasó en el Tour, también en las bajadas porque le cogió miedo, al punto de que hizo cursillos para mejorar. Los resultados están a la vista, también su mejoría anímica.

Pregunta. ¿Esta Vuelta es una reivindicación de que Enric Mas está entre los mejores?

Respuesta. Yo creo que soy el mismo que era antes, pero el Enric que estaba en el Tour no era el de verdad. Después de eso, pasé un mes difícil porque tuve que hacer un reset y entrenar lo que nunca había hecho. Ha vuelto la confianza y ahora las sensaciones son muy buenas, igual que en la Vuelta pasada —finalizó en segunda posición— o el Tour de 2020, que acabé quinto, y espero que me duren hasta la semana que viene.

P. ¿Lo pasó realmente mal?

R. Sí, sí, lo pasé mal. Fue un Tour muy complicado y ahora, visto con perspectiva, me doy cuenta de que antes de eso ya estaba mal. Pero estoy cogiendo la confianza necesaria para dejar atrás ese bache oscuro. Lo estoy haciendo. Pero eso es porque lo he trabajado. He desconectado, me han ayudado profesionales, me he juntado con el equipo y la familia, y he recapacitado. Además, he conseguido desbloquear ese miedo a las bajadas que tenía. Claro que en Andalucía, en esas bajadas con tantos olivos, hay terrenos resbaladizos y te bloqueas un poco. Pero creo que he pasado página.

P. Aunque cuando la carretera se empina, se vuelve a ver su mejor versión, ¿no?

R. Eso es, tengo las mismas sensaciones que el año pasado. Disfruto de ir en bici y en mi terreno. Está claro que cuando no arranco y ataco es porque no tengo las piernas, aunque también porque Roglic y Evenepoel son muy buenos.

P. ¿Sintió un subidón cuando vio que dejaba atrás a Roglic y Evenepoel en Sierra Nevada?

R. No, no pensé en eso sino en lo que me quedaba por delante, todavía 10 kilómetros por recorrer. No sé si Primoz solo quería sacarle esos segundos a Remco o es que iba más justo y no pudo hacer más. Pero en mi cabeza yo solo quería coger a Miguel Ángel López antes de que enlazara con su compañero de equipo. Por suerte, lo logré.

P. ¿Y qué pensó cuándo llegó a meta, ya con esos segundos recortados en la general?

R. Feliz por el trabajo hecho y por el de los compañeros. Ayer, Rojillas [José Joaquín Rojas] se cayó y me dije: ‘Si este se deja la piel para el equipo, no hay mejor manera que llegar a meta por delante’.

P. Y por detrás, aunque batalladores, llegaron Juan Ayuso y Carlos Rodríguez. En su fuero interno, cuando está con ellos en las subidas, ¿no piensa que se esperen, que todavía no es su turno?

R. Al revés, al revés. El ciclismo español necesita un refuerzo y ellos son muy buenos. Ya están ahí y eso es la pera, una pasada. Como aficionado y como español, solo puedes estar contento.

P. ¿Se conforma con ser tercero en esta Vuelta?

R. Puede ser un buen año para ganar, pero debemos ir viendo cómo reaccionan los demás y cómo lo hago yo. Lo que está claro es que con confianza llegan las victorias. Para mí, es difícil buscar una victoria cuando no tienes confianza, cuando sabes que llegas a la carrera sin haber hecho los deberes bien, si falta algo para entrenar… Pero creo que el que lo tiene de cara es Evenepoel, pues solo ha perdido un minuto en dos etapas. Claro que se puede soñar en quitarle algo más, pero lo importante es que estamos bien y motivados, que vamos a intentar subir un escalón más.

P. ¿Le condiciona la necesidad de puntos que tiene Movistar para no perder la categoría World Tour?

R. No hemos hablado de los puntos. Hay que centrarse bien en la Vuelta y los puntos, los que vengan, vendrán. Luego quedan otras carreras y tenemos a Alex Aranburu, Iván Cortina y otros que pueden sacar puntos muy importantes como en la carrera de Canadá. Esperemos no tener problemas. Aunque es cierto que el equipo necesita puntos, en mi cabeza pasa por escalar posiciones, pero también lo pensarán los demás. Veremos qué pasa en Madrid.

La Vuelta, en tres montañas

Sufre pero de forma controlada Evenepoel, irrebatible al inicio pero con debilidades en las últimas montañas; se resiste Roglic a perder su corona tras tres entorchados seguidos; y pide turno Mas, fiable hasta el momento como pocos, de menos a más, con el triunfo en el entrecejo. Para ello, para descascarillar a los dos ciclistas que tiene por delante, le quedan tres ocasiones, las veces en las que la carretera va cuesta arriba.

“Los días llanos también son importantes”, remarca Mas; “porque puede haber abanicos, caídas… Se pueden perder segundos sin darte cuenta. Además, la temporada está empezando a pesar”. Pero él mira hacia arriba. Primero el miércoles, que se acaba en alto, en el Monasterio de Tentudía (Badajoz), un ascenso de 10 kilómetros con una pendiente media del 5% y tramos del 12%. Después el jueves, cuando se encadena por dos veces el Alto del Piornal (Cáceres), 13,4 kilómetros con una pendiente de media del 5,6% y tramos al 11%.

Si bien en la etapa 19 se holla por dos veces el Puerto de Piélago, el final en Talavera de la Reina es en llano y resultará más complicado dar la sorpresa. Pero en la penúltima jornada de la Vuelta, de Moralzarzal al Puerto de Navacerrada, se suceden cinco montañas que acaban en el Puerto de la Morcuera (9,4 kilómetros con pendiente media de 6,9% y máxima del 12%) y en el de Cotos, última oportunidad, 10,3 kilómetros con una pendiente media del 6,9% y tramos al 10%.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Más información

Archivado En