El gol del canadiense impasible Cyle Larin
El fichaje invernal del Valladolid suma tres goles en cuatro partidos, uno cada 55 minutos, e impulsa al equipo
El canadiense Cyle Larin, de 27 años, lleva solo un mes en la ciudad, pero parece un señor de Valladolid. Puede hacer mucho frío pero él está a gusto, pues para gelidez la de su país; tampoco se prodiga en la sonrisa y en la charla ni cuando marca gol y exalta a miles de pucelanos. Ya van tres dianas en apenas 165 minutos repartidos en cuatro encuentros, uno como titular. El norteamericano se ha convertido ya en el segundo máximo anotador del Pucela, que genera mucho fútbol pero no logra materializar. El corpulento ariete, moldeado por Benito Floro como seleccionador canadiense, tuvo minutos en el pasado Mundial y pasó de Brujas al Real Valladolid cedido con opción de compra. El equipo tiene 24 puntos, dos por encima del descenso, y 16 goles en 22 choques.
Su torrente ofensivo contrasta con la timidez al micrófono, pues el apodado gigante silencioso en su país cumple el apodo. “Cada partido es muy duro, puedo sentir la pasión por el juego. El entrenador me pide goles y presencia en ataque, puedo crear ocasiones o rematarlas”, sostiene el norteamericano, que agradece que la plantilla y los técnicos agilicen su adaptación. El atacante, que roza los 1,90 metros, ha dado alternativas a los blanquivioletas, que solo lo tienen a él y a Sergio León, que suman cinco aciertos, como delanteros puros. Antes de su llegada, los de José Rojo Pacheta llevaban seis partidos sin marcar y con derrota, uno en Copa. Solo él ha anotado en el Pucela desde el 5 de noviembre. Parecía que contra el Valencia, al poco de aterrizar, seguiría esa sequía hasta que casi en el descuento el debutante, que llevaba unos minutos en el campo, empalmó un envío de Darwin Machís y dejó tres puntos y locura en Zorrilla. El remate dio tres puntos y revitalizó al equipo. Una semana después el Pucela visitó a la Real Sociedad, tercera entonces. El delantero sustituyó a Sergio León para, al rato, enmudecer Donosti y romper el 0-0. La eficacia se diluyó la semana siguiente, ante Osasuna, cuando de nuevo desde el banquillo no logró superar al muro rojillo.
Larin, que tiene también pasaporte jamaicano, está recibiendo clases de castellano para manejar pronto el idioma tan bien como la pelota ante la portería rival. La base de datos SofaScore acredita su tino, pues el portal le calcula un bagaje de 1,91 goles según las ocasiones dispuestas. Visitar al Betis le supuso la primera titularidad, bien aprovechada. Juanmi adelantó a los locales, pero Larin recogió un pase de Kike Pérez para, con sutileza y precisión, superar a Bravo con disparo cruzado. Esta vez el tanto no supuso puntos tras convertir Canales un penalti posterior, pero la acción reflejó los recursos del canadiense, que anota cada 55 minutos.
Estos cuatro partidos sintetizan para Antonio Floro, hijo de Benito y su asistente cuando dirigía a Canadá, sus virtudes: “Potencia, velocidad, de remate fácil y que huele bien la ocasión”. El también entrenador y analista de datos explica que al llegar escrutaron las ligas aficionadas o provinciales buscando “calidad”. Así dieron con él.
“Recupera balón, corre vertical y se abre cuando se fija el defensa. Lo tiene todo para cualquier estilo, sabe adaptarse a ser dominador, combinar, coger la espalda o moverse al contragolpe”, describe el técnico, que lo tilda de “toro para bien y para mal”, pues con ese físico “portentoso y atlético” puede tumbar a cualquier defensa o sufrir lesiones. Pese a venir de Bélgica con poco ritmo, Antonio Floro ensalza que ha llegado fino y Pacheta ha sabido administrarlo y no darle presión. El ariete tuvo ofertas del Cádiz, que también ha incorporado al centrocampista Escalante como uno de los nombres que mejor rendimiento ha dado tras cerrarse el mercado, pero eligió Valladolid. “Es muy reservado, nunca transmite ni euforia ni tristeza. Ha evolucionado, le ha venido bien que Canadá haya crecido, creo que ha venido a España para quedarse”, comenta Floro, que reclama “tranquilidad” porque, aunque como dice Pacheta “ha caído de pie”, el fútbol cambia mucho.
El canadiense practicaba hockey hielo hasta que eligió el fútbol, camino que lo llevó a sumar 58 internacionalidades y 25 tantos. Su estreno profesional llegó en el Orlando City estadounidense, coincidiendo con Kaká, desde donde saltó a Turquía en 2018. En el Besiktas consiguió 32 goles en año y medio y una Liga, una Copa y una Supercopa. Estos números lo trasladaron a Bélgica, donde en el Brujas apenas pudo hacerse hueco. Antes de recalar en Pucela en enero apenas llevaba 13 partidos esta temporada, sin apenas protagonismo, y un gol.
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