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PAISAJES
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Busquets, un 5 que es un 4

Si Pep le daba carrete a Sergio era porque veía cosas en él que ninguno de nosotros podríamos ver, ya que solo él sabia de la dificultad de esa posición

Busquets
Sergio Busquets controla el balón en el partido de Europa League contra el Manchester.OLI SCARFF (AFP)
Andoni Zubizarreta

Era mayo de 2006 y el Barça jugaba la final de la Champions en el Stade de France contra el Arsenal. La Junta Directiva del Barcelona presidida por Joan Laporta tuvo a bien invitar a los que habíamos conseguido la primera Champions en Wembley y ahí que nos fuimos Luken y yo para disfrutar de ese momento que esperábamos glorioso. Al llegar al estadio me encontré como compañero de localidad a Carlos Busquets que venía con sus hijos, Sergio y Aitor. Y en ese momento conocí a Sergio, un chico alto y espigado, con una mano escayolada, que jugaba de delantero y que cumplía su primera temporada con el juvenil A del Barça.

Luego le perdí la pista y volví a saber de él cuando Pep Guardiola lo subió al primer equipo del Barça y le dio los mandos del juego en esa posición que Pep tanto y tan bien conoce porque si hay un jugador que domina todos los arcanos de esa posición en un sistema de juego como el del Barça es Guardiola. En aquello tiempos del Dream Team, Johan Cruyff intentaba que comprendiésemos las tareas de las diferentes posiciones de su 1-3-4-3 poniéndole números a cada posición y ese generó un lenguaje en el que todos los que formamos aquella plantilla nos comunicamos. Pero, si había una posición que era la clave de todo el esquema era la que Johan definía como el 4, ese que siempre había sido un pivote centrocampista defensivo pero que en el caso de Johan también daba salida al balón, marcaba el ritmo del juego, se debía perfilar perfecto para dar salida al balón por el otro lado del campo y también cerraba la línea de pase al delantero centro contrario para liberar de trabajo a los centrales. Además, subía la línea del campo para jugar todos juntos, defendía los saques de esquina como si fuera un central, bueno tal vez un poco menos, y acudía a equilibrar el equipo para parar la salida del ataque rival teniendo el perfecto timing para no ir demasiado pronto -dejando muchos huecos al rival- o demasiado tarde -sin ninguna posibilidad ni de robar el balón ni de hacer falta para interrumpir el juego-.

La palabra que definiría al 4 era equilibrio. Y eso lo hizo de maravilla Pep jugando de 4… con el 3 en la camiseta ya que el 4 era propiedad de Ronald Koeman.

Si Pep le daba carrete a Sergio era porque veía cosas en él que ninguno de nosotros podríamos ver, ya que solo él sabía de la dificultad de esa posición que tanto da en el equilibrio y que tanto sufre en la desorganización. Cosas que solo se “ven”, se sienten cuando has estado ahí protegiendo las espaldas de los artistas de la delantera, dándole ritmo y velocidad al balón, viendo el pase un segundo antes que todos y volviéndolo a encontrar cuando el rival, en ese segundo, había cerrado esa línea de juego. Y aquel joven Sergio Busquets se preparó para la dura prueba del 4 enfundado en una camiseta con el 28 que indicaba que era jugador del Barça B.

Todo lo demás de la carrera de Sergio, sus logros extraordinarios, su carrera deslumbrante ya la conocen todos ustedes, pero esa capacidad de ayudar a todos los que juegan y han jugado con él solo la saben aquellos que han compartido campo y vestuario en el Barça y en la selección española (aquella dupla con Xabi Alonso es de los momentos estelares de nuestro fútbol), aquellos a los que tantas veces ha salvado tras un error, aquellos que se han encontrado el balón justo en las condiciones de ser jugado, justo en la pierna debida, justo en el tiempo perfecto. Justo el 4 soñado por Pep, seguramente también por Johan, solo que vestido con la camiseta con el 5.

Para que todo siga siendo disruptivo.

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