Los centrocampistas calman al Barcelona
Xavi agrupa mejor al equipo en la divisoria después de prescindir de un extremo y dar aire a los laterales, una demarcación afectada ahora por la lesión de Sergi Roberto
Los extremos han perdido presencia en favor de los centrocampistas en el Barça de Xavi Hernández. El entrenador azulgrana, que apostaba de inicio por atacar desde los costados con Dembélé y Raphinha, ha dado más protagonismo a los laterales y ha llenado la divisoria con un cuarto volante o con un futbolista de banda menos individualista y más asociativo como Ansu Fati o Ferran. El despliegue de Frenkie de Jong, ya sea en calidad de mediocentro o de interior, ha sido tan determinante como la pujanza de Sergi Rob...
Los extremos han perdido presencia en favor de los centrocampistas en el Barça de Xavi Hernández. El entrenador azulgrana, que apostaba de inicio por atacar desde los costados con Dembélé y Raphinha, ha dado más protagonismo a los laterales y ha llenado la divisoria con un cuarto volante o con un futbolista de banda menos individualista y más asociativo como Ansu Fati o Ferran. El despliegue de Frenkie de Jong, ya sea en calidad de mediocentro o de interior, ha sido tan determinante como la pujanza de Sergi Roberto y Jordi Alba o Balde, así como la recuperación de un central agresivo de la talla de Koundé. La flexibilidad táctica de Xavi explica de alguna manera las goleadas barcelonistas contra el Villarreal y el Athletic después de la derrota en el clásico y la práctica eliminación de la Champions ante el Inter.
El último movimiento del técnico azulgrana en el partido del domingo contra el Athletic fue el de situar a Pedri como falso extremo izquierdo, al estilo de los tiempos de Andrés Iniesta, para que Balde pudiera profundizar desde el lateral mientras Dembélé desbordaba por la derecha y Gavi se convertía en un volante ofensivo por delante de Busquets y De Jong. El plan desorientó a Ernesto Valverde, entrenador del Athletic, y mejoró el ataque azulgrana en la misma medida que la participación de Ferran y Ansu fue decisiva ante el Villarreal en ausencia de Dembélé. Xavi apuesta por el francés como atacante único y diferencial y sacrifica a Raphinha. El brasileño ha sido el futbolista-espectador de los dos últimos encuentros del Camp Nou después de que ya fuera sustituido reiteradamente por el técnico.
La ocupación de los espacios, a partir de un buen juego de posición, ha sido la prioridad de Xavi. Atacar bien significa defender mejor en el Camp Nou. Los errores individuales ya no sobresalen ni se denuncian sino que se corrigen y disimulan, y los atacantes como Dembélé saben que no pueden perder la pelota en zonas de riesgo que comprometen el repliegue de un equipo al que le cuesta volver y mirar hacia el arco de Ter Stegen. Ya no se trata tampoco de poner centros sin parar sino que se buscan diferentes maneras de asociarse con Lewandowski. Ansu Fati, Dembélé, Sergi Roberto y Ferran han acompañado al polaco como artilleros en las dos últimas citas del Camp Nou. El equipo parece cada vez más definido y las variantes ya son conocidas a la espera de que se recuperen Christensen, Araujo y Memphis.
La presencia de Busquets, que acaba contrato en junio, es innegociable para Xavi en los partidos más exigentes de la misma manera que Raphinha ha pasado a competir con Dembélé. Hay varias alternativas para las demás demarcaciones si se exceptúa la del lateral derecho después de que Sergi Roberto haya causado baja por un mínimo de unas tres semanas por una luxación en el hombro izquierdo sufrida ante el Athletic. El jugador fue aplaudido cuando tuvo que abandonar la cancha en una imagen que contrasta con los pitos recibidos en la jornada anterior por Piqué. La continuidad del central se presenta especialmente complicada de la misma manera que Jordi Alba tiene una abierta competencia con Balde y Marcos Alonso. El agujero vuelve a estar en el puesto clásico de 2 después de la caída de Sergi Roberto y la lesión de Araujo, que no reaparecerá hasta después del próximo Mundial. La alternativa es Bellerín.
La estadística avala, en cualquier caso, el comportamiento defensivo del equipo si se tiene en cuenta que no ha encajado ningún gol en el Camp Nou y cuatro en feudo rival —uno en Anoeta y tres en el Bernabéu. El rendimiento ofensivo está de momento asegurado por la productividad de Lewandowski; 17 goles en 15 partidos, 12 en la Liga. La reacción en el campeonato español ha llegado después de la derrota en el clásico y del fiasco contra el Inter en la Champions, dos resultados que provocaron una cumbre del técnico con los futbolistas. “Nunca apuntaré a mis jugadores”, dijo Xavi en Madrid, después de encajar un 3-1, para afirmar el domingo tras vencer al Athletic por 4-0: “Se le da demasiada importancia al entrenador, pero son los futbolistas los que ganan los partidos. Mi función tan solo es ayudarles a entender mejor nuestra idea de juego”.
El cuerpo técnico azulgrana entiende que al fin y al cabo se trata de no ser previsibles y poder sorprender al rival, como sucedió con el equipo de Valverde. “La idea es innegociable; luego existen los matices”, subrayan en el Camp Nou. La clave es que el equipo no se rompa, juegue más compacto y sincronizado, tenga más pausa y menos vértigo, un plan que remite al empleado en tiempos de Guardiola y que no se cumplió precisamente contra el Inter ni tampoco en Madrid.
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