Filippo Ganna: “En los últimos 15 minutos del récord de la hora deseé caerme y acabar con ese suplicio”
El ciclista italiano repasa su 2022, dice que penó mucho en el Tour y que su mayor virtud es saber decirse a sí mismo, cuando sufre, que todo es imaginación
Filippo Ganna (Verbania, Italia; 26 años) atiende a EL PAÍS a través de Zoom desde una habitación de Niza en la última concentración del año de su equipo, el Ineos. Después de batir el récord de la hora (el sábado 8 con 56,792 kilómetros), de batir (el viernes 14) el récord del mundo en persecución individual (4.000 metros en 3:59.936m) en el Mundial de Saint-Quentin-en-Yvelines donde se colgó el oro, sólo pide irse de vacaciones y apagar el móvil durante un mes. La entrevista dura 15 minutos por orden de la responsable de prensa de su equipo: “Tiene varios compromisos a los que atender. No paramos”, se disculpa.
Pregunta. ¿Quién es Filippo Ganna?
Respuesta. Un chaval que compite con la bici y hace lo que le gusta: pedalear y hacer las cosas lo mejor que puede.
P. ¿Su perdición?
R. Comer. Creo que hago deporte para comer. Y mi perrita, es mi amor.
P. Su padre fue piragüista y compitió en los Juegos de Los Ángeles 1984. ¿Cómo le contó esa experiencia? ¿Le influyó?
R. Le apodaron Il Tedesco [el alemán] porque tenía que ser muy preciso, quisquilloso, puntual. Y eso es lo que me ha transmitido a mí. Eso y que solo hay un tren en la vida, que no puedes dejarlo pasar porque no llegará el siguiente, sino que tienes que subirte a él.
P. ¿Es verdad que le echó a la carretera porque estaba cansado de que le destrozara el césped del jardín?
R. Sí… Machaba el patio con mi bicicleta. No paraba de andar por el jardín y por casa. Me dijo: ¿Por qué no pruebas con el Pedale Verbanese [un equipo de su pueblo]? Hice un par de entrenos y una pequeña competición, y lo dejé porque me cansaba demasiado y no me gustaba. Tendría 11 años. Volví a los dos con otro equipo.
P. ¿Por qué volvió?
R. Probé voleibol y baloncesto pero no me daban las mismas satisfacciones y volví a la bici.
P. ¿Qué soñaba ser?
R. Bombero.
Mi perdición es comer. Creo que hago deporte para comer.
P. ¿Qué fotos tenía en la pared de su habitación cuando era pequeño?
R. No tenía foto, pero sí un libro del Giro con Paolo Bettini en la portada. Cuando empecé a aficionarme al ciclismo de manera más seria, admiré a Wiggins, Cancellara, Boonen.
P. ¿Pistard se nace?
R. Todos dicen que soy un pistard, pero yo nací como ciclista de carretera. No hacía pista. La primera competición en pista fue en 2015 y me permitió clasificarme para el Mundial de 2016. No sé si por un golpe de suerte o qué, pero conseguí el oro y de ahí siguió mi amor por la pista [ha ganado seis oros, dos platas y cuatro bronces]. Y ahora a ver cómo se desarrolla la temporada que viene porque los Mundiales [de carretera y pista] se solapan [en agosto en Glasgow].
P. ¿Se considera más ciclista de pista o de carretera?
R. Los dos. Hago más ruta que pista, pero consigo repartirme.
P. ¿Cómo lo combina?
R. Hago tres días de entrenamiento en carretera, uno de descanso [que en realidad es una hora de descanso] y otros tres de carretera y un día entero de descanso. Puede ocurrir que algunas semanas haga dos días de pista. En 2022 creo que en total habré hecho solo un mes de entrenamiento en pista. Parece poco pero es intenso.
P. ¿Le veremos algún día ganar un Tour como Wiggins?
R. No.
P. ¿No forma parte de sus ambiciones?
R. No.
P. Le he escuchado decir muchas veces que es más odio que amor lo que siente por la pista.
R. Los momentos previos a la competición, las dos horas en las que empiezas a prepararte, tienes las manos frías, luego sudadas, luego frías, los ojos llorosos, la cara pálida. El momento de más estrés son los 50 segundos previos, cuando sale el tablón con la cuenta atrás. Intentas ocultar la ansiedad detrás de las gafas.
P. ¿Es más cuestión de cabeza que de velocidad?
R. De cabeza, pero también de piernas, eh. Físicamente te vacías. Tener la cabeza bien te ayuda a salir adelante cuando no estás bien. Entonces, la cabeza es el 70% de la prueba.
P. ¿Cuántas competiciones ha hecho así?
R. En el Tour estuve con 70% de cabeza los 21 días… Mi único objetivo era salvarme y llegar a París. Ayudar cuando podía, pero este año sufrí bastante.
P. Le he escuchado contestar, cuando le han preguntado qué hará cuando lo deje, con un “seguramente algo más divertido”. ¿No se divierte con la bici?
R. Sí, pero cuando es tu trabajo hay veces que no es tan divertido, porque el día no termina nunca. Como en cualquier trabajo normal. Hay días que dices: “Jolín, haría otra cosa encantado”. En esos días es cuando tienes que ser fuerte mentalmente, para pasarlos y volver a los días bonitos. Cuando todo sale bien claro que te diviertes, porque no te pesa, sientes que no querrías parar nunca. Pero cuando llega el día malo, bien porque te has caído, bien porque tienes problemas y no pedaleas como te gustaría, pues odias la bici. Y profundamente, además.
Récord de la hora y récord del mundo en persecución en seis días. Es como coger a Bolt y ponerle a correr un maratón
P. Eso desde fuera no se ve.
R. Quizás por eso nos critican con facilidad, como a los futbolistas si fallan y no marcan dos goles. Los insulta todo dios. Y así es fácil, claro… Yo no critico el trabajo de los demás, tengo la humildad suficiente como para quedarme callado.
P. ¿Le han dolido algún criticas?
R. Sí, pero ha dejado de pesarme ya.
P. ¿Cómo se prepara un récord de la hora?
R. Es más fácil que se lo explique Dario Cioni [su entrenador], porque yo lo único que hice fue pedalear...
P. ¿Qué se le pasa por la cabeza durante esa hora?
R. La primera media hora nada, absolutamente nada, cabeza vacía, solo intentaba sentir las piernas, que no estuvieran cansadas y respetaran los tiempos que habíamos marcado. Los 15 minutos siguientes me decía: “Puedo hacer algo grande”. Y los últimos 15 deseaba caerme para acabar con ese suplicio. Quería pinchar, lo que fuera, y terminar ahí la prueba, no podía más.
P. ¿Qué es lo que más duele cuando se baja después de un récord de la hora?
R. El trasero.
P. ¿Cuándo lo volverá a repetir?
R. No lo vuelvo a hacer a no ser que batan mi récord. Y si lo baten, haré como Wiggins, esperaré al final de mi carrera para intentarlo. Será la última carrera que haga.
P. Seis días después bajó de los 4 minutos en el Mundial en la persecución individual. ¿Cómo se hace eso?
R. Coja a Bolt y póngale a correr un maratón…
P. ¿Cómo desconecta y recarga pilas?
R. Desde mañana apago el móvil y durante un mes no vais a volver escuchar hablar de mí.
P. ¿Su virtud?
R. La capacidad que tengo cuando sufro mucho en la bici de decir: “Na, no duele, te lo estás imaginando”.
P. ¿Un punto débil?
R. Lo que le dije antes, cuando no te encuentras bien y no estás al cien por cien salen muchas grietas.
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