Laia Codina respalda ante el juez la versión de Jenni Hermoso sobre el beso “no consentido” de Rubiales
La jugadora del Arsenal declara en la Audiencia Nacional como testigo en el caso contra el expresidente de la Federación
Jennifer Hermoso ha sumado otro testimonio a su favor en el caso Rubiales, la investigación abierta en la Audiencia Nacional por el beso en la boca que le dio Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), tras la final del Mundial femenino. Laia Codina, defensa central del Arsenal y compañera de la selección de Hermoso, ha declarado este viernes ante el magistrado Francisco de Jorge y, según confirman fuentes jurídicas, ha respaldado la versión de la delantera, que relató a la Fiscalía que el beso fue “no consentido” y que recibió presiones durante los días posteriores para que saliera en público a respaldar al máximo directivo del organismo.
El testimonio de Codina llega con retraso. La jugadora debía comparecer el pasado 16 de noviembre, pero su declaración se suspendió por problemas con la citación. El magistrado acordó entonces volver a llamarla este viernes. Y, esta vez, el interrogatorio ha podido desarrollarse con normalidad. Ella ha respondido a las preguntas por videoconferencia, desde los juzgados de Pontevedra, ya que se encuentra concentrada en Sanxenxo con la selección, que juega en la noche de este viernes un partido contra Italia en la Liga de Naciones.
Según fuentes jurídicas, durante más de media hora la defensa del Arsenal ha ofrecido abundantes detalles sobre las horas y días posteriores al beso. La deportista se ha referido a los momentos vividos por las jugadoras en el vestuario tras la entrega de medallas, y también al viaje que hicieron a Ibiza para celebrar el triunfo —adonde se desplazaron dos hombres de confianza de Rubiales, Albert Luque y Rubén Rivera, para coaccionar presuntamente a Hermoso—. Codina ha subrayado que su compañera les dijo que el beso no fue consentido y que, aunque a ella no le pidieron que hablara con Hermoso, sí que observó el trajín para presionarla supuestamente a ella y a su entorno, según coinciden varias fuentes presentes en el interrogatorio. La testigo ha rechazado hacer declaraciones a los medios tras abandonar los juzgados de Pontevedra.
Tras el beso, Codina ya fue una de las jugadoras que salió en público a explicar cómo se había vivido el incidente entre las internacionales. En Catalunya Ràdio, preguntada por el beso, lo relató así: “En el vestuario empezamos a ver noticias, pero cuando realmente empezamos a ser conscientes de los hechos, también del gesto de Rubiales junto a la Reina, fue en el autobús. Es cuando realmente somos conscientes de ello, cuando una de las veteranas nos dice: ‘Cuidado, chicas, eso que ha pasado es muy serio, es inaceptable y debemos condenarlo porque, al final, no deja de ser un abuso de poder del jefe hacia una jugadora, que podría haber sido cualquiera de nosotras”.
Con este testimonio de la jugadora del Arsenal, el sumario cuenta ya con las declaraciones de cuatro jugadoras de la selección que corroboran la tesis de Hermoso. A principios de octubre, otras tres futbolistas respaldaron ante el juez a su compañera: Alexia Putellas, Irene Paredes y Misa Rodríguez. Putellas seguía a Hermoso en la fila para recibir la medalla de ganadoras del Mundial, momento en el que se produjo el beso en la boca. Ella y Rodríguez también viajaron con Hermoso a Ibiza.
Este viernes, el juez De Jorge ha cerrado una amplia ronda de interrogatorios, que comenzó el 15 de septiembre con la declaración como imputado de Rubiales. El expresidente de la RFEF negó las acusaciones, pero el magistrado le impuso una orden de alejamiento de 200 metros de la jugadora. Después, conforme avanzaron las pesquisas, el instructor también imputó a Luque, Rivera y al exseleccionador del equipo femenino Jorge Vilda. Al igual que su antiguo jefe, los tres negaron las coacciones a Hermoso. El magistrado prevé ahora tomar declaración a la víctima: De Jorge ha citado a Hermoso el próximo 2 de enero.
La Audiencia Nacional abrió las pesquisas sobre el caso Rubiales en septiembre, después de recibir una querella de la Fiscalía. El ministerio público, que tomó declaración a Hermoso, puso sobre la mesa dos delitos: uno de agresión sexual, por el beso “no consentido”; y otro de coacciones, por las supuestas presiones desplegadas en las horas y jornadas posteriores contra la deportista y su entorno. Según la Fiscalía, la futbolista describió cómo padeció una “presión constante y reiterada por parte de Rubiales y el entorno profesional de este para que justificara y aprobara los hechos”. “Hermoso sufrió una situación de hostigamiento, en contra del desarrollo de su vida en paz, tranquilidad y libremente”, especificaba la denuncia.
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