El Liverpool recupera su esencia con un 7-0 histórico al Manchester United
El Manchester se desploma en Anfield e iguala su peor derrota de siempre en un partido de la máxima categoría inglesa
Sin previo aviso ni sospecha, el fútbol inglés escribió una página histórica con una goleada para el recuerdo del Liverpool al Manchester United, un 7-0 del que no había registros similares. Lo más parecido se remonta a 1895 cuando en el tercer año de Anfield el gigante de Manchester, entonces conocido como Newton Heath, cayó 7-1 en un duelo perteneciente a la segunda división. En 1916 el marcador se repitió ya con ambos equipos en la máxima categoría. En ese escenario, el United sólo perdió tres veces por un resultado igual al de este domingo, y fue en 1926 en Blackburn, en 1930 contra el Aston Villa y en 1931 contra los Wolves. La última vez que el cuadro de Old Trafford encajó siete goles en un partido de liga fue hace 63 años en Newcastle.
Anfield amaneció con saudade de Roberto Firmino, el excelente falso nueve que esta semana anunció su adiós al Liverpool el próximo mes de junio. Se cierra un ciclo que empezó a apagarse con el adiós de Sadio Mané el pasado verano estamos ante el final de una delantera a la altura de las más míticas de un club pródigo en leyendas. Apenas resta Salah como rescoldo de un trío que lo ganó todo con el club mientras piezas como Gakpo, Darwin Núñez o el lesionado Luis Díaz se afanan, en algún caso con más esfuerzo que acierto, en buscar su propio camino. No lo tienen sencillo y en ese trayecto hay más adversidades que alegrías, pero al menos este fin de semana la delantera del Liverpool volvió a ser un martillo y, en definitiva, el equipo retomó el aire vibrante en el que se embutió cuando Jürgen Klopp desembarcó en la orilla del Mersey. Sin riendas, con una delantera desbocada, el Liverpool apabulló al Manchester United en una demostración que invita a que el Real Madrid active las prevenciones ante el duelo de Champions del próximo día 15. El Liverpool, al menos, a 5 de marzo, ha vuelto.
Fue el mejor partido de la temporada en Anfield, una gozada en la que por una vez el Liverpool mantuvo el ritmo sin flaquear. En otras ocasiones apenas lograba activar sus señas de identidad durante unos pocos minutos. No ocurrió así contra el archirrival mancuniano, que sobrevivió a un inicio pasional en el que algunos de sus futbolistas más fiables se vieron superados, por ejemplo Casemiro, una sombra del que se echó a la espalda al equipo en los últimos partidos.
Con todo, el United fue a más y pareció hacerse con el control de la situación en torno a la media hora de partido. Fue un espejismo, engordar para morir. Antony se mostró en un par de caracoleos, Casemiro marcó en fuera de juego, pero antes del descanso todo empezó a derrumbarse para el equipo de Ten Hag cuando Robertson, excelso para darle salida al Liverpool desde el flanco izquierdo, generó una ventaja para que Gapko picase desde la izquierda hacia dentro para colocar la pelota en la red.
Llegó el descanso, pero en realidad ahí había empezado todo. En la sala de máquinas no cesó de echar más madera el joven Elliott, que nada más regresar al campo regaló el segundo tanto, y kilos de confianza, a Darwin Núñez. Y ya fue un no parar, un crescendo que se definió con una de esas contras excelsas que Klopp dibuja en su pizarra y en la que Salah descalabró a Lisandro con una conducción maravillosa que pasó de lo trepidante a lo sutil con un pase que mereció una definición de Gakpo plena de clase.
El desplome tuvo entonces tintes históricos porque el Liverpool vio herido a su rival y fue despiadado. Cuatro goles más llevaron todos la rúbrica de la criticada delantera que trata de sostener Klopp. Gakpo, Núñez y Salah, que superó a Robbie Fowler, como máximo realizador histórico del equipo en la era Premier con 129 dianas, firmaron sendos dobletes. Y la pincelada final la puso el artista, Bobby Firmino. “Si, senor. Give the ball to Bobby and he will score. [Si, señor, dale el balón a Bobby y el marcará]”, cantaba The Kop mientras King Kenny Dalglish sonreía en la grada.
Los puntos, que se antojan vitamínicos, relanzan al Liverpool en la búsqueda de la cuarta plaza que le permita repetir presencia en la Champions, objetivo que pende de ese hilo si se confirma la eliminación en Madrid. La derrota del Tottenham en Wolverhampton le deja a tres puntos de ese objetivo, con un partido menos que los Spurs y el golaverage, arreglado con la goleada al United, encarrilado en caso de igualdad final. No muy lejos, a siete puntos otea a su vapuleado rival, que ya debe de mirar más hacia sus perseguidores que a un liderato que se le escapa a 14 puntos y que deberá levantarse de un mamporro de época.
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