El Atlético despierta en la segunda parte ante Osasuna
Un gol de Saúl, después de dos años sin marcar, le da el triunfo en El Sadar
Asaltó el Atlético El Sadar con una victoria revitalizante después del desengaño copero. Frente a un Osasuna que tuvo opciones de un mejor resultado, impuso su jerarquía. Los navarros querían discutirle la posición en la tabla pero se quedaron con las ganas de ascender hacia la zona noble.
Aitor y Oblak podrían haberse ido en la primera parte a dar una vuelta a la Plaza del Castillo, a tomarse un café en el rincón de Hemingway, en el Iruña, pero se quedaron en su puesto, por el qué dirán, o tal vez por la incertidumbre de no encontrar un taxi de vuelta, que es domingo, y tal vez en la segunda parte les podrían echar en falta sus compañeros. Estas cosas hay que comentarlas en el vestuario: oye, que de momento no hay tarea para vosotros, como si fueran fijos discontinuos, que os deis una vuelta por el Sepe, y ya si eso, os llamamos.
Allí estaban los dos, entre los tres palos, o pegándose carreritas en el borde del área, que iban en pantalón corto y la rasca era considerable en Pamplona. Trabajo, lo que se dice trabajo, no tuvieron demasiado, con un Atlético en modo ahorro, a verlas venir, y Osasuna con la resaca del acceso a semifinales de Copa y una alineación bastante cambiada por el esfuerzo del miércoles.
Bullía Chimy, intentando cazar algún balón de los que pone Abde en el barrio rojillo, aunque Reinildo interfería, implacable, en sus afanes atacantes, mientras que Griezmann, en su versión más pizpireta, comandaba las hostilidades, por decir algo, del equipo de Simeone, tan preocupado de pertrecharse atrás que se olvidaba de lo que pasaba unos metros por delante, donde el francés y Correa se mueven con sus coloreadas cabelleras, como los anzuelos de los chipirones, para ver si sus compañeros pican y les ponen la pelota cerca.
Tuvieron que ser autodidactas en su empeño, que se fue apagando conforme se aburrían de tanto esperar. Allí nadie picaba.
Pero habían hecho bien Aitor y Oblak en quedarse de guardia en su garita, porque el Atlético dio un paso adelante poniendo a Carrasco por Lemar, y ya desde el primer minuto se les adivinaron las intenciones. Griezmann hizo los honores a la nueva cara colchonera con un disparo desde la frontal que obligó a Aitor por primera vez.
Además, la manta que empezaba a tapar los pies, destapaba la cabeza, así que el partido se hizo mucho más entretenido porque Osasuna encontró más terreno. A Chimy se le fue arriba un remate franco de cabeza, de esos que nunca falla el argentino. Después Oblak sacó un disparo desde cerca de Moi Gómez.
A pesar de que Simeone puso en el campo a Morata y Saúl, con claras intenciones de persistir en su idea de la segunda parte, parecía que Osasuna estaba inclinando el campo a su favor, porque Oblak seguía con mucho trabajo. En el 71 tuvo que volar para enviar fuera un disparo de Moreno que envenenó Saúl con su desvío. Pero el centrocampista madrileño, casi en la siguiente acción, se desmarcó en diagonal por detrás de la defensa rojilla, que no le detectó, y corrió a por el balón que le ponía De Paul para marcar el tanto del Atlético. Después de dos años sin marcar, encontró un buen momento.
Con el resultado en contra se volcó Osasuna, y como antes, pero al revés, el Atlético disfrutó de algo que le gusta mucho: correr a campo abierto. Otra vez De Paul, que andaba manejando el medio campo con mucha más soltura, tiró de escuadra y cartabón para ponerle un envío a Griezmann que sacó Aitor Fernández con la cara. El francés remató la siguiente de cabeza, y el guardameta la despejó a córner.
Encadenaba ocasiones el Atlético, que se defendía bien ante un Osasuna valiente, con toda la artillería en el campo, pero sin precisión en los últimos metros. La última también fue del Atlético, clarísima, en un contragolpe que inició Griezmann con una pelota larga a Morata, que corrió con Carrasco y De Paul a su lado. Quiso ser generoso, y en vez de disparar, la dejó atrás, pero eligió mal a su acompañante, y Moncayola pudo cortar el centro.
No lo tuvo que lamentar el Atlético, porque los últimos achuchones osasunistas los aguantó con entereza, antes de que Alberola Rojas, que solo sacó una tarjeta en un partido intenso pero limpio, señalara que aquello se acababa.
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