La Federación señala a un exmiembro del CSD por el caso Negreira: “Alguna persona conocía los hechos y no los denunció”

Con el salón Luis Aragonés de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas copado por el colectivo arbitral, Andreu Camps, secretario general de la Federación Española de Fútbol (RFEF), y Luis Medina Cantalejo, presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA) hicieron una defensa a ultranza de la honestidad del arbitraje español a cuenta del caso Negreira. Así, el presidente de los árbitros se refirió a los supuestos pagos del FC Barcelona a José María Enríquez Negreira (1,4 millones en tres años) por “informes verbales” sobre colegiados: “No hay evidencias de que un árbitro sea deshonesto. Si ha habido algo, está relacionado con personas que ya no pertenecen a esta casa”.

La comparecencia de ambos dejó varios puntos calientes en el aire. El primero, el conocimiento de una persona con responsabilidades gubernamentales de los pagos del Barcelona al exvicepresidente del CTA Enríquez Negreira. “Alguna persona conocía los hechos y no los denunció a pesar de tener potestades gubernamentales”, aseguró Camps. Este fue inquirido por si esa persona fue Albert Soler, exdirectivo del Barcelona y miembro del Consejo Superior de Deportes (CSD) durante dos etapas, la última como director general, cargo que abandonó el pasado mes de enero. “No damos nombres, la federación estudia si de tal derivación se podrían emprender acciones legales”, advirtió Camps. Soler declaró ante Fiscalía como testigo que conocía los informes para el Barcelona que realizó Javier Enríquez, hijo del exvicepresidente del CTA.

También sin decir su nombre, el actual presidente del CTA, acusó a un árbitro de no haber colaborado con la federación en la investigación interna que esta ha llevado a cabo. Entre las acciones emprendidas está el envío de un formulario a los colegiados en activo o componentes del cuerpo de videoarbitraje (VAR). Al día siguiente, todos los árbitros devolvieron ese cuestionario debidamente cumplimentado. “Todos, menos uno. A ese uno se le llamó y se le dijo que qué pasaba. Hasta el día de hoy no ha contestado al requerimiento”, aseguró Medina Cantalejo. Fuentes federativas y un excolegiado presente en la reunión aseguraron a este periódico que el árbitro que no colaboró fue Estrada Fernández. El mismo árbitro que ha sido reprobado por el colectivo arbitral por haber presentado por su cuenta una querella criminal contra Enríquez Negreira y su hijo, que, además, ha implicado la paralización de la investigación por parte de la Fiscalía. El mismo árbitro del VAR que este fin de semana, para la jornada 24 de LaLiga, ha sido relegado al papel de asistente del VAR sin un motivo justificado más allá de una mera llamada de atención del colectivo arbitral.

Por otro lado, Medina Cantalejo aseguró que en cuanto la querella de Estrada Fernández sea admitida a trámite, la RFEF se personará en la causa. Las acusaciones, se defendió, no corresponden al estamento arbitral: “Se ha hablado de un vicepresidente, de su hijo y del FC Barcelona, que son los que tienen que rendir cuentas. Esto que ha pasado es una vergüenza y hay que limpiarla a base de honestidad”.

La federación también informó este jueves del requerimiento de información a la federación por parte la UEFA. “El viernes pasado el departamento de integridad de la UEFA nos solicitó información completa sobre este tema. Desde la RFEF enviamos una carta completa con la información de la que disponíamos y poniéndonos a su disposición para todo lo necesario”, desveló Camps. Según los reglamentos de sus competiciones, para participar en ellas los clubes deben reunir dos requisitos para recibir una invitación, requisito indispensable. Una es cumplir con el fair play financiero y la otra no estar involucrados en asuntos de corrupción o fraude deportivo. Según fuentes jurídicas expertas en derecho deportivo, cualquier tipo de acción que pudiera levantar sospechas de fraude sería suficiente para no cursar la citada invitación. Los meros pagos del Barcelona a Enríquez Negreira pueden bastar para que la UEFA deje un año al Barcelona sin competir en Europa, tal y como como estipula su reglamento.

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